Spica es el objeto más brillante de la constelación de Virgo y una de las 20 estrellas más brillantes del cielo nocturno. El próximo miércoles 3 de agosto por la noche, según la previsiones de la NASA para este año, usted podría verla en todo su esplendor como una luz poderosa cerca de la Luna creciente. Tal es su brillo incluso hallándose a 260 años luz del Sistema Solar.
“Spica es la estrella más brillante de la constelación de Virgo. Si vemos la figura de esa constelación, una virgen que sostiene unas hebras de trigo, la espiga la sostiene en la cintura y esta es la estrella”, explicó Alejandra León Castellá, directora de la Fundación Cientec, dedicada a la divulgación científica y astronómica.
La vocera recordó que esa constelación, en particular, no posee estrellas brillantes con excepción de Spica que es en realidad un sistema binario compuesto por dos estrellas muy cerca una de otra.
La estrella principal, Espiga A, es clasificada como gigante o subgigante con una temperatura superficial de 22.400 grados centígrados (el Sol ronda los 5.700 grados centígrados. Tiene una luminosidad intrínseca de 13.400 veces la del Sol y su radio es 7,4 veces más grande que el radio solar —casi el 30% de la separación entre las dos estrellas— y rota muy deprisa con una velocidad de rotación en su ecuador de 199 kilómetros por segundo.
Por su proximidad a la estrella principal, los parámetros de Espiga B son mal conocidos pero la comunidad científica coincide en que parece una estrella con una temperatura superficial de 18.500 grados centígrados, es 1.700 veces más luminosa que el Sol y su radio es casi cuatro veces más grande que el de este y su masa es algo inferior a siete masas solares.
Ambos cuerpos celestes están tan cerca entre sí, “que casi se tocan mientras giran en una órbita estrecha de solo cuatro días”, apunta la agencia espacial de Estados Unidos.
Aunque su fulgor es blanco, la previsión es que la otra semana y el resto del mes destelle con una sombra azul. Por lo cual, León Castellá recomienda estar en un espacio libre de contaminación lumínica (luces de ciudad por ejemplo) para observarla en toda su elegancia celeste; preferiblemente en zonas altas y oscuras.