Los combustibles de mayor consumo en Costa Rica, el diésel y las gasolinas súper y regular, llegarán en junio a más de ¢1.000 por litro, por primera vez desde que se llevan registros. Así lo anunció la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) al dar a conocer el ajuste extraordinario, este viernes.
Para hogares, individuos, empresas y la economía en general, esta alza augura menos consumo, presión sobre los precios de bienes y servicios y, además, presión adicional sobre el tipo de cambio del colón frente al dólar estadounidense.
José Luis Arce, economista y director de la firma FCS Capital, recordó que este tipo de incrementos tienen un impacto directo en la inflación; el parámetro en economía que registra el aumento generalizado y sostenido de precios de bienes y servicios en un período específico.
Al aumentar los precios de los hidrocarburos y otros bienes y servicios, explicó Arce, se debilita el poder de compra de las personas y los hogares. La alternativa es gastar más para adquirir los mismos bienes y servicios o, como prevé el economista, restringir el consumo.
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“Esto nos lleva al segundo efecto de este tipo de shock externo: como país nos volvemos más pobres, gastaremos menos y del mismo modo creceremos menos desde el punto de vista de nuestra economía. Ese empobrecimiento como país se deriva de que importamos más materias primas de las que exportamos. Esas materias primas que traemos a Costa Rica, en todo el mundo también han subido su precio, no solo los hidrocarburos, todas las demás, lo mismo”, explicó.
En forma paralela, indicó, esto afecta el tipo de cambio del colón frente al dólar estadounidense: hay más presión cambiaria pues se requieren más colones para pagar en dólares los bienes importados al país, los cuales, a su vez, han experimentado alzas en el tiempo reciente.
“Esto es equivalente a que el ingreso se nos reduzca y entonces, como consumidores, gastemos menos. Ese es otro efecto de esta subida de combustibles”, añadió.
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Efecto en autobuses
El efecto de impactos descritos por Arce se apreciará también en el servicio de transporte en autobús, tanto para pasajeros como empresarios.
Silvia Bolaños, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Transportes (Canatrans) insistió en que, si bien la situación es preocupante y a nivel de todo el país, para los transportistas la subida en el diésel es particularmente grave.
“El combustible es uno de los insumos básicos para prestar el servicio y cada alza golpea directamente los costos de operación y eso, lamentablemente, se refleja en las tarifas de los usuarios. Pero quisiera enfatizar que en nada nos interesa que eso ocurra porque ahuyenta a los pasajeros, quienes prefieren utilizar otros medios de transporte”, explicó.
Bolaños indicó que, en la última fijación tarifaria nacional de la Aresep, a los transportistas se les reconoció la suma de ¢606 por litro de diésel. Con el aumento venidero, el litro quedará en ¢1.012 (una diferencia de ¢406).
“Después de los efectos de la pandemia, estos aumentos generan un efecto catastrófico en las empresas. Tenemos 55 rutas con servicios suspendidos porque hay una imposibilidad material para operar. La otra semana veremos qué medidas podemos tomar. Sin embargo, el servicio que brindamos también debería ser una prioridad del Estado”, advirtió.
Actualmente, el Gobierno evalúa una oferta de crédito de $200 millones del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para alivianar el incremento en los hidrocarburos. El mecanismo utilizado sería un subsidio a los pasajes de bus.
Por el lado de la oferta de bienes y servicios, la Cámara de Comercio de Costa Rica explicó las principales afectaciones para el sector y, con este, para los consumidores.
“Estos aumentos afectan directamente al sector privado, dado que es un insumo fundamental en la cadena logística y en la operación de la mayoría de negocios y en la producción e industria. Para el sector comercial, el traslado de mercaderías de diferentes puntos del país es indispensable. Por lo que cada aumento se traduce en un golpe directo a la sostenibilidad de los comercios, siendo las micro y pequeñas empresas las más afectadas como es usual; lo cual es sumamente preocupante y alarmante”, declaró Jairo Mena, Asesor Económico de la Cámara.
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Gran preocupación
Carlos Montenegro, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR) recordó que los combustibles derivados del petróleo aportan 65% de la energía consumida en Costa Rica y ello tiene un efecto en toda la economía.
“Lamentablemente, no se ha avanzado en la Asamblea Legislativa en el proyecto que congela el impuesto único, para que no se aumente por los aumentos en el los precios internos en Costa Rica. Esto implica que no solo se aumenta el precio por el aumento en el precio internacional, sino también acá en Costa Rica se le carga un adicional por el aumento en el precio único de los combustibles”, lamentó el industrial.
Según Montenegro, tal es la tendencia alcista que deberían buscarse alternativas a los hidrocarburos como el uso de gas natural, ampliar la generación distribuida e incluso explorar fuentes como la geotermia de baja magnitud termodinámica.
“Mi argumento es buscar fuentes autóctonas que no dependan siempre del mercado internacional, con las cuales ayudar a la competitividad de las empresas, que para nosotros es la capacidad de generar empleo”, insistió.
Por su parte, Érick Ulate, de la organización Consumidores de Costa Rica, llamó este viernes a las autoridades de Gobierno a declarar emergencia nacional la escalada de precios en los carburantes este año, que repuntó desde el inicio del conflicto bélico en Ucrania, en febrero.
“No solo se verán afectados los conductores, también todos los costarricenses por la incidencia que tienen los hidrocarburos en los bienes y servicios que consumimos todos los días. En especial nos preocupa que, por metodología tarifaria, la Aresep hará una revisión de tarifas de autobús en julio a nivel nacional, cuando es evidente que el impacto en el precio de los combustibles hará que los pasajes suban de manera grosera”, expresó Ulate.