El desajolo de un terreno anexo a finca La Carpio, en La Uruca, San José, derivó este miércoles 9 de marzo en un enfrentamiento. La Fuerza Pública y la Policía Municipal de San José tuvieron que lanzar gases lacrimógenos ante el ataque a pedradas por parte de habitantes de la ciudadela, que no eran los desalojados.
La acción policial comenzó minutos después de las 9 a. m. y se prolongó por hora y media, sin ningún conflicto, pues las personas que estaban en la propiedad desalojada salieron sin oponer resistencia.
No obstante, cuando los policías se disponían a dejar la zona recibieron el ataque a pedradas por parte de pobladores de La Carpio, sin relación con el operativo.
Rándall Picado, jefe de Fuerza Pública de San José, informó de que dos policías resultaron lesionados. Ambos fueron atendidos por paramédicos en el sitio.
Al filo del mediodía, algunos de los agitadores reunieron montones de basura y le prendieron fuego para impedir el paso de vehículos particulares y transporte público. Nadie podía salir ni ingresar de la comunidad.
La labor de los oficiales aquí estaba dirigida inicialmente a procurar la salida de unas 200 familias o 1.000 personas, entre costarricenses y nicaragüenses que levantaron ranchos o carpas en los últimos 15 días en un propiedad ubicada contiguo al relleno sanitario, donde pretendían establecerse.
El director de la Policía Municipal, Marcelo Solano, declaró que por tratarse de una invasión de terreno en curso no se necesitaba una orden judicial para el desalojo.
La finca ocupada de manera ilegal es propiedad de un hombre costarricense de apellidos Beckles Bonilla. Según el Registro Nacional tiene una extensión de 47.000 metros cuadrados.
A las 4 p. m., Solano manifestó que el área del desalojo estaba “totalmente despejada”, que la maquinaria ya había concluido la demolición de las carpas y ranchos.
Testimonios
El desalojo, que era el objetivo de las autoridades, sí se desarrolló de manera pacífica, aunque con reclamos, pues los involucrados alegan ser personas sin casa ni trabajo.
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“Tenemos más de 15 días de vivir aquí, fuimos de las primeras personas en llegar, es que una amiga se vino para acá y como nosotros tenemos necesidad, vinimos. Luego vino la otra gente, son personas sin casa y desempleadas”, dijo Janeth Carrillo.
Esta madre soltera relató que antes de llegar a La Carpio pagaba 120.000 de alquiler, pero ya no podía cubrir ese gasto.
“Tenemos ocho días de estar acá, ustedes creen que si nosotros tuviéramos una casa, como todos ustedes la tienen, estaríamos aquí invadiendo un territorio. Sabemos que ese terreno no es de nosotros, pero el dueño no está aquí”, añadió Maryeri Martínez.
Con la intervención, las autoridades procuran evitar la ampliación de La Carpio, uno de los asentamientos más grandes de San José, que se inició en los 90 como precario, pero en los últimos años entró en un proceso de titulación y ha sido beneficiada con una serie de obras comunales y de acción social.