Casi 68.000 niños y niñas del país se ven beneficiados a diario con la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil (Redcudi), que cuenta con 1.291 centros y en los que se invierten alrededor de ¢70.000 millones anuales. En un 18% de las guarderías se ofrece horario nocturno y los padres que necesiten quedarse más tiempo en el trabajo, tengan que estudiar o atender otras tareas, pueden dejar a sus hijos de 6 p. m a 10 p. m.
Sin embargo, para el restante 72% de centros (1.050 en total) no existen los recursos necesarios para ampliar la atención hasta horas de la noche. El principal motivo es que el presupuesto de la Red no ha aumentado desde su creación en 2014 y cada colón ya tiene el “nombre y apellido” de un menor beneficiado, según indicó la directora ejecutiva de la Secretaría Técnica de la Redcudi, Yariela Quirós Álvarez, ante consulta de La Nación.
Para este año se destinaron ¢75.235 millones a las tres unidades ejecutoras del programa: ¢33.760 millones serán administrados por el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), ¢9.865 millones por el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y ¢31.608 millones por la Dirección Nacional de Centros de Educación y Nutrición y de Centros Infantiles de Atención Integral (Cen-Cinái), adscrita al Ministerio de Salud.
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Según Quirós, la única posibilidad para ampliar horarios es utilizar los recursos frescos de la Ley N° 9941 para la Reactivación y Reforzamiento de la Redcudi, que traslada dineros por ingresos y superávit libre desde el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf), el PANI y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu). No obstante, afirmó que existe una barrera que lo impide.
“Lo que pasa es que esos recursos están sujetos a la regla fiscal, eso quiere decir que no los podemos distribuir en las instituciones. Hasta que nosotros logremos encontrar un camino de forma conjunta para liberar estos recursos, podremos tomar la decisión de destinarlos y aumentar la cobertura, que es lo que todos queremos, pero en este momento están sujetos a esa regla fiscal”, explicó la directora.
Se trata del 4% de todos los ingresos anuales, ordinarios y extraordinarios del Fodesaf, el 20% del total de recursos asignados al PANI por concepto de impuesto sobre la renta, la totalidad del superávit libre acumulado del ejercicio económico trasanterior del PANI registrado en la liquidación presupuestaria, el 50% del superávit libre acumulado del Inamu y dineros provenientes de fuentes nacionales e internacionales mediante convenio.
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La coordinadora de la Red detalló que son alrededor de ¢20.000 millones, los cuales podrían ayudar a cubrir la demanda creciente de atención nocturna para madres que tienen que estudiar o trabajar por las noches, ya que la propia ley señala que estos aportes “responden al objetivo principal de la ampliación de la Redcudi como base fundamental para incentivar la empleabilidad femenina y promover el crecimiento económico del país”.
Además, la administración anterior dejó presentada una iniciativa de ley para excluir estos recursos de la regla fiscal, ya que desde hace años se ha identificado que los beneficiarios de la Red “han ido evolucionando en sus necesidades”.
Proyecto 4-3
Otro aspecto importante es que en caso de que se aprobara el llamado proyecto 4-3, que ampliaría las jornadas a 12 horas cuatro veces a la semana, las solicitudes de atención de menores por periodos más largos podrían aumentar.
“Me parece que la lectura general del panorama es que definitivamente todos los involucrados en servicios de cuidado y desarrollo infantil vemos la necesidad de ampliar las jornadas en la Red. La apertura que ya han tenido los centros de cuido, tanto los del Estado como los privados, de ir paulatinamente ampliando las jornadas hasta la modalidad nocturna, podría eventualmente constituirse en una forma de respuesta para las jornadas ampliadas que podría tener la población ante la aprobación de este proyecto de ley”, dijo Quirós.
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En el Congreso, las fracciones de los partidos Liberal Progresista, Frente Amplio e incluso Liberación Nacional (proponente del proyecto) han mostrado preocupación por el impacto de estas jornadas a los empleados con responsabilidad de cuido, principalmente a las mujeres, a quienes siempre se les ha recargado esta labor. Los legisladores también saben que el plan podría impactar a la Redcudi, que no tiene recursos para enfrentarlo.
Desde agosto de 2020, el IMAS comunicó que el texto original de la ley no afectaba las operaciones de los centros de cuido actuales porque se trasladaba a las empresas la obligación de facilitar el servicio de cuido de menores de edad a los trabajadores, por lo que los servicios formarían parte de la Red Nacional de Cuido, pero como servicios privados y no prestados directamente o financiados por el PANI, IMAS y Cen-Cinái.
“Esta distinción es sumamente importante, dado que la ampliación de la cobertura para cubrir un eventual incremento en la demanda de los servicios nocturnos producto de la aprobación del mencionado proyecto de ley, no dependería del presupuesto de las Unidades Ejecutoras de la Redcudi, que tienen claramente definida su población objetivo, sus modelos de atención y sus fuentes de financiamiento”, dijo en ese momento el IMAS.
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Sin embargo, en el texto sustitutivo del proyecto se eliminó esa obligación del patrono y únicamente se dejó la posibilidad de que la empresa ofrezca el servicio de cuido para niños si está “dentro de sus posibilidades o por mutuo acuerdo con sus trabajadores”. El Instituto destacó que esa modificación en la redacción de la iniciativa representa un cambio sustancial, ya que la Red de Cuido no podría atender un posible aumento de demanda.
“Al no establecer una clara corresponsabilidad del sector empleador en la provisión de los servicios, ni una fuente de financiamiento para incrementar la cobertura, es inviable dar respuesta a una demanda creciente (e indeterminada) por cuanto no existen condiciones financieras que permitan sufragar un eventual incremento de la oferta de los servicios en la modalidad nocturna derivado de la aprobación del proyecto de ley”, aseveró.
El IMAS rescató que vale la pena revisar el tema porque la participación privada en la prestación de estos servicios de cuido puede tener un impacto positivo en cuanto a la incorporación de más mujeres al mercado laboral, así como en el desarrollo infantil de las personas menores beneficiarias y en la cobertura de la Redcudi, “siempre y cuando sean las personas empleadoras la que financian estos servicios”.
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Agregó que, de aplicarse las jornadas 4-3 sin ese apoyo de las empresas, “es probable que el cuido de las personas menores de edad siga recayendo en las familias, principalmente en otras mujeres del hogar. Por ello, cualquier iniciativa tendiente a ampliar la cobertura de los servicios de cuidado y desarrollo infantil debe establecer claramente la responsabilidad en la provisión o financiamiento de los servicios, y la fuente de financiamiento en caso de que la responsabilidad recaiga exclusivamente en el Estado”.
Por último, el Instituto advirtió que una eventual apertura de más horarios nocturnos en los centros debe ser coordinada con el Consejo de Atención Integral (CAI) del Ministerio de Salud, por cuanto esa es la única instancia que tiene competencia para emitir estos permisos; a como también se debe considerar si “desde un enfoque de derechos y del interés superior de las personas menores de edad”, es sano para un niño estar en un centro de cuido por 12 horas durante varios días continuos.