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Una pareja de jaguares (Panthera onca) hermanos quedó grabada a inicios de marzo en una cámara trampa del Área de Conservación Guanacaste (ACG). El video refleja el buen momento que vive esa especie de carnívoros debido a varias razones.
Los animales aparecen en dos tomas: una es cerca de la playa donde acostumbran cazar tortugas y luego tierra adentro, alimentándose de su presa.
Ambos habían sido vistos con su madre y, en este caso, se reconoció su parentesco por el patrón de sus manchas, gracias a las cuales es posible trazar relaciones de familia en esta especie.
Las capturas son parte de un proyecto de monitoreo e investigación sobre tortugas y jaguares en el Parque Nacional Santa Rosa, explicó Alejandro Masís Cuevillas, director del ACG adscrito al Sistema Nacional de Áreas de Conservación.
Los jaguares son los mayores felinos de América y terceros en el mundo, luego del tigre (Panthera tigris) y el león (Panthera leo).
Llegan a medir hasta dos metros y acumular masas corporales entre 56 y 96 kilogramos, las cuales pueden propulsar a velocidades hasta de 80 kilómetros por hora en sus persecuciones.
Su población se está recuperando, pues ahora registran mayor presencia en las costas del área protegida donde depredan tortugas.
Estas son más fáciles de atrapar en la arena y son una abundante fuente de comida. Casi siempre las capturan de noche mientras anidan sus huevos. Luego, las llevan por la playa a tierra adentro donde las devoran.
Los jaguares gastan mucha energía cuando persiguen, matan y luego trasladan un animal grande, explicó Shirley Ramírez Carvajal, bióloga de la Comisión Nacional de la Gestión de la Biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Energía.
Según el tamaño de la presa, los jaguares tienen comida para varios días, aun y cuando en la jornada de cacería coman en abundancia para reponerse.
Cuando quedan satisfechos, dejan la presa en el mismo sitio, al cual suelen volver por varios días para continuar alimentándose, pues estos felinos tienen un metabolismo muy acelerado (esto explica su delgadez natural), indicó Ramírez.
En ocasiones, los depredadores mueven el alimento para ocultarlo de otros animales hambrientos.
A sabiendas de esto, cuando los investigadores en Guanacaste detectaron una presa de tortuga frente a una cámara trampa, decidieron atarla con un mecate para prevenir que los jaguares se salieran de la toma y así analizar sus rutinas.
Armonía alimenticia
Esta maniobra, explicó Masís, les ha revelado algunas curiosidades.
Por ejemplo, hay jaguares que llegan a compartir una misma presa con pumas y otros animales.
A nivel de la cadena alimenticia en la zona, eso significa suficiente cantidad de alimento, lo cual baja la presión general para estos carnívoros quienes compiten por comida. Es decir, tanto hay que comparten.
“A nivel general, la población de jaguares se viene recuperando y debajo de estos, otras especies igual. Además, con la recuperación del bosque tropical seco en el Área de Conservación, ahora jaguares de la cordillera volcánica de Guanacaste y de zonas costeras se están conectando de nuevo”, apuntó Masís.
Esto representa otra buena noticia porque la reproducción de la especie aumentará en número de individuos y en vigor genético. En libertad, estos grande felinos llegan a vivir de 12 a 15 años.
Eduardo Carrillo, investigador y docente de la Universidad Nacional, estima que la población de jaguares debe rondar en unos 135 individuos en la ACG y constituye una de las más densas en Centroamérica, según el académico que acumula casi 30 años de estudiar a estos animales y sus presas.