Unos siete kilómetros al este de San Rafael de Guatuso se asentaron, hace unos 50 años, varios agricultores. Así nació lo que hoy es Patastillo, un disperso poblado donde 30 familias comparten un sueño: tener teléfono fijo.
La promesa de que el servicio estaría a disposición muy pronto llegó desde hace una década.
Una visita a la zona de representantes del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) ilusionó a los vecinos, quienes corrieron a la agencia más cercana a formalizar la solicitud de telefonía.
Cada familia pegó en la ventana de su casa, en un lugar visible, como manda la norma, la hojita con el número de solicitud.
La espera, que al principio era de unos meses, se prolongó años, a tal punto que las solicitudes vencieron y algunos vecinos ni las renovaron, contó Adriana Torres.
Esta madre de tres hijos resuelve sus necesidades de comunicación con un celular, aunque reclama una mejor cobertura pues debe trasladarse de un lugar a otro en la casa para lograr señal.
Artémido Villegas, también vecino de Patastillo y miembro de la Asociación de Desarrollo de ese poblado, ha sido uno de los más persistentes con el asunto de los teléfonos.
Sin embargo, la última noticia que tuvieron sobre el proyecto fue hace tres años, cuando colocaron unas torres. “Nunca volvimos a saber nada”, dijo.