El robo en la CCSS de una sustancia que en el mercado negro es utilizada para hacer la droga ilícita metanfetamina, hecho ocurrido hace exactamente un año, quedó impune, pues la entidad no logró hallar a los responsables del hurto.
Sumado a eso, la Unidad Especializada de Delitos contra la Propiedad del Poder Judicial informó de que “la causa está para desestimar” desde hace cuatro meses.
El hecho consistió en la sustracción, el 29 de octubre del 2010, de 178 kilogramos de pseudoefedrina de un búnker que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tiene dentro de su complejo de bodegas, situado en La Uruca, en San José.
La institución utilizaba ese insumo para producir un jarabe para la tos llamado Bromofex.
No obstante, organizaciones narcotraficantes lo utilizan para crear metanfetamina, un psicoestimulante que causa problemas cardiovasculares, cerebrovasculares (daña las neuronas), pérdida del apetito y adicción severa.
Ubaldo Carrillo, otrora gerente de Logística de la Caja, explicó hace dos semanas que, pese a que la Caja hizo una investigación relacionada con el caso, no se logró señalar a nadie como imputado en el robo.
Lo anterior, pese a que el acceso al búnker estaba restringido a solo 12 personas, y las llaves para ingresar a ese lugar estaban en manos de tres funcionarios.
Esos empleados siguen laborando en el complejo de bodegas, confirmó Carrillo, quien el año pasado había manifestado la presunción de que en el robo había participado “un gato casero”.
Ese señalamiento también lo hicieron las autoridades judiciales, pues para el hurto de la pseudoefedrina no se forzaron llavines ni se intentó destruir el búnker –construido con gruesas paredes de concreto y barras de acero–.
Miguel Salas, jefe del complejo de bodegas, dijo recientemente que los fiscales visitaron las instalaciones, a finales del 2010, para realizar entrevistas, pero no hubo más contacto ni indagaciones.
Tras el robo de la pseudoefedrina –era el segundo en un año en la Caja–, el Instituto Costarricense sobre Drogas prohibió el uso de ese insumo médico.
En aquella ocasión, el ICD estimó que, con 178 kilogramos de pseudoefedrina, el mercado negro podría producir 116 kilos de metanfetaminas, que en Canadá y Estados Unidos tienen un valor de $15 millones (¢7.700 millones). A la Caja el insumo le costó ¢1 millón.
Sobre casos como el anterior, Fernando Naranjo, quien integró un grupo de análisis de la crisis del Seguro Social, dijo esta semana ante los diputados que “en la Caja hay actos que están fuera de la legalidad y nadie sale cuestionado”.