Mientras aquí las dirigencias de los partidos se preparaban para conquistar la mayor cantidad de votos hoy, a 13.842 kilómetros de Costa Rica, en Sídney, Australia, los ticos radicados en Oceanía ya decidían quién será el próximo presidente de Costa Rica.
Ellos votaron a partir de las 9 a. m. (5 p. m. hora de Costa Rica).
Al igual que para la primera ronda, James Alvarado, quien reside en Sídney hace nueve años, llegó a las puertas del consulado costarricense a las 6 a. m. para ser el primero en ejercer el voto.
“A pesar del friíllo, es el amor por Costa Rica lo que lo motiva a uno a venir desde temprano”, afirmó el funcionario de una firma de químicos para piscinas.
El joven, de 32 años, exteriorizó su esperanza de que pronto se implemente el voto electrónico para que quienes viven en el extranjero tengan mayores posibilidades de ejercer ese derecho.
A las puertas del consulado llegó una hora después Gloriana Quirós, quien, pese a tener que viajar en avión aproximadamente cuatro horas desde Wellington, Nueva Zelanda, nunca dudó en ir a cumplir con su deber ciudadano.
Quirós explicó que para la primera ronda no tuvo la posibilidad, pero un descuento en su boleto aéreo que había reservado para estas fechas le coincidió con los comicios, por lo que lo aprovechó , pues se trata de un “voto decisivo”.
También sufragaron en la primera media hora desde que se abrió la urna Marco Antonio Mora y Emilia González, quienes aseguraron estar decididos por un candidato desde el pasado 2 de febrero.
Según el consulado costarricense en Australia, en la actualidad residen 193 costarricenses en ese país, de los que 103 son hombres y 90 mujeres. Mientras tanto, en Nueva Zelanda son 32 los ciudadanos registrados.
Todos ellos son parte de los 12.600 costarricenses que pueden votar en el extranjero en 51 consulados en 40 países.
Así como ocurrió con el recinto en Australia, se abrieron ayer las urnas en Tokio, Japón; Pekín, China, y Nueva Delhi, en India.
Igualmente las de Tel Aviv, en Israel; Moscú, Rusia; Berlín, Alemania, y Madrid, España.
Hoy, las primeras en abrirse están ubicadas en Suramérica, como son las de Brasilia, en Brasil, y Buenos Aires, Argentina.