Las intoxicaciones de perros por morder un sapo son una de las emergencias más habituales que deben atender los médicos veterinarios y, también, una de las más peligrosas para su mascota.
El responsable de ese envenenamiento es el sapo bufo, que se encuentra en gran parte del territorio nacional; la sustancia que segrega se le conoce como bufotoxina. Una vez que el perro entra en contacto con ese líquido se convierte en un problema grave: una intoxicación aguda a través de las mucosas, la boca o los lagrimales.
¿Qué se debe hacer ante una situación así?
Lo primero es tener claro que cuanto más rápido se percate el dueño hay más probabilidades de salvarle la vida a la mascota. Lo mejor es tratar de reaccionar en un lapso de 10 minutos y llevarlo de inmediato al veterinario.
De acuerdo con Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores y Silvestres (HEMS) de la Universidad Nacional (UNA), el secreto para salvarle la vida al perro es lavarle el hocico con abundante agua.
Jiménez explicó que uno de los grandes problemas que como veterinarios han detectado, es que muchas personas intentan darle leche o limón al animal y eso más bien provoca una “aspiración por falsa vía”, que se podría traducir como una neumonía. También provoca que el limón complique los síntomas y la atención.
Lo que sí se puede utilizar es carbón activado, el cual se debe pasar por la lengua del animal para disminuir algunas de esas partículas venenosas.
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Adicción al veneno de los sapos
La bufotoxina es un alcaloide adictivo para los perros; por lo que, si la mascota muerde un sapo una vez va a intentar hacerlo de nuevo, pues desarrolló una adicción a su veneno.
Jiménez mencionó algunos de los síntomas que se pueden presentar:
- Bradicardia, que es cuando el corazón late muy lento. O por el contrario, pueden sufrir taquicardias o arritmias.
- Temperaturas muy altas.
- Vómitos.
- Salivación y encías muy rojas.
- Dificultad para respirar y movilizarse.
- Aumento de la defecación.
- Convulsiones.
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Una vez que el animal llega al centro veterinario, los especialistas le brindan terapia de fluidos (sueros); Deben observar al paciente cada cinco minutos, para vigilar la frecuencia cardíaca y la respiración, así valorar cambios en el tratamiento.
“La gente que saca a pasear los perros a los parques deben conocer el lugar donde los están llevando; no solo por el veneno de sapos, sino porque hay gente que pone veneno para ratas o tóxicos(...) muchas veces he visto que la gente saca a pasear al perro y va con el celular y ni se da cuenta de qué le pasa al animal por estar con el celular. Hay que estarlos observando”, recomendó el médico.