Trece años de esfuerzos por reverdecer el Parque Metropolitano La Sabana, en San José, llegaron a su fin este martes, Día del Árbol, con el cierre del proyecto “Una Nueva Sabana”.
La iniciativa para mejorar el pulmón josefino implicó 54 jornadas de siembra, en las cuales participaron 93 organizaciones y 4.900 voluntarios. Fue impulsada por Scotiabank y el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder).
Durante esas jornadas, se distribuyeron 238 especies nativas de árboles (18 en peligro de extinción) entre los 5.071 plantados, mientras se iban retirando 3.262 árboles enfermos o no nativos, informaron las entidades en un comunicado.
La intervención en La Sabana se realizó entre los años 2011 y 2019, mientras que en el 2020 y parte del 2021, se llevaron a cabo labores de mantenimiento forestal y jardinería.
Durante estos años, se plantaron especies como: Guaiacum sanctum (Guayacan real) y Cedrela salvadorensis (Cedro bateo), que están en vías de extinción.
También se colocaron Dalbergia retusa (Cocobolo), Tecoma stans (Vainillo), Simarouba glauca (Aceituno), Astronium graveolens (Ron ron), Senna hayesiana (Abejoncillo), Plumeria rubra (Flor blanca), Pentaclethra macroloba (Gavilán) y Posoqueria latifolia (Guayaba de mono), entre otras.
Un grupo de privados de libertad se incorporó al proyecto mediante una alianza con el Ministerio de Justicia y Paz.
Algunos trabajaron en el vivero del Centro de Atención Institucional Jorge Arturo Montero Castro (conocido como La Reforma), en San Rafael de Alajuela, donde se cuidaron 2.309 árboles.
Otros participaron en la fabricación de mobiliario, como mesas para días de campo, rótulos, estaciones de reciclaje, barandas y basureros. Del taller de ebanistería del Centro de Atención Semi-institucional San Luis (en Santo Domingo de Heredia), se produjeron más de 500 piezas de mobiliario con madera extraída en el proceso de sustitución por especies autóctonas.
Estos artículos luego se distribuyeron en diversos parques recreativos e instalaciones administrados por el Icoder.
Como efecto del remozamiento forestal, la siembra de especies nativas también elevó la cantidad de aves registradas y avistadas en el parque.
En una década, se pasó de 13 a más de 140 especies de aves residentes y migratorias, que hoy encuentran refugio en La Sabana. La presencia y abundancia de aves son indicadores biológicos del estado de salud de este espacio.
El programa se lanzó en el 2008 cuando se iniciaron los estudios para identificar los alcances y necesidades para robustecer la flora en el parque capitalino.
Aquella investigación reveló la necesidad de sustituir árboles enfermos ante el riesgo de afectar las especies sanas y por representar un peligro para los visitantes, debido a la caída de ramas.
En el proyecto también participaron el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) y la organización Preserve Planet.