A Caroline Rodríguez Oviedo, de 34 años, algunos colores de los atardeceres le generan recuerdos y sensaciones de la época en la que consumía drogas. No sabe explicar con claridad qué es lo que sucede en su cerebro cuando eso pasa, pero prefiere bloquear esas memorias para evitar una recaída.
“No le tengo miedo a las recaídas, pero sí me cuido. Evito personas que estén en consumo y evito exponerme a ciertos lugares y situaciones”, afirma la mujer, quien tiene 16 de haber dejado los estupefacientes.
En la actualidad, Caroline viaja tres veces a la semana desde San Rafael de Heredia hasta el Centro de Rehabilitación Renacer, en Coris, Cartago, para dar consejería a mujeres menores de edad que buscan salir de la dependencia a las drogas. Conoce bien ese lugar, pues llegó allí a los 17 años arrastrando cinco años de consumo de psicoactivos.
Su historia con las drogas empezó a los 12 años con tabaco y alcohol, pero pronto experimentó con marihuana y al pasar a un colegio nocturno un hombre mayor le regaló cocaína. Luego vino el éxtasis, LSD y hongos.
A los meses de consumo pasó lo usual: dejó el colegio, se distanció de su familia y aceleró el consumo entre fiestas y paseos. Hasta que cerca de cumplir 17 años, su papá la enfrentó y procuró su internamiento.
Dieciséis años después, Caroline logró concluir una carrera técnica, combina sus actividades de consejera de adicciones con la administración de una empresa que tiene junto a su marido, además tiene una hija de 11 años.
En 2023, 346 adolescentes fueron internados por el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) en centros de rehabilitación, la cifra creció un 35% en comparación con 2019. De ellos, solo el 42% completa el programa de terapias que tiene una duración de entre nueve y 15 meses.
Los datos del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) ratifican un aumento en la cantidad de menores que consumen drogas y una edad de consumo cada vez más temprana. De 2021 a 2023, las consultas en los 14 Centros de Atención Integral de Drogas (CAID) crecieron un 169%. Las cifras suministradas por esa entidad señalan que 5.826 adolescentes fueron atendidos en los últimos tres años. Del total, 1.595 eran mujeres y 4.231 eran hombres.
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Caroline confirma que, en la actualidad, los menores están empezando el consumo de drogas a edades más cortas y variaron las sustancias con las que se inician. Antes arrancaban con tabaco y alcohol, mientras que ahora utilizan marihuana como punto de inicio.
Dos de los tres centros de rehabilitación a los que el PANI envía menores de edad confirman que, al realizar las entrevistas de ingreso, detectan que muchos de los internos comenzaron su consumo entre los siete y ocho años.