Un grupo organizado de delincuentes robó de un búnker secreto de la CCSS cerca de 178 kilogramos de pseudoefedrina, un precursor (materia prima) que en el mercado negro se utiliza para producir la droga ilícita llamada metanfetamina.
Esta última sustancia sintética es un psicoestimulante y es altamente adictiva, potente, y dañina para la salud.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) utiliza la pseudoefedrina para producir el Bromofex, un jarabe para combatir la tos y alergias.
El hurto ocurrió entre la noche del viernes 29 y la madrugada del sábado 30 de octubre. Fue el segundo robo de ese mismo químico en el último año.
La presunción de las autoridades judiciales y de la propia Caja es que funcionarios de la institución participaron en el robo.
Su sospecha se sustenta en el hecho de que al búnker solo se puede ingresar si se cuenta con cierta información clave.
De acuerdo con estimaciones del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) –ente que de inmediato intervino en las pesquisas–, con los 178 kilos robados los narcotraficantes podrían producir 116 kilos de metanfetamina.
Esta droga se vende en Estados Unidos a un precio de $130 por gramo, por lo que el narco asumiría ganancias por hasta $15 millones.
Aunque Estados Unidos es el principal mercado para la metanfetamina, el ICD presume que la pseudoefedrina robada tendría como destino México.
Allí, el narco compra en $3.000 cada kilogramo ($534.000 por los 178 kilos).
En esta nación, los carteles de droga lideran la producción mundial de metanfetamina.
La filtración de esos datos claves fue severamente criticada por el ICD mediante el oficio UCFP-2857-11-2010, dirigido a la Caja el pasado 8 de noviembre.
Como primera crítica, el Instituto indicó que si la CCSS quería seguir importando pseudoefedrina luego del primer robo, no solo debía construir un búnker, sino asegurarse de mantener en secreto su existencia.
Este jueves, Miguel Salas, jefe del Área de Almacenamiento y Distribución y responsable de administrar y velar por la seguridad de las bodegas, reconoció esa falla.
Ubaldo Carrillo, gerente de Logística de la Caja, dijo sin rodeos que el hurto fue un acto concebido por un “gato casero”.
Dentro del recinto, muy cercano a las paredes, hay barras de acero de 1,5 pulgadas de grosor colocadas de manera perpendicular. Además, tiene una malla de acero.
El complejo de bodegas de la Caja –el búnker se encuentra en el interior de una de ellas– es vigilado por oficiales de seguridad.
Todos estos datos eran conocidos por los hampones. Ellos incluso sabían dónde estaban los cables de la alarma para cortarlos y, sin hacer desorden tomaron la llave que abre la fortaleza.
En un inicio, el caso fue atendido por la Fiscalía de Robos. No obstante, debido a la gravedad del caso, ahora se encuentra en manos de la Fiscalía de Narcotráfico.