Sus camisetas, hechas especialmente para la ocasión de la primera romería en dos años, resaltaban dentro del mar de indumentarias de ejercicio que podían verse en la calle vieja hacia Tres Ríos, cantón de La Unión, trayecto obligatorio para una gran cantidad de personas que peregrinan hacia la basílica de Nuestra Señora de Los Ángeles, en Cartago. Decían, de forma cariñosa: “Mi Virgencita de Los Ángeles”.
Las hermanas Luzmi y Nazly Espinoza Cascante emprendieron su peregrinación en su natal Alajuelita y en calle vieja pararon para comprar algo de comer cerca de las 7:30 a. m. de este sábado 30 de julio. Allí fue donde La Nación las encontró.
Ellas no necesitaban de algo extraordinario en sus vidas que las hiciera pedir un favor especial, ni tenían un agradecimiento por algún evento extraordinario. Simplemente el hecho de estar vivas, con salud y con muchas bendiciones en tiempos de pandemia las motivaba. Aseguraron que en estos dos años nunca les faltaron ni la salud ni las cosas buenas, y que solo el hecho de estar vivas, con salud y con fuerza para caminar era motivo más que suficiente para emprender la caminata.
Trayecto
La calle vieja hacia Tres Ríos vio pasar grandes filas de romeros, incluso antes de que comenzaran a salir los primeros rayos del sol. En ese trayecto que comprende desde Sánchez (Pinares) de Curridabat hasta San Rafael de La Unión, es el tramo que prepara para la subida de Ochomogo.
Román Vargas, de 55 años, contó que caminaba solo, en un espacio de reflexión personal. Salió de la Catedral Metropolitana, en el centro de San José, minutos después de las 5 a. m. Él relató que el espacio de calle vieja no solo es uno de oración, sino que también comienza la preparación para el cerro de Ochomogo, la parte que, admite, le cuesta más.
“Cuando yo era chiquillo decía ‘yo no entiendo por qué la gente se queja tanto de Ochomogo, la cuesta de Taras es más ruda, más chiquitilla, pero más empinada. Pero conforme me fui haciendo viejo, entendí lo que decían del Ochomogo (...). Aunque sea menos empinado el asunto, el que sea más constante agota más. Yo siempre paro en el parque de Tres Ríos un ratito, para estirar, yo calculo que voy a llegar como a las 7:45 o 7:50, y ya a las 8 agarro camino otra vez. Lo bueno de venir solo es que uno se pone el ritmo”, dijo este vecino de Pavas.
Y agregó que su caminata es por una deuda de muchas cosas con Dios y la Virgen: “Nada en específico, son muchas cosas. ¡En dos años sin romería qué no va a acumularse!”.
Como él, otras personas emprendieron su romería en solitario, pero sabiéndose en la compañía de muchos otros caminantes y de esa fe que los mueve a dar cada paso.
Frío y lluvia no detuvo romeros
Las bajas temperaturas y la llovizna no impidió que un grupo de romeros provenientes de San Vito, en Coto Brus, continuara su camino de fe hacia la Basílica de los Ángeles, tras recorrer 220 kilómetros desde que salieron de sus hogares el domingo anterior.
Si bien 180 romeros iniciaron la peregrinación desde San Vito, este grupo estaba conformado solo por seis de ellos, quienes llevaban entre sus pertenencias una bandera roja que, según comentaron, simboliza que son los últimos devotos que vienen desde esa zona del país.
A falta de unos 40 kilómetros para llegar al Santuario Nacional, el grupo de Floye Murillo Zamora y Luis Bolaños, caminó hoy hasta un refugio en Macho Gaff, en el Guarco de Cartago, ubicado en el kilómetro 60 de la Interamericana Sur, bajo una fuerte neblina.
Murillo mencionó que salieron desde las 3 a. m. y aseguró que ha sido uno de los trayectos más difíciles por las condiciones climáticas, principalmente por el frío: “Nos ha ido muy bien, gracias a Dios. Ya a estas horas hay cansancio, porque son muchas horas de caminar”.
Ambos caminan hacia el templo de Cartago en agradecimiento a la Negrita y para rogar por familiares y amigos. En el caso de Floye, esta es la vigésimo sexta ocasión que realiza la caminata en sus 54 años de vida. Por otro lado, Luis Bolaños, de 27 años, está haciendo la romería por novena vez. El grupo espera llegar a la Basílica el próximo lunes 1.º de agosto.
Colaboró el periodista Luis Enrique Brenes