El ministro de Obras Públicas y Transportes, Rodolfo Méndez Mata, afirma que al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) le espera una profunda limpieza interna, ante los fuertes indicios policiales de que una red de corrupción operó durante los últimos años en esa institución.
Por el llamado Caso Cochinilla, el Ministerio Público investiga a funcionarios y empresarios por el supuesto pago de dádivas a cambio de favores ligados a contratos de obras viales y una aparente malversación de ¢78.000 millones, entre el 2018 y los dos primeros trimestres del 2020.
Transcurrida semana y media de los 57 allanamientos que dejaron 30 detenidos por esta causa, Méndez Mata habló sobre las anomalías señaladas en el expediente, el tipo de relación que tenía con los empresarios investigados, su responsabilidad como jerarca del MOPT y el futuro de las obras adjudicadas.
La conversación con el jerarca, de 84 años, tuvo lugar en su casa en Naranjo, Alajuela, horas después de que tomara la decisión de integrar un órgano interventor en el Conavi y de no otorgarle contratos nuevos a las constructoras MECO y H Solís, vinculadas al Caso Cochinilla.
- ¿Es posible concluir todas las obras adjudicadas a H Solís y MECO? Como ya se pagaron dineros, ¿No hay riesgo de que quiebren y dejen todo tirado?
- Sí es un riesgo. Lo importante es que no haya responsabilidad del Estado por la interrupción indebida de un contrato. Por eso es que estas decisiones de cómo avanzar ahora son de mucho cuidado y de carácter legal. Me he estado asesorando con dos juristas de mucho prestigio y, del criterio que he recibido, tengo un esquema de por dónde podríamos andar.
“Además, tengo la recomendación de que el Ministerio debe trabajar muy de la mano con la Procuraduría General de la República y, para esos efectos, le he cursado una solicitud para una audiencia al señor procurador general, Julio Jurado Fernández”.
- Con todo este episodio, ¿convendría cerrar Conavi y buscar otro modelo para concesiones de obra pública?
-La reforma institucional tiene que darse y lo he dicho desde el inicio. Primero, traje a Rodolfo Solano y lo perdí cuando asumió el Ministerio de Relaciones Exteriores. Luego, vino la pandemia y eso trajo problemas significativos de manejo para todas las instituciones.
“Debemos comprender que el sector no es solo carreteras. Hay servicios de transportes y procesos de sectorización de rutas de autobuses y a eso se unen todos los problemas del Incop, Japdeva y Aviación Civil. La reforma tiene que ser integral y lo más urgente es el tema de carreteras.
“Sin embargo, veamos que lo que ha fallado aquí son los sistemas de control establecidos. Tenemos una normativa para presupuesto, administración financiera, procesos de contratación, adjudicaciones y procesos de control y supervisión de obras. Pero, por las denuncias y acusaciones planteadas, se demuestra que todo ese sistema es vulnerable y hay que corregir eso de primero.
“Además, están los factores humanos y para empezar hay que hacer una profunda limpieza interna. Esperaría tener un instrumental más ágil para realizar esa limpieza”.
-¿Y solo eso?
-No, también están identificadas duplicidades que se prestan para gasto ineficiente. Por un lado, tenemos al Conavi que construye y atiende el mantenimiento de la red vial nacional y, por otro, quedó en el Ministerio un equipo que opera ahí ineficientemente para hacer lo mismo.
“El tema se debe abordar y estoy tratando de conseguir apoyo de líderes del sector, quienes deseen participar como asesores y a quienes les daríamos potestades de decisión”.
-Nos contaba hace unos días que ustedes conocían sobre esta investigación hace varios años. ¿Por qué no se tomaron medidas a lo interno en todo este tiempo?
“Hoy (miércoles 23 de julio) La Nación, precisamente, revela que según el expediente judicial dos funcionarios del Conavi se acercaron a otros del Organismo de Investigación Judicial en un allanamiento el 27 de noviembre del 2018.
“Ellos conversaron sobre sospechas que ya existían y ese tema ya había sido analizado en una reunión previa en mi despacho, cuando se decidió acudir al OIJ en la forma que se hizo ya que nosotros no teníamos capacidad para producir resultados como los que han generado maravillosamente esas autoridades.
“Entonces, se buscó el interés del OIJ para que procediera y, desde entonces, eso se dio. La capacidad de la administración, e inclusive de las auditorías, es muy limitada”.
- Pero se les siguió adjudicando contratos a esas empresas ¿Por qué no se detuvo eso o por qué no se tomaron acciones contra funcionarios si los problemas eran tales como para involucrar al OIJ?
- Sí hubo modificaciones y cambios. Donde se sospechaba de algún funcionario, lo cambiábamos de puesto. Pero venimos a enterarnos que esto es un crimen organizado inmerso a lo largo de 20 años en esa labor. Es algo terrible y el golpe que se da al país es tremendo al descubrirse cómo, por cinco administraciones, había una organización dedicada para ese fin. ¡O sea!
- ¿Cuál diría que es su responsabilidad en todo este asunto?
- El Estado tiene diseñado todo un sistema de verificación y uno ha seguido las normas y procedimientos para ceñirse a procesos de transparencia y legalidad. ¿Cuántas adjudicaciones no hemos rechazado por pedidos de revisión? Las potestades y las facultades se han utilizado. Además, vine a realizar la obra que he realizado y que estaba paralizada en este país.
- ¿Entonces qué pasó?
- La magnitud de esto jamás la habría podido imaginar. Estuve fuera de la función pública 18 años sin ligamen alguno al quehacer del Ministerio ni en lo político, ni en lo administrativo. Al llegar y ver cómo era todo, sí hice ver las dificultades para ejecutar que sentía tener.
“Públicamente ventilaba las trabas que debía enfrentar para que las cosas se hicieran ante semejante carga de ineficiencia en la institución y de todo tipo: administrativa y hasta de corrupción. Había también mucho temor de los funcionarios.
“¡Pero yo no soy Superman, no existe Superman! Pedirme a mí, como persona y ministro, que haga toda la obra que hemos hecho y que está a la vista de todos quienes la han celebrado y, además, corregir todos los males administrativos y de corrupción, digo, yo no soy Dios”.
- ¿Tenía usted relación con estos empresarios a quienes se les han adjudicado tantas obras? ¿Lo presionaban?
-No, presión no y jamás la hubiera aceptado. Quejas sí, muchas. Se quejaban de que había una supervisión que no les resolvía, que se demoraban los plazos y por lentitud; o me decían que tenían seis meses de trabajo, pero no recibían sus pagos. Quejas ordinarias de un empresario de este tipo.
- ¿Cómo describiría su relación con los empresarios detenidos?
- Mi relación con los empresarios era lejana. Para serle totalmente transparente, socialmente nunca me relacioné con un empresario. Eran conversaciones de trabajo por la relación de estos empresarios por los contratos con el Ministerio. Absolutamente todo de trabajo.
“A mí me interesa que las obras se realicen y, por lo tanto, me interesaba en escuchar cuáles podrían ser los problemas en su ejecución pero no intervengo, y nunca intervine, en aspecto técnico o financiero alguno. Nunca porque esa no es mi tarea”.
- Con todo lo que ha pasado y lo se va conociendo, ¿cuál es su mpresión?
- Siento un asco de todo lo que he conocido hasta el momento; la falta de cordura y el robo que puedan haber hecho algunas empresas a los recursos de los costarricenses. Pero quiero advertir lo siguiente; ser directo y hablarle a los costarricenses: sus dineros están en las obras construidas.
“Si alguien se prevaleció; si alguien hizo malos negocios en los procesos de contratación o ejecución de esas obras, esas personas y responsables merecen el castigo más severo; pagar de la manera más cruda y más fuerte el daño hecho al país por haber cometido semejante traición a los postulados de decencia más elementales.
“Cada colón recibido del erario público se invirtió en la atención de los costos de las obras las cuales están a la vista de todos”.
- ¿Hay remordimiento por haber vuelto al servicio público?
- Ahora tengo 84 años. Cuando salí de mi retiro y me incorporé al servicio de los costarricenses lo hice sin ningún tipo de filiación política. Fue por total patriotismo. No lo hice para vanagloriarme; ni derivar de ello absolutamente ningún beneficio. Entendía los riesgos porque yo había pasado por muchos procesos de esta naturaleza en el pasado.
“Lo hice con un sentimiento de querer venir y demostrar que se podía hacer la obra pública que se ha hecho. Y no me arrepiento. Estoy pasando lo que estoy pasando por los comentarios, insultos y todo cuanto se quiera hablar, pero si tengo que repetir todo sabiendo que pagaré ese precio por el trabajo que realicé; bienvenido. Lo volvería a repetir porque es hecho con el corazón, con sentimiento y con patriotismo”.