Entre diciembre y febrero algunas áreas verdes del país se tiñen de lila gracias a las flores de Santa Lucía, un brote considerado también como un “agüizote” de fin y principio de año para algunos costarricenses.
Las ageratum conyzoides, como es su nombre científico, son anuales y pueden completar su clico de vida en dos meses. Sin embargo, aunque se sequen, nunca pierden su color. De acuerdo con la Universidad de Florida, este tipo de flor forma poblaciones densas donde la fertilidad del suelo es alta, pero puede sobrevivir y reproducirse en suelos de baja fertilidad. Asimismo, prefiere los suelos húmedos para desarrollarse, pero también crece en áreas secas.
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Por otro lado, aunque la planta sea considerada como una maleza para los cultivos agrícolas, lo cierto es que para numerosos ticos es indispensable llevarla en su cartera. A continuación le explicamos el porqué.
Como se mencionó al inicio, el cortar una flor de Santa Lucía es un “agüizote” para iniciar bien el año y lo que representa específicamente la abundancia.
La creencia popular asegura que cuando la persona tiene una flor de este tipo en su cartera el dinero nunca le faltará. De hecho, al momento de entregarla a otra persona con esa intensión, se debe decir: “Te corto esta flor en enero —o febrero— para que con ella, el Señor te repare, paz, amor y dinero el año entero”.
En el 2018 la Universidad de Costa Rica (UCR) comprobó, en un estudio para el que se encuestaron a 1.000 personas, que este es el “agüizote” de fin y principio de año más utilizado por los costarricenses.