Las ráfagas de viento balanceaban las palmas recién bendecidas que Reina Alvarado llevaba bien asidas en sus manos. Una mascarilla la protegía como único vestigio de la pandemia, cuya sombra todavía no se disipa del todo.
“Es algo maravilloso. Especialmente para nosotros los adultos mayores, que nos tenían confinados por mucho cuido. Aquí, como es zona azul (personas muy longevas) hoy somos muchos los adultos mayores que estamos participando de las actividades, porque el pueblo nicoyano es muy devoto de la virgen de Guadalupe y de San Blas”, comentó.
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Según dijo, desde la vela de la Virgen de los Dolores, el sábado, la comunidad empezó a festejar con chicheme y comidas. Se veló toda la noche, contó Reina Alvarado. Todas las comunidades aledañas recuerdan estos momentos de la liturgia, y para este domingo es el ingreso triunfante de Jesús en Jerusalén antes de su muerte en la cruz.
Otra nicoyana reconoció la importancia de volver a las procesiones. “Se nota la alegría de volver a las calles. Esto nos renueva la fe”, comentó mientras, al fondo, se escuchaba a la cimarrona interpretar una de las canciones más emblemáticas de este Domingo de Ramos: “¡Tú reinarás, este es el grito que ardiente exhala nuestra fe. Tú reinarás, oh rey bendito, pues tú dijiste reinaré. Reine Jesús por siempre, reine su corazón, en nuestra patria, en nuestro suelo, que es de María la nación!”
En Nicoya, Guanacaste, la procesión se inició pasadas las 8 a. m. de este domingo, con un cielo completamente despejado y muy ventoso. En la capital, aunque algunas nubes se quieren colar, las actividades religiosas iniciaron a las 9:30 a. m. en la parroquia Nuestra Señora de la Soledad con la celebración eucarística, la bendición de las palmas y la lectura del Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén. Luego hubo procesión a la Iglesia catedral Santuario Nacional.
En su disertación inicial, el arzobispo de San José, monseñor José Rafael Quirós, hizo un llamado a decenas de fieles que se congregaron en las inmediaciones de la plazoleta de La Soledad a participar, dijo, con alegría y gozo y con el cuidado que todavía se necesita mantener por la pandemia.
“Ojalá que aclamemos al Señor desde la profundidad de nuestro corazón. Que sintamos que nuestro corazón palpita por esa alegría de contemplar al Señor que camina con nosotros y llega a Jerusalén. Que este sea un signo para nuestro país, que necesita caminar por los senderos del Reino.
“Lo vamos a caminar con alegría y gozo. Vamos a iniciar este momento significativo. Así iniciamos nuestra celebración e inauguramos la celebración esperanzadora y meditativa de total apertura de mente y corazón al Señor, que nos invita a seguir”, dijo monseñor Quirós pocos minutos antes de iniciar la procesión a la catedral.
“Las procesiones ayudan al fervor. Ojalá que ayuden al auxilio y fomenten la piedad. Que no se quede en simples tradiciones. Al recorrer estas calles, en San José, queremos decir que el Señor siga recorriendo las calles de nuestro país. Los invito a vivir esta Semana Santa como una semana de reflexión y de tomas de decisiones”, agregó el arzobispo para quien dos años de pandemia no han debilitado la fe.
“Dos años en que no hemos dejado de estar en esa relación estrecha con el Señor. Dos años en que Él no nos ha abandonado, ha estado junto a nosotros. De la misma manera que llegó a Jerusalén, permanece fiel y dándose a cada uno pero llamándonos, dejándonos impresionar por lo que sucedió y sigue sucediendo en nuestra historia”, puntualizó luego en el sermón en la catedral metropolitana.
En Cartago, la procesión transcurrió por algunas de las principales calles de la Vieja Metrópoli en su ruta hacia la basílica de Nuestra Señora de los Ángeles. No importó el frío y los vientos fuertes de las primeras horas. Decenas de cartagineses asistieron a la primera procesión en dos años. Su fervor pudo más que el frío.
“Para nosotros lo más importante es que se puedan celebrar las actividades litúrgicas con presencia de fieles con total total normalidad. Lo más importante de la Semana Santa son las celebraciones litúrgicas, pero a la vez todo lo que tiene que ver con la piedad popular. Esto no deja de ser importante para la comunidad católica, sobre todo para las comunidades con más tradición”, dijo el presbítero y rector de la basílica, Miguel Adrián Rivera.
El Ministerio de Salud autorizó a la Iglesia católica para realizar las procesiones de Semana Santa este año, bajo la condición de que se respeten las medidas sanitarias establecidas para eventos de concentración masiva. El permiso se dio el 28 de febrero anterior.
Desde el 24 de ese mes, la Conferencia Episcopal le había solicitado el permiso al ministro de Salud, Daniel Salas, para retomar las actividades, pues en los últimos dos años las celebraciones fueron suspendidas para evitar contagios de la covid-19.
Al inicio de la pandemia, muchos de esos rituales tuvieron que organizarse de manera virtual. Luego, con aforos reducidos, para disminuir el riesgo de contagio.
La caída en el número de contagios, pero sobre todo de hospitalizaciones y muertes relacionadas con la covid-19, permitió al Gobierno suspender medidas, como la restricción vehicular sanitaria, y ampliar aforos. Esto rige desde marzo y se amplió en abril de cara a una mayor apertura económica.
Templos llenos
Para Maribel Jiménez resultó imposible ocultar su “alegría, gozo y bienestar” por volver a las procesiones. Ella participó en la procesión organizada por la parroquia Santiago Apóstol, de Río Segundo de Alajuela. Aquí, con una afluencia bastante grande como también se notó en otras comunidades del país, la procesión recorrió unos 300 metros hasta el templo.
En el camino, las casas de los vecinos lucieron globos rojos y blancos y muchas palmas. Danilo González reconoció que volver a las procesiones es una muestra de confirmación de la fe. “Pero con la responsabilidad de cuidarnos para poder empezar y tener una Semana Santa como se acostumbraba desde siempre. La fe y devoción no se pierden”, recalcó González.
El uso de las mascarillas fue el invitado que no podía faltar para poder hacer las cosas como el Ministerio de Salud las pide.
El cura párroco Alexander Ramírez inició la procesión con la bendición de palmas y luego procedió el recorrido con los apóstoles, los 12 con mascarilla, seguidos por la imagen de Cristo Rey.
En Cartago, el fervor es mucho. En la casa de Ana Cecilia Jiménez se recibió desde ayer la imagen lo cual le llenó de mucho consuelo después de haber perdido a su esposo hace nueve meses.
“Mi hijo habló para que la imagen estuviera aquí antes de la procesión, la tenemos desde ayer (sábado 9 de abril) en la tarde. Es todo un honor que Él visite mi casa y le pedí muchas bendiciones para toda la familia. Para mí ha sido muy emotivo porque es como un acompañamiento después de lo difícil que fue el año pasado por la enfermedad y pérdida de mi esposo”, dijo Jiménez.
Colaboraron los corresponsales Andrés Garita, Edgar Chinchilla y Fernando Gutiérrez.