Pobladores de tres comunidades en Siquirres (Limón), cuyos acuíferos fueron envenenados por químicos de una piñera recibieron, finalmente, un sistema de agua potable.
Las obras son para la comunidad de El Cairo, La Francia y Luisiana de Siquirres, en las que 7.100 personas se benefician con la infraestructura, cuya duración prevista es de al menos 20 años.
El agua que llega ahora por las tuberías proviene de tres nacientes localizadas en La Alegría de Siquirres y otras cedidas por el acueducto comunal La Herediana, informó este jueves el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
El sistema de suministro beneficia a un total de 11 poblaciones en esta zona pues también lleva agua, por primera vez sobre tubería, a otras comunidades como El Peje, El Silencio, Bellavista, Acasi, La Catalina, 3 Millas, 4 Millas, Asentamientos Los Gavilanes y Seis Amigos.
La inversión en estos 82 kilómetros de tubería de conducción y distribución se estima en ¢2.226 millones aportados con fondos provenientes del Banco KFW, AyA, el Instituto de Desarrollo Rural, el Fondo de Asignaciones Familiares, la Municipalidad de Siquirres e incluso la propia comunidad.
Ese gasto también comprende obras de captación de agua e interconexión, tanques, 1.066 previstas domiciliares con sus respectivos medidores de agua, instalación de válvulas de limpieza y 10 pasos elevados tipo cercha, entre otras obras.
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El proyecto clausura una historia de contaminación de nacientes en las comunidades de El Cairo, La Francia y Luisiana por la actividad agrícola de siembra de piña que obligó al AyA a suministrar agua en cisternas desde el 2003.
A lo largo de ocho años, el AyA gastó más de ¢430 millones llevando agua a las tres comunidades de Siquirres afectadas por la contaminación con agroquímicos generada por una sola piñera, según el informe de egresos del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) entre 2007 y 2015.
La entidad empezó a repartir el líquido una vez demostrado que una compañía piñera contaminó los acuíferos con tres plaguicidas peligrosos, por lo que, basándose en un principio precautorio, el Ministerio de Salud ordenó a la población dejar de consumir esas aguas.
A falta de una directriz de Salud para interrumpir el transporte del líquido –y a pesar de que desde el 2012 no se hacen pruebas de contaminación en los acuíferos–, el AyA seguía llevándoles agua en camiones: más de 37.756 metros cúbicos (m³) de líquido.