Venus y Júpiter le dieron a los costarricenses un regalo a simple vista este miércoles 1.º de marzo mostrándose juntos sobre el cielo justo después de un atardecer abundante en nubes que algo velaron el singular espectáculo.
Luego de las 6 p.m., entre tonos naranja y celeste, ambos empezaron a asomarse entre el resplandor del ocaso como dos solitarios luceros al oeste en el firmamento.
A esa hora, lucían algo velados por una nubosidad que se atravesaba de vez en cuando durante esta conjunción tal y como se denomina en la terminología astronómica a este tipo de acercamientos ópticos.
Hacia las 6:28 p.m., la oscuridad fue un bálsamo para los pacientes observadores pues la penumbra total sirvió de escenario óptimo para el brillo de esta pareja de vecinos planetarios gracias al rebote de la luz solar sobre su superficie.
Las nubes igual siguieron amortiguando en ocasiones su fulgor pero la brisa siempre se encargó de despejar la vía para admirarlos uno al lado del otro en diagonal: Venus el más brillante por su cercanía con nuestro planeta (a unos 40 milliones kilómetros, según la NASA) y Júpiter cerquita pero a una distancia de la Tierra de 863 millones de kilómetros.
Poco antes de las 7 p.m., ya más bajos sobre el horizonte, se veían como dos puntos blancos reinantes sobre un fondo oscuro en un momento cuando la nubosidad dio tregua a los atentos observadores.
Hace apenas siete días, el miércoles 22 de febrero, los ticos también pudieron observar a simple vista un fenómeno óptico similar que involucró a la Luna y estos planetas. Ese día, nuestro satélite natural se posó junto a Júpiter.
Este tipo de ocurrencia visual de cercanía entre cuerpos celestes depende de la perspectiva del observador, pues los objetos involucrados en realidad están muy distantes entre sí en el espacio exterior, explicó Alejandra León-Castellá, directora de la Fundación Cientec.
Precisamente este miércoles fue el mejor momento para verlos así pues, a partir de este 2 de marzo, ya se verán un poco distanciados y continuarán alejándose luego de obsequiar a las retinas y corazón de los ticos una estampa inusual en una noche de verano.