Un sueño, el cumpleaños, una rifa y hasta un pequeño engaño. Estas son algunas de las anécdotas recopiladas por este diario o compartidas por voceros de la Junta de Protección Social (JPS), sobre llegó el número premiado a los ganadores del Gordo navideño en los últimos cinco años.
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El poco apetecido 93
En el 2016, el número 93 con la serie 938 fue el favorecido junto con la esfera que indicaba “mayor”. El premio a repartir era de ¢1.600 millones por entero y ¢40 millones por fracción en cuatro emisiones.
Tradicionalmente, apostarle a las fechas de cumpleaños, la edad y otros “secretos”, hace que los números altos sean los menos apetecidos por los jugadores.
Fue así como ese año una “trampa” de una chancera significó la diferencia para un ganador que pidió a la vendedora en San José que le diera dos “gallos tapados” pero cada uno de un número diferente. Llegado el día del sorteo, y luego de revisar las fracciones, el jugador se dio cuenta tenía los dos pedacitos del número 93 con la serie 938 por lo que se ganó ¢80 millones en lugar de los ¢40 millones que habría ganado si la vendedora no hubiera aprovechado para deshacerse de un número que probablemente le estaba costando trabajo colocar.
Entre los relatos que recopiló la Junta ese año, destacó el de un vecino de Heredia que dijo haber soñado con su padre fallecido y optó por jugar el 93, porque era el número que acostumbraba jugar su papá, así como el una maestra pensionada y vecina de Cartago quien compró el número como tributo a su esposo fallecido, quien siempre compraba el 93.
Otro de los ganadores de aquel año fue un jardinero que al saberse ganador de ¢80 millones corrió a renunciar a su trabajo.
Secreto y tradición de amigas
Para el 2017, la suerte dio un giro y más bien fue uno de los números más bajos el que salió de la tómbola. En esa ocasión fue el 06 con la serie 489, el que repartió millones en Guanacaste, Golfito de Puntarenas, Palmares, Alajuela centro, Turrialba, Paraíso, Cartago centro, Santo Domingo, Heredia centro, Pococí de Limón, Paso Ancho, Santa Ana y Goicoechea.
El premio para ese año no aumentó y fue así como una vecina de Heredia, se pegó ¢80 millones, que dos años después mantenía en secreto.
La mujer de 39 años contó a La Nación, que su premio pudo haber sido mucho mayor, pues tuvo en sus manos seis fracciones pero se arrepintió y prefirió apostarle a la variedad de números.
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Su agüizote fue jugarle a la fecha de nacimiento y tras convertirse en millonaria mantuvo el secreto y ni su familia más cercana supo que le había pegado al gordo.
Los máximos ganadores de ese sorteo fueron una madre y su hijo, vecinos de Desamparados, que cambiaron 10 fracciones, con las que se repartieron en partes iguales ¢400 millones.
El entonces gerente de Producción de la JPS, Claudio Madrigal contó en esa ocasión que el hombre aseguró que compró 10 pedazos y decidió compartirlos con su mamá. Incluso, cinco de los pedacitos fueron rescatados de la lavadora y así los presentaron en la Junta.
Otras de las ganadoras en ese año fueron un par de amigas, que tenían como tradición intercambiar pedacitos de lotería para jugar juntas en los sorteos importantes. De esta forma, cada una se quedó con ¢40 millones.
Al que le toca, le toca
El 2018 demostró una vez más que la suerte está para todos y sorprendió así a un vecino de Santo Domingo de Heredia, que se hizo acreedor de un entero de lotería en una rifa por la que solo había pagado ¢3.000 y con el cual logró cambiar un premio por ¢1.600 millones, pues la plana que se ganó era la del 19 con la serie 589.
En esa misma provincia, un joven padre de 19 años, le apostó todo el dinero que andaba a su edad. Aunque en la mesa del vendedor había cuatro pedacitos solo le alcanzaba para uno y fue así como consiguió ganarse ¢40 millones, que dijo, usaría para darle un mejor futuro a su familia.
Histórica coincidencia
La fecha del sorteo es uno de los agüizotes más perseguidos por los jugadores de lotería, tradicionalmente estos números son los primeros en agotarse y por los cuales algunos hasta caen en pagar sobreprecios.
Esto, a pesar de que hasta el 2019, el día en que se juega el Gordo nunca antes había coincidido con el premio mayor de la lotería navideña. Sin embargo, el 15 de diciembre de ese año, finalmente la esfera con el número 15 se hizo acompañar de la ansiada bolita del mayor. La serie fue la 589.
Esa combinación llevó a un vecino de San Carlos, de 71 años, a ganarse ¢1.000 millones tras haber comprado medio entero. Aunque nunca se supo la razón, para ese entonces ya era sonado que en San Carlos rondaba la suerte.
Siguiendo el agüizote, una mujer de 57 años, vecina de Desamparados, que sí se confesó fiel jugadora de los números que coinciden con la fecha, cambió en San José tres fracciones, con un premio de ¢150 millones.
Lo mismo hizo un vecino de Sarapiquí, agrónomo y ganadero, que acudió a la Junta un día después del sorteo para cambiar ¢50 millones.
El hombre de 46 años llegó junto con su papá y dijo a este diario que compró solo una fracción porque solo una quedaba e incluso la pagó ¢500 más cara.
Sueños y suerte de esposos
El año pasado, el Gordo navideño se convirtió en un alivio en medio de la crisis sanitaria, para familias de San José, Alajuela, Puntarenas, Guanacaste, Heredia y Cartago.
El 66 con la serie 305 resultó el número favorecido en el sorteo que se jugó el 13 de diciembre y que según la presidenta de la Junta, se vendió en tiras por lo que quedó muy repartido.
Entre las ganadoras que acudieron a cambiar fracciones, se encontraba una vecina de Alajuela, que tras soñar con el número 66 compró tres pedacitos y se convirtió en millonaria al canjearlos por ¢120 millones.
Al hacer efectivo el premio, ella contó a autoridades de la JPS que, tras el sueño, fue su esposo quien compró los pedacitos de la lotería en las afueras del mercado central de Alajuela.
En Cartago, otro matrimonio fue cómplice para dar un giro a su familia. Se trató de un vecino de 62 años, que jugó el 66 en honor al año de nacimiento de su esposa y prometió así que con los ¢80 millones ganados, comprarían una casa.
Otro de los millonarios que también soñaba con casa propia, relató haber jugado el número favorecido en honor a la edad que iba a cumplir.
Este año, el premio mayor de la lotería navideña se mantiene en el mismo monto del año anterior, es decir ¢1.600 millones por entero y ¢40 millones por fracción. El costo es de ¢2.000 cada pedacito y ¢80.000 el entero. Para la semana pasada, según la gerenta de Producción y Comercialización de la JPS, Evelyn Blanco, más del 50% de los billetes ya estaban en manos de vendedores o jugadores de lotería.
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Blanco reiteró una vez más que la suerte puede estar en cualquiera de las bolitas que están en la tómbola e instó a aprovechar las promociones que acompañan el sorteo, entre las que se encuentran rifas de enteros, premios en efectivo y hasta un carro, además de buscar los números predilectos con tiempo y no caer así en la tentación de paga sobreprecios.