El llamado “equinoccio de otoño” ocurrirá en Costa Rica la madrugada de este sábado 23 de setiembre, en lo que podría entenderse como un hito en la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Un equinoccio ocurre cuando la estrella aparece situada justo sobre la línea del ecuador o paralelo cero.
Equinoccio se deriva de las palabras en latín aequus (igual) y nox (noche) de manera que significa el momento cuando el día y la noche tienen la misma duración para todas las personas en todo el mundo: alrededor de 12 horas. En el equinoccio, el Sol cruza de norte a sur.
La excepción ocurre en los polos norte y sur, donde la estrella se extiende aproximadamente a ambos lados del horizonte toda la jornada, según Alphonse Sterling, astrofísico de Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) en Huntsville, Alabama.
Fuera de esos sitios, hay 12 horas de oscuridad y 12 de luz en el día del equinoccio.
Después, el Sol saldrá gradualmente más tarde y se oculta al atardecer más temprano en el hemisferio norte, lo cual hace que los días se sientan más cortos por la menor cantidad de luz y las noches más largas. Del mismo modo, las temperaturas tienden a bajar antes de la llegada de la temporada nevada en el norte del planeta.
Lo contrario ocurre en el hemisferio sur, donde los días empiezan a durar más y arranca la primavera.
¿Por qué hay equinoccios?
Dos factores explican por qué hay 12 horas de luz y 12 horas de noche en esta fecha de setiembre, en un fenómeno que vuelve a repetirse en marzo de cada año. La inclinación de la Tierra y la refracción atmosférica.
En el pasado, los seres humanos pasaban más tiempo al aire libre y por eso se servían del cielo para marcar horas y días antes del arribo del reloj y el calendario.
Habituados a observar la trayectoria del astro a través del firmamento, descubrieron que la duración de la luz del día y la localización del amanecer y el atardecer cambian de manera regular a lo largo del año.
Los equinoccios y también los solsticios ocurren porque la Tierra se inclina sobre su eje 23 1/2 grados, explica la página especializada en astronomía EarthSky.
Por esa inclinación a lo largo del recorrido elíptico de la Tierra en el espacio, los hemisferios norte y sur intercambian posiciones para recibir la luz y el calor del sol de manera más directa. Los solsticios indican nuestra mayor (o menor) inclinación hacia él en cualquier hemisferio, mientras los equinoccios caen a medio camino entre los solsticios.
Por eso este 23 de setiembre ambos hemisferios recibirán los rayos solares aproximadamente 12 horas por igual. Luego los días se acortarán al llegar diciembre.
Luego está el asunto de la refracción. Nuestra atmósfera actúa como una lente o prisma, elevando la posición del Sol casi 0,5 grados respecto a su verdadera posición geométrica cada vez que la estrella se acerca al horizonte. Cuando usted observa al astro en el horizonte, en realidad está geométricamente justo debajo de este.
¿Qué significa la refracción atmosférica para la duración del día? En simple, adelanta el amanecer y retrasa el atardecer, añadiendo casi otros seis minutos de luz diurna en latitudes templadas medias. Por tanto, conforme pasan los días, ocurre un momento en el año cuando hay más luz diurna: durante el equinoccio de setiembre y por 12 horas.