Tal vez usted recuerde aquel tiempo cuando se debía reunir ¢60.000 (unos ¢321.000 de hoy), hacer fila desde la madrugada para pagar un depósito de garantía al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y luego esperar con paciencia meses para obtener una línea celular.
Era 1996 y el teléfono móvil más barato valía ¢45.000 (unos ¢241.000 actuales) y el más caro costaba ¢550.000 (¢2,9 millones de ahora por un Motorola StarTAC). En ese entonces, entre 5.000 y 6.000 personas estaban entre las pocas afortunadas que contaban con una línea celular, según datos el ICE.
El acceso al servicio mejoró en los siguientes años, pero fue a partir de noviembre de 2011 cuando realmente ocurrió un dramático vuelco con el inicio de la competencia en el mercado de las telecomunicaciones.
Surgió entonces un multimillonario negocio para las tres compañías competidoras: el ICE, con su marca Kölbi; América Móvil (marca Claro); y Telefónica (Movistar). Esta última empresa fue adquirida por Liberty Latin America.
No obstante, al cabo de 10 años los usuarios han sido los grandes ganadores, pues la atención al cliente, las posibilidades de obtener una conexión y el servicio dieron un significativo salto de calidad.
Desde el arranque de la competencia, hay más personas con acceso a la comunicación móvil, desde empresarios y profesionales, hasta estudiantes, campesinos o trabajadores informales. Al fin se democratizó el servicio. De 4 millones de líneas en el 2011 se pasó a 7,5 millones el año pasado.
“La competencia nos heredó a todos, como usuarios, la paz mental, tranquilidad y certeza de ir a buscar un servicio de telecomunicaciones, indagar las condiciones y exigir calidad según lo ofertado. Ya no es un martirio, ni motivo de estrés por un mal trato. Ya no”, manifestó Édwin Estrada, quien era gerente de Concesiones y Permisos del Viceministerio de Telecomunicaciones en el 2011.
Pasada esta década, Estrada concluye que los usuarios tomaron el control.
“Hoy tenemos en la mano el mundo completo, podemos hacer lo que sea: transacciones internacionales y nacionales en plataformas de comercio electrónico, adquirir bienes y servicios y hacer transacciones bancarias como dar o recibir pagos. Como el cambio es gradual, no lo sentimos, pero todo cambió”, coincidió Alonso Elizondo Bolaños, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Costa Rica.
Repunte de líneas, ingresos y consumo
Estadísticas de la Sutel evidencian que la competencia en el mercado de telefonía celular dinamizó ese servicio en favor de los clientes
FUENTE: ESTADÍSTICAS SUTEL || ÉDGAR JIMÉNEZ Y JUAN F. LARA / LA NACIÓN.
Diferencias superadas
La apertura del mercado celular enfrentó fuerte oposición política pero, para Maryleana Méndez Jiménez, primera directora de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) del 2009 al 2017, el desacuerdo quedó superado cuando emergieron los frutos de la competencia.
Méndez enfatizó que el principal beneficio fue un servicio de telecomunicaciones universal para el pueblo.
“Han sido las personas las grandes ganadoras, porque pueden contratar a su medida y con mejores velocidades y mejores condiciones de atención al cliente derivadas de esa rivalidad comercial”, expresó.
La exfuncionaria recordó que a Telefónica y a América Móvil se les obligó a construir sus propias redes móviles por el impedimento legal de usar la infraestructura del ICE. Como debieron levantar sus propios equipos, explicó, con el tiempo esto enlazó entre sí los hilos de todos los proveedores.
“La infraestructura de entonces no es la de hoy porque hubo dos redes por completo nuevas que impulsaron el desarrollo y movieron el mercado. Los datos son elocuentes sobre el éxito en cobertura por extensión de redes y alcance, en calidad del servicio, y todas las ventajas para las personas”, concluyó.
Incluso Alberto Salom Echeverría, quien se opuso a la apertura en telecomunicaciones cuando era diputado del Partido Acción Ciudadana (PAC), entre 2006 y 2010, alabó la competencia en estos años pues cree que eso volvió al ICE más competitivo.
“El ICE se ha pellizcado en lo que toca. En otros aspectos tiene cosas pendientes, pero me parece que eso fue un beneficio colateral que recibió o perdía todo el mercado”, señaló.
Salom explicó que su oposición se debió a que, según él, Costa Rica generó una competencia injusta, pues debió imponer más cargas económicas a las telefónicas extranjeras por su ingreso. “Es una competencia derivada de nuestra insensatez; pudimos haber buscado condiciones diferentes. Son empresas monstruosamente grandes”, aseveró.
También el político Ottón Solís Fallas, candidato presidencial por el PAC en el 2010, objetó la apertura. Él afirma que todavía hoy mantiene algunas dudas.
Según él, el cambio ni aceleró, ni obstruyó el proceso de mejoramiento en la prestación de los servicios al argumentar que el país ya había experimentado “un enorme avance” brindando telecomunicaciones cuando el ICE era monopolio.
A su juicio, no está claro que sea posible atribuir ese avance al monopolio estatal, ni tampoco mejores servicios por la competencia desde la apertura, sino que todo resulta más de la evolución de las tecnologías en este sector. No obstante, sí tiene recriminaciones para el ICE.
“El ICE ha tenido dificultades para responder a los desafíos de la competencia porque hay intereses creados a lo interno que lo han impedido. En su área de telecomunicaciones, se han tomado decisiones que, si no son corruptas, son muy desacertadas como nacionalizar una empresa como Cablevisión y construir un carísimo y subutilizado data center”, aseveró.
Apertura y iPhone 4
El cambio empezó en octubre del 2007 al abrirse el mercado de telecomunicaciones con la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) de Costa Rica con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
La apertura quedó legalmente en firme en junio del 2008 con la Ley General de Telecomunicaciones y otra normativa gracias a la cual, en el 2009, se constituyó la Superintendencia General de Telecomunicaciones (Sutel).
Con la competencia por llegar, el ICE lanzó en 2009 su marca Kölbi y empezó a abrir sucursales específicas para colocar sus líneas y vender celulares tal y como después lo hicieron las firmas extranjeras. Sus demoras de semanas o meses empezaron a desaparecer.
Finalmente, a inicios del 2011, la Sutel subastó espectro radioeléctrico otorgado a la mexicana América Móvil y la española Telefónica y, en noviembre de ese año, se rompieron 17 de años de monopolio celular con las primeras ventas de firmas externas.
Para entonces, el Instituto había dado pasos para encarar a sus rivales. Uno ocurrió el 4 de mayo del 2011 cuando anunció la llegada al país del iPhone 4 de Apple, un aparato apetecido en mercados de todo el mundo por su carencia de botones físicos y nuevas funciones gracias a la Internet móvil.
Para enero del 2012, el panorama varió por completo para los clientes. Ahora existían tres proveedores que daban opción de pagar su teléfono preferido en uno o dos años dentro del contrato de servicio, en vez de tener que pagarlo de una sola vez.
En forma paralela, creció la demanda por una modalidad llamada “línea prepago” por la cual una persona ya no se amarraba a un monto fijo mensual. En cambio, pagaba por adelantado el consumo según su presupuesto.
Dos años después, llegó otro gran adelanto para el usuario que encendió la competencia. En noviembre del 2013, se hizo posible la portabilidad numérica por la cual un usuario puede cambiar de proveedor conservando su número telefónico. El trámite dura menos de 48 horas y se puede repetir hasta cinco veces al año.
Estas condiciones dispararon la penetración del servicio. A diciembre del 2010 había 3,1 millones de líneas activas en el país. Al 2020, eran 7,5 millones, luego de admisiones realizadas por el ICE en sus datos.
Por otra parte, si en diciembre del 2011 había 1,5 millones de líneas con Internet móvil, a diciembre del 2015 eran 4,8 millones.
También crecieron los ingresos de todo el mercado de las telecomunicaciones (incluye servicio celular, Internet móvil y fijo y otros), pues estos pasaron de ¢212.000 millones al cierre del 2010 a ¢728.000 millones al final del 2020.
”El mayor impacto fue la penetración del servicio que se hizo universal. La apertura llevó a la aparición de más de 100 nuevas empresas que luego aportaron al país casi 3% del PIB, más de 10.000 empleos directos y una cifra igual de indirectos. Hasta permitió la generación de alianzas de empresas de tecnologías de información y de telecomunicaciones”, explicó Paul Fervoy, presidente de la Cámara Costarricense de Tecnologías de Información y Comunicación (Camtic).