El 28 de febrero de 2018, luego de dejar al presidente Luis Guillermo Solís en el aeropuerto Marcos A. Gelabert, en Panamá, el tanque de combustible del ala izquierda del avión MSP-020 se reventó y produjo un importante derrame.
La emergencia obligó al mandatario a volver a Costa Rica en un vuelo comercial y la aeronave estuvo nueve días en el país vecino para ser reparada.
El incidente permaneció en secreto hasta que La Nación revisó cientos de bitácoras de vuelo de los últimos cuatro años para verificar el estado de los aviones del Ministerio de Seguridad Pública.
“Sí, recuerdo bien ese viaje. Una vez que completamos el vuelo de ida y ya estábamos en tierra, los pilotos me indicaron que había una “fuga” de combustible en uno de los tanques y que era necesario repararla.
“Por esa razón decidí tomar el vuelo comercial y regresar según lo programado. Pregunté después a mi jefe de seguridad si se había resuelto el tema y su respuesta fue afirmativa. Hasta ahí supe del asunto, pues interpreté que había sido un desperfecto menor”, comentó Solís.
LEA MÁS: Juan Luis Vargas, director de Vigilancia Aérea: ‘No todos los mecánicos tienen licencia’
A pesar del suceso, Juan Luis Vargas, director del Servicio de Vigilancia Aérea, no consideró necesario la elaboración de un informe para precisar por qué el tanque se reventó.
“No fue una explosión, se realizó el reabastecimiento de combustible, los gases de los tanques se expanden debido al calor de la temperatura ambiente, esto genera una expansión del mismo y también una serie de reventaduras que terminan provocando el derrame de combustible, por lo cual quedó inoperable”, explicó el Ministerio de Seguridad Pública (MSP) por medio de un correo electrónico el 25 de junio anterior.
La última revisión integral del MSP-020 se efectuó en noviembre de 2016 en Aerobell Service Center.
¿Pidió el director del Servicio de Vigilancia Aérea una investigación para conocer las causas de ese percance?
“No vi necesario la investigación de una reventadura de una vejiga de hule (...) Se tomaron medidas y se cambiaron todos los tanques de combustible de esa aeronave”, comentó Vargas.
La Nación publicó, este lunes, que los pilotos del Servicio de Vigilancia Aérea reportan a diario fallas en las aeronaves que operan.
Fallas eléctricas en pleno vuelo, instrumentos de navegación inoperables o imprecisos, tanques sin oxígeno, fugas de aceite y derrames de combustible son algunos de los problemas que se registran constantemente en las bitácoras de vuelo que firman las tripulaciones.
No son los únicos, también hay indicadores de combustible malos, turbinas con alta temperatura, sistemas informáticos vencidos y problemas con los trenes de aterrizaje.