Frente al inminente agotamiento de los rellenos sanitarios y escasas posibilidades de abrir nuevos, el Ministerio de Salud no tiene salidas para el manejo de desechos aún y cuando es el máximo responsable de ello. Su único plan es pedir a municipalidades y personas que reciclen más a ver si ello aminora la cantidad de residuos enviados a los rellenos.
“La política pública es que reciclemos y en eso nos enfocamos, los rellenos son necesarios y los tendremos por años, pero la idea es que lleguen menos residuos a ellos y así alargar su vida útil; esa la visión que tenemos”, expresó Eugenio Androvetto Villalobos, director de Protección Radiológica y Salud Ambiental de Salud.
El problema con esa apuesta es que, ahora cuando ya hay rellenos sanitarios en cierre técnico y con los días contados, las cifras de reciclaje son modestas ante la inmensa cantidad de materiales enviados a los depósitos. Según la estadística más reciente del Ministerio, en el 2018 se reciclaron 53.473 toneladas de materiales entre 1,3 millones de toneladas generadas por la población ese año. Apenas 4% del total.
Lo confirma un informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), según el cual, Costa Rica apenas reciclaría 6,6% de sus residuos mientras el promedio del resto de sus países miembros ronda el 33% (cinco veces más que Costa Rica). Así lo consignó en el documento Estudios Económicos de la OCDE: Costa Rica 2020.
“Aquí un actor clave y principal es la municipalidad, tiene muchas competencias legales y estas tienen sus planes, pero estos deben integrar más a la población. Las municipalidades lo podrían hacer mejor en este tema de impulsar el reciclaje y dar un servicio de recolección selectiva a sus contribuyentes”, insistió el vocero.
Si se depende de las municipalidades, queda mucho camino por recorrer, como lo indican datos de la Unión Nacional de Gobierno Locales (UNGL), que utiliza como referencia el Programa Bandera Azul Ecológica (en el apartado municipal) para estimar cuáles gobiernos locales tienen programas de recolección selectiva de residuos.
Para 2020, solo 37 de 82 municipalidades (45% del total) participaron en ese programa, al advertir que los gobiernos locales que se inscriben deben cumplir la obligación legal de presentar y mantener activo un Plan de Gestión Ambiental Institucional (PGAI).
Aparte de las 37, a junio pasado había municipalidades en proceso de mejora de su PGAI o en elaboración, mientras que otras 20 ni siquiera lo habían presentado, indicó la Unión.
Los datos de la iniciativa Ecoins, un emprendimiento que facilita el reciclaje de residuos y otorga descuentos a cambio, son más alentadores. Señalan que 75 de 82 municipalidades tienen rutas para recolección de material separado, explicó Karla Chaves, directora de esta estrategia.
Esas rutas, dijo, implican menos descargas de materiales reutilizables que ya no terminan en un relleno sanitario. No obstante, para ella el verdadero problema en la gestión de residuos está en las casas.
“Lo que hará la diferencia para que demos el salto es que sea obligatoria la separación de residuos desde las casas, empezando por diferenciar lo orgánico de lo inorgánico y que este segundo material se entregue limpio, seco y separado”, señaló.
Esos hábitos, advirtió Chaves, deben venir desde el sistema educativo, que actualmente no incluye el tema de forma correcta porque los alumnos no aprenden sobre materiales, tipos de plástico y ciclos de reciclabilidad de todo. Esa información, insistió, debería inculcarse desde preescolar.
“La otra parte de la responsabilidad está en las empresas que aún deben aumentar sus índices de reciclabilidad; simplificar sus empaques para que su reciclaje sea más sencillo, detallar al consumidor el tipo de material que utilizan en estos y facilitar la entrega de envases o productos cuando expire su vida útil”, aseveró.
Agotamiento de rellenos
Al tiempo que se dan esos esfuerzos, los rellenos sanitarios se van agotando, aunque Androvetto dice que el país no se quedará sin lugares para depositar residuos en el corto plazo. Eso sí, admitió que no existen nuevos proyectos a la vista.
Este año, por ejemplo, Salud se vio obligado a ampliar por segunda vez el límite de residuos que puede recibir el relleno sanitario en La Carpio, bautizado como Parque de Tecnología Ambiental La Uruka, que inicialmente debía cerrar este año. El plazo se alargó, sin embargo, con la advertencia de la Sala Constitucional de que no habrá más ampliaciones.
El Ministerio reconoció que a esa operación le quedarían de tres a seis años de vida útil dado su ritmo actual de 18.000 toneladas de desechos por mes, provenientes de 610.000 habitantes de San José, Santa Ana, Escazú (en San José), San Rafael, Santo Domingo, San Pablo, San Isidro y Belén (en Heredia) y Sarchí y Naranjo (Alajuela).
Las 261.000 toneladas anuales de basura depositadas hoy solo en ese lugar triplican todo el reciclaje de desechos sólidos del 2018 conforme los datos de Salud.
En el caso del relleno sanitario El Huaso (en Aserrí, San José) podría continuar otros 10 años. Aquí van a dar entre 27.000 y 60.000 toneladas mensuales, según estadística del Ministerio. Entretanto, el relleno Los Laureles, en Roxana de Pococí, Limón, operaría otros tres o cuatro años. Ahí se tratan 4.200 toneladas al mes.
La situación del relleno Los Pinos, en Dulce Nombre de Cartago, no es tan clara, pues el Ministerio, ni siquiera maneja estimaciones de cuánto material recibe.
Desde el 2019, el Informe del Estado de la Nación alertó de la gravedad del problema del manejo de residuos cuando ya se sabía que había 16 vertederos semicontrolados y siete rellenos sanitarios activos, seis de ellos “en cierre técnico” desde hacía al menos seis años.
Hasta ahora, esa tecnología ha evitado amenazas a la salud pública, como la proliferación de vertederos con desechos de todo tipo en calles y aceras, aunque en muchas comunidades son visibles las acumulaciones de basura.
Según Androvetto, gracias a los rellenos solo 7% de desechos terminan en ríos y calles, pero esa cifra difiere de la publicada por el Informe Estado de la Nación, que más bien estima en 21% los desechos sólidos arrojados en cualquier sitio. Ese porcentaje equivaldría a 840 toneladas de materiales (el peso de unos 76 autobuses escolares amarillos) de las 4.000 toneladas diarias generadas en Costa Rica según el estudio.
¿Qué desechamos?
Al 2019, Costa Rica tenía siete rellenos sanitarios activos de los cuales seis vienen en “cierre técnico” desde el 2016.
FUENTE: Ministerio de Salud || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.