El desastre ambiental provocado por la minería ilegal en la finca Crucitas, ubicada en Cutris, San Carlos, trasciende gobiernos.
En setiembre de 2021, la Sala Constitucional ordenó a varios ministros de la Administración de Carlos Alvarado Quesada elaborar un plan para valorar la dimensión de los daños, contener la contaminación de fuentes de agua, flora y fauna y resolver los problemas de inseguridad.
No obstante, pasaron los meses y las autoridades incumplieron el mandato de los magistrados y el problema sigue en crecimiento.
En la actualidad, más de 250 familias de Cutris y Pocosol, cerca de la frontera con Nicaragua, no pueden utilizar el agua que llega a sus casas, pues está cargada de mercurio, una sustancia dañina para la salud.
El pasado 3 de febrero, la Sala Constitucional advirtió al Ministerio de Ambiente y Energía, al Ministerio de Salud y al Ministerio de Seguridad Pública su obligación de cumplir con esa sentencia. La resolución fue emitida ante una gestión de desobediencia presentada por el ambientalista, Henry Picado Cerdas y el representante de la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente, Álvaro Sagot Rodríguez.
Aunque el pronunciamiento menciona algunos esfuerzos de las instituciones como monitoreo y muestreo de aguas, decomiso de metales y otros materiales utilizados por los mineros, creación de protocolos, capacitaciones para ciudadanos y funcionarios, enfatiza que “no se ha logrado acreditar la existencia de un plan específico” para la valoración y contención de los daños ambientales producto de la minería ilegal.
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“Al respecto, lleva razón el recurrente en el sentido de que desde el 2017 se tiene conocimiento de la grave afectación medio ambiental que se estaba llevando a cabo en la zona y, a la fecha, no se han establecido soluciones claras y concretas”, expresan los altos jueces en su resolución.
Por lo tanto, ordenaron a los ministros de Ambiente y Energía, Salud, y Seguridad, cumplir con la sentencia emitida desde setiembre de 2021. De lo contrario, los magistrados alertaron que podrían ordenar la apertura de procedimientos administrativos o trasladar el caso al Ministerio Público por incumplimiento.
La Nación solicitó una entrevista con Franz Tattenbach Capra, ministro de Ambiente y Energía a través de su oficina de prensa, pero al cierre de esta información no había accedido a responder preguntas.
Análisis de noviembre de 2022 detectaron hasta 0,065 miligramos por litro (mg/L) de mercurio en el agua, cuando el valor máximo admisible es de 0,001 mg/L. En otras palabras, había lugares con 65 veces la concentración máxima permitida. La gravedad de la situación llevó a la Municipalidad de San Carlos a pedir al Gobierno una declaratoria de emergencia.
Hasta ahora, el problema se limita a las comunidades aledañas a la finca Crucitas, pero la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente considera que podría extenderse a otras zonas, pues hay ríos en Cutris que conducen a regiones como el Caribe norte y el Pacífico norte.
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Sagot, director judicial de esa organización, también subrayó que existe el riesgo de que el ganado consuma agua o pastos contaminados con mercurio.
¿Cómo afecta este metal a la salud humana y cuáles son los riesgos? Para entender la situación, La Nación contactó a Luz Chacón, coordinadora de la sección de infección y nutrición del Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa), de la Universidad de Costa Rica (UCR). Ella es microbióloga especialista en aguas y ha estudiado la afectación para la salud de este y otros metales.
Los daños para la salud pueden ser muy diferentes y varían según la persona, su edad, su condición general, la forma en la que tuvo contacto con el mercurio y la dosis consumida (y cuan diluida estaba en el agua). Lo que está claro es que se trata de un metal tóxico para los mamíferos y otros seres vivos.
Chacón expresó que, como el mercurio es un metal, si entra en contacto con la piel va a causar irritación, enrojecimiento y, en algunos casos, comezón. Hay personas que serán más sensibles que otras y podrían tener más daños.
Lo más peligroso, sin embargo, es cuando se ingiere. Este elemento tiene otra particularidad: no se elimina fácilmente a través de heces, orina u otros mecanismos del cuerpo. Todo lo contrario, más bien se va acumulando.
Este material tóxico se puede bioacumular en la grasa, pero también puede hacerlo en otros órganos; uno de los más expuestos son los riñones. Los riñones tienen la función de ser un filtro para eliminar toxinas en el cuerpo. Si el mercurio se acumula ahí, podría llegar un punto donde no logren filtrar y se produzca un fallo renal.