Costa Rica vuelve a aparecer en la lista de diez peores países del mundo para conducir. Importación de autos sigue con fuerte aumento este año. Conductores mañosos agravan presas en la GAM. 3.000 empleos se pierden por las presas en Belén. Gobierno flexibiliza horarios de trabajo para combatir presas. Habitantes de GAM pierden 15 días al año en las presas. Presas roban minutos vitales a la atención de emergencia. Grandes obras nacen sin planes para controlar presas.
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Al fin decidieron meterme en su “honorable” lista de personajes del año. Hace tiempo les doy qué hablar, les lleno las páginas de contenido y titulares, les aumento los likes y hasta ahora lo reconocen los muy malagradecidos.
Supongo que hasta este año sienten que verdaderamente me gané el título... que realmente los estoy ahogando, volviéndolos locos. Me sabe tan rico.
Logré hacer todo lo que siempre quise. Todos los días, todos los medios me mencionan. Me aborrecen. Me maldicen cada vez que convierto calles en parqueos; es decir, siempre. No me importa. Que sigan, que eso me hace más fuerte.
Ya nadie quiere saber más sobre mí. De hecho, fui uno de los últimos personajes del 2016 en encontrar a alguien que se animara a perfilarme. Ya canso, dicen. A mí me dan lástima. ¿Nadie les dijo que llegué y no me iré pronto?
Supongo que prefieren ignorarme porque me subestiman. ¿No están viendo lo que soy capaz de hacer? ¿Cuál otro personaje de esta listilla es capaz de detener el tiempo, de chupar segundos, minutos, horas... cada día, todos los días? Ninguno.
Como últimamente todo gira a mi alrededor y para no perder la costumbre, hablemos sobre mí. A los incrédulos que les hace tanta falta las citas y respetadas fuentes para validar un punto, acá les va.
“La congestión del transporte en la GAM genera costos. Se estima que la pérdida de tiempo fue equivalente a un 1,9% del PIB en 2005 y a un 2,0% del PIB en 2009 (aproximadamente $590 millones)”, publicó el Estado de la Nación el año pasado. “El consumo adicional de combustible por esta razón para el período estudiado se calcula en cerca de un 6,5%”.
En realidad, ésto no es nada nuevo. No sé por qué les sorprende. Ese mismo programa viene con la misma cantaleta desde hace años. Además, dijeron en el 2014 que existe una explosión vehicular sin atender, y que entre 1980 y ese año la flota vehicular creció 673%, y la de autos particulares en un 915%.
¿Ven? Me echan a mí la culpa pero fueron ellos mismos los que me crearon. Yo no decidí existir. Lo hicieron ellos, con su adicción a los carros, con sus pésimos servicios de transporte público, sus angostas “carreteras” (si es que así se les puede llamar) y sus pobres alternativas para moverse. Ahora, es a mí a la que señalan. ¿Con qué cara?
Son míos. Me pertenecen, sí. Pero si existo es porque ellos mismos me dejaron el camino libre... me alimentaron y me dieron poder.
No saben lidiar conmigo, o tal vez sí. Pero los pleitillos liderados por intereses políticos y económicos son los que impiden que me vaya. Poca visión, le llaman. Yo feliz.
Tampoco crean que tengo una posición injustamente autoritaria. No, no. Apenas pueden, me usan. “Me quedé pegado en una presa”, “estoy agotado de manejar, no quiero salir”, “la calle está colapsada, no podré llegar”, le dicen una y otra vez a sus amigos, jefes y familiares para evadir compromisos. A veces es cierto... la mayoría del tiempo. Otras no. Es ahí cuando más los odio por hipócritas.
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Ticos viajan más por aire para evitar presas en tierra. Presas sin remedio hacen de cada carro un mundo aparte. Accidentes, lluvias y caída de árbol generan caos vial en Área Metropolitana. Antigüedad de la flota y presas empeoran la calidad del aire en Costa Rica. Presa en carretera saca de control a dos conductores en la 27. Tránsito se compromete a elevar controles contra presas a partir del martes. Tránsito pide a conductores conciliar en accidentes para evitar presas.
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En junio, logré que un tal Diego Rodríguez durara siete horas encerrado en su carro, “manejando” de Tibás a Desamparados, pasando por Escazú. Se los juro. Repartió su enojo por Facebook y se hizo un escándalo. No lo hice yo sola, obvio. Tuve mucha ayuda: huelgas, carreteras cerradas, camiones repartidores mal parqueados, estrechas calles. Lo de siempre. Fue un trabajo en conjunto.
Un día de éstos, una periodista de La Nación escribió sobre la tortura que la hice pasar cuando el recorrido desde Tibás hasta su casa, a 12 kilómetros de distancia, duró dos horas. “Solo quería apagar el motor. Bajarme. Gritar. Orinar ahí mismo. Detener el tránsito con mi espectáculo. Dejar el carro botado y seguir a pie hasta mi casa”, escribió.
Esos son los momentos que más disfruto: verlos perder la cordura, desarmarlos.
Mientras tanto, ahí van, manejando solos como en ataúdes rodantes. Unos miran el teléfono, otros escuchan la radio, otros se pierden en sus cabezas para que el martirio se sienta menos duradero. Todos con caras largas, eso sí. Aunque la que me alargo soy yo.
Mi presencia es cada vez más prolongada, cada vez más molesta, cada vez más imponente. La que manda en las calles soy yo, y eso es un puñetazo a su estúpido ego.
Según una encuesta de la Contraloría General de la República, en la GAM el 25% de las personas tarda más de dos horas al día en llegar a su destino. ¿Quién lo hace? Yo. Pero si con este dato aún continúan escépticos sobre las dimensiones de mi dominio, volvamos a las palabras de un par de expertos más.
“Ciudades como San José nunca fueron pensadas para soportar el ingreso de cerca de 300.000 vehículos y al menos 20.000 autobuses diariamente, y tampoco para el crecimiento de la población, la cual pasó, en los últimos 35 años, de 2.300.000 en 1980 a 4.700.000 aproximadamente en el 2014”, escribió Luis Gerardo Fallas, especialista internacional en derecho del transporte.
“Costa Rica es el país de Centroamérica con más vehículos. En el 2011, se registraron 188 por cada mil habitantes, lo que lo sitúa en el sexto lugar en Latinoamérica con más autos, según la base de datos del Banco Mundial . El fenómeno ha sido incentivado por las facilidades para acceder a la compra de un vehículo mediante las agencias y los bancos ”, continuó.
Ahora, si creen que solo tengo la capacidad de influir en la pérdida de tiempo, dinero y sensatez, están muy equivocados. Elliot Garita, cardiólogo del Hospital Clínica Bíblica, va más lejos: “La lentitud de la solución empieza a afectar más allá de lo que vemos. Es un problema de salud pública, pues aumenta los casos de descompensación en hipertensos, empeora los tiempos de comida y esto repercute en el aparato digestivo, aumenta la tensión al manejar y favorece la existencia de choferes cada vez más imprudentes”.
¿Siguen dudando?
En otros países han logrado organizarse para destruirme, los malditos. Yo acá respiro tranquila. Hay algunos grupos de ingenuos ciudadanos que creen que son capaces de deshacerme de mí. Han empezado a movilizarse para exigirle soluciones al gobierno de turno.
Se creen mejores que yo. No lo son. Entre todos me crearon. Lo que no saben es que somos uno, somos lo mismo.
¿Qué sería del mundo si no hay caos? Algunos genios ya se lo han preguntado; El Guasón, V de V de Venganza , por ejemplo. Pero al menos ellos tenían un contrapeso, alguien que inyectara de emoción al juego. ¿Yo a quién tengo?
Hasta que nadie se atreva a darme una pelea decente, acá me quedaré. Pero eso no va a pasar pronto, ¿cierto? Seguiré esperando sentada hasta que aparezca alguien que se digne a retarme, a demostrar que estoy equivocada. No me la dejen tan fácil que ya se está empezando a volver aburrido. Los reto.