Una adolescente de 13 años viaja en bus hacia el colegio; llueve, hace calor dentro del vehículo, las ventanas van cerradas, cada vez suben más personas y el espacio que queda libre es escaso.
La muchacha va sentada en el asiento que da al pasillo y el hombre que va de pie, a su lado, empieza a rozar su pene contra el hombro de la colegiala y aunque ella intenta separarlo de un leve codazo, no lo logra.
Ningún otro pasajero parece percatarse de lo que ocurre y, si alguno lo hace, lo ignora. El roce, invasivo y grotesco, se intensifica y, finalmente, el sujeto eyacula en el hombro de la estudiante.
La historia le sucedió en un autobús de Sabana-Cementerio a una muchacha de apellido Velásquez, hoy estudiante universitaria de Derecho.
En aquella ocasión, la víctima no reaccionó por temor y el agresor abandonó la unidad en la siguiente parada, sin mayor consecuencia.
Sin una reacción de las afectadas, no hay posibilidad de que otras personas ayuden. Además, se dificulta identificar, localizar y sancionar al responsable de estos casos de acoso sexual en el transporte público, advirtió Alexánder Arronis, jefe de la Unidad de Delitos Sexuales del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Otro agravante es que la mayoría de empresas autobuseras y cooperativas de taxi carecen de protocolos para atender estas situaciones.
Por su parte, el Consejo de Transporte Público (CTP) no lo considera tema de su competencia, sino de cada operador. Tampoco el Instituto Costarricense de Ferrocarriles posee un manual de atención de estos casos.
Denuncias. De acuerdo con el OIJ, en los últimos cuatro meses del 2016 se presentaron 10 denuncias por tocamientos en el transporte público.
Este tipo de conductas son tipificadas como abuso sexual y tienen una pena que oscila entre dos y ocho años de cárcel.
Cuando el acoso es un mensaje de texto o expresiones orales con contenido sexual se califican como contravención o falta menor y el castigo es de hasta 30 días multa.
Arronis afirmó que este tipo de delitos son muy comunes, pero que el número de denuncias es muy bajo porque los perjudicados, normalmente mujeres, no se animan a acudir ante las autoridades.
El funcionario judicial añadió que lo mejor es actuar en el momento y tratar de detener al agresor con ayuda de terceros para procesarlo por flagrancia.
En lo que va del año, dos hombres han sido condenados a más de tres años de prisión por tocar mujeres en autobuses o el tren.
La última condena se conoció en febrero, cuando un individuo de 62 años tocó en dos ocasiones las nalgas de una mujer. En esa oportunidad, otros pasajeros capturaron al tipo.
El jueves pasado, la Policía detuvo a un sujeto, de 26 años, que metió su mano en la enagua de una mujer cuando iba en un bus de Alajuela-San José.
Impunes. En marzo, Paolo Pizarro y su esposa debieron soportar los improperios de un grupo de taxistas a la salida de una terminal de buses en San José.
De acuerdo con Pizarro, uno de los taxistas, de apellidos Ramírez Solano, le gritó a su pareja que él si podía satisfacerla sexualmente e intentó bajarse los pantalones para mostrarle su trasero. La pareja puso la denuncia ante el Juzgado Contravencional de San José, pero hasta ahora nada ha sucedido, pues el Juzgado alega que no tiene cómo notificar al taxista.
También se quejaron ante el CTP, pero en un correo les respondieron que no podían hacer nada porque los hechos no ocurrieron dentro del taxi o durante la prestación de un servicio.
Tampoco ha sucedido nada con el taxista que se agarró los genitales mientras le gritaba a la periodista de la revista Perfil , Cristina Mora.
El caso, conocido por medio de redes sociales, permanece en el Juzgado Contravencional y no avanza porque se alega que no han podido notificar al transportista, pese a que la ofendida aportó la dirección de su casa.
El Poder Judicial atendió, en 2015, 2.638 denuncias por proposiciones irrespetuosas. Los datos de 2016 aún no están listos.
“Yo le reclamé al guarda de la terminal de buses por el comportamiento de los taxistas y le dije que él no hacía nada y lo que me respondió fue que eso siempre pasaba”, declaró Pizarro.
Ximena Alfaro, usuaria de Uber, relató cómo semanas atrás recibió un mensaje de un conductor de ese servicio en el que le decían: “Con todo respeto, eres una chica muy sexy”.
De inmediato puso la queja y la compañía optó por devolverle el dinero del viaje y bloquearle a ese conductor para no se lo tope de nuevo. Pero no le aseguraron si el hombre seguiría dando servicios en la aplicación o no.
Larissa Arroyo, abogada especialista en Derechos Humanos, afirmó que en la actualidad las mujeres están denunciando más porque se sienten empoderadas y han aprendido a identificar cómo reaccionar.
¿Qué hacen? Orlando Santiago, de Auto Transportes Desamparados, aseguró que unas 15 empresas autobuseras capacitan a su personal para saber reaccionar en casos de violencia sexual contra pasajeros.
Gilberth Ureña, del Foro Nacional de Taxistas, reconoció que a raíz de las quejas de hostigamiento sexual, lo único que pueden hacer es suspenderle el servicio de llamadas al taxista denunciado.