La balanza entre trabajo y familia mantuvo a Sandra Piszk durante 25 años en la función pública. Su más reciente cargo fue como ministra de Trabajo y Seguridad Social.
Sin embargo, la noticia de que su esposo será embajador de Costa Rica en Roma, Italia, pesó en la decisión de renunciar al Ministerio, hacer maletas y cruzar el océano.
Aunque pasará Navidad en suelo tico, ya las paredes de su despacho están vacías y sobre la mesa deja proyectos adelantados, que asumirá su sucesor, Olman Segura.
¿Qué le hace falta al músculo de Trabajo para fortalecer garantías laborales que aún se irrespetan?
Las garantías de trabajo son una tarea inconclusa. Aunque debo reconocer que hemos avanzado, se necesita mejorar la forma en que se realiza la inspección y aplicar sanciones directas a quienes incumplen con derechos básicos, como el salario mínimo. Es un músculo de parte del Ministerio, pero que debe ir acompañado de la responsabilidad de los sectores empresariales.
¿Qué aprendió en este nuevo paso en la función pública?
El aprendizaje que me queda es que en las instituciones de ejecución uno no siempre puede hacer las cosas con la rapidez que quiere, por lo que debería haber un trabajo más conjunto entre los órganos que controlan y los que ejecutan.
¿Quién fue la piedra en el zapato durante su gestión?
Las piedras en el zapato no son permanentes, uno empieza un proyecto y topa con obstáculos y negocia. En este ministerio hay representantes del sector sindical, empresarial y de Gobierno y en ese ejercicio hay permanentes encuentros y desencuentros.
Uno de los desencuentros ha sido el tema de pluses salariales para el sector público ¿Aún es viable la negociación en ese tema?
Estoy convencida que este país tiene que entrar en una revisión del sistema salarial público. Hemos ido construyendo una maraña de leyes y acuerdos, donde cada uno tiene vida propia. Me preocupa el divorcio entre salario y medición de eficiencia, hay que hacer revisiones y tengo la impresión de que es un tema que sigue y que pasará por varios acuerdos; no se va a solucionar de manera fácil ni inmediata.
¿Cómo ha sido su relación con el sindicato, que incluso le prometió “la madre de las huelgas”?
Hubo momentos bajos y altos, pero, en general, la relación fue buena. El planteamiento de salarios y la reforma del procesal laboral han generado reacciones adversas en algunos de ellos. Sin embargo, ir primero a la calle para después sentarse a la mesa de negociación no tiene mucho sentido.
¿Qué temas define como prioritarios para el nuevo ministro?
A corto plazo, tiene la fijación del salario del sector público y deberá conformar las mesas de trabajo para las reformas salariales. También deberá hacer mejoras a la sanción de infracciones de aquellos patronos que incumplan con las garantías laborales y el tema de desempleo en jóvenes.
¿Cómo ve la situación política actual de la Costa Rica que deja?
Tiendo a ser optimista y me siento satisfecha con los avances que hemos tenido. Veo en la crisis política una oportunidad para que los tres poderes se sienten y con los partidos políticos generen soluciones a los problemas de gobernabilidad. Tenemos muchas falencias, pero creo que el país va caminando por el rumbo correcto.
¿Volverá Sandra Piszk a asumir un cargo en la gestión pública?
(Risas). Yo aprendí que nunca más vuelvo a decir nunca. En dos oportunidades dije que no volvía y volví. Uno no sabe adónde lo van a llevar las vueltas de la vida.