Lorena Villalobos Villalobos tenía 44 años cuando se palpó un bulto en el seno. Se había realizado una mamografía apenas un par de meses antes, con un resultado normal.
Con esta sospecha se presentó de nuevo en su Ebáis, en mayo del 2022, en el preciso momento en que la plataforma del Expediente Digital Único en Salud (EDUS) era blanco de un hackeo y, por tanto, no había acceso para revisar el examen.
En ese entonces, Villalobos vivía en Quebrada Ganado de Garabito, en Puntarenas. La médica de su Ebáis le dijo que ella podía revisarla mes a mes, para ver la evolución de la “pelotita” y que apenas se restableciera el EDUS le asignaba un nuevo examen. Pero el tiempo comenzó a pasar y no había sistema.
“Pasó junio y julio y no pasaba nada. Preferí ir adelantando. Ella me dijo que si yo podía mejor me hiciera otra mamografía y ultrasonido por lo privado, que si nos esperábamos por la Caja podía pasar mucho tiempo”, recordó.
Los procedimientos eran caros para su familia, pero ella y su exesposo tenían una “platita guardada” de la que echaron mano para cubrir el costo de los análisis. Esto fue a finales de julio, cuando ya llevaba más de dos meses de esperar.
Con los resultados, la doctora del centro privado le dijo que le iba a enviar una referencia para una biopsia, porque el bulto “no se veía nada bien”.
Villalobos llevó los documentos al Ebáis de su comunidad. La doctora Quesada, la misma que había visto su caso desde el inicio, le hizo de inmediato una referencia para el Hospital de Quepos, pero fue más allá y llamó al oncólogo del Hospital México.
“Ella me sacó la cita en el Hospital México y el 13 de setiembre me dijeron que sí era cáncer y que me tenían que extraer la mama completa porque el tumor ya era grande y que a la par del pezón había uno pequeñito”, rememoró.
Un mes después, la estaban operando. Y al mes siguiente, le hicieron otra cirugía. Después de eso vino quimioterapia, radioterapia y ahora lleva tratamiento hormonal.
‘Sé que mi caso fue rápido’
Lorena siente que su caso fue muy rápido en comparación con otras personas que ella conoce que esperan años para conocer su diagnóstico, pero también vio varias diferencias.
“Si no hubiera pagado exámenes, quién sabe cuánto habría esperado, más con el EDUS como estaba. La misma doctora me lo dijo”, afirmó.
La primera diferencia es que ella sí pudo hacer un sacrificio económico para pagar su mamografía y ultrasonido.
Otra diferencia es que en el Ebáis su doctora actuó de inmediato y habló directamente para conseguirle las citas y exámenes, algo con lo que muy pocos pacientes que transitan por la ruta del cáncer cuentan.
“Ella me vio un viernes y el viernes me llamó para decirme que el oncólogo me veía martes en el Hospital México. Esa doctora me adelantó el camino. El oncólogo me mandó exámenes y biopsias y me dieron los resultados muy rápido”, recalcó.
Enfermedad la llevó a regresar a San José
Durante la atención de su enfermedad se unieron varias cosas. Por un lado, su divorcio. Por otro, sus citas cada vez se hacían más frecuentes en San José y tenía que ir al Hospital México todas las semanas.
Lo anterior le complicó el cuido de su hijo menor, quien tenía ocho años en ese momento. Finalmente, su hija mayor comenzó la universidad y sus clases eran en San José. Por ello, Lorena decidió trasladarse con sus hijos a su natal Aserrí; hoy vive en Salitrillos.
“Vi la refrigeradora donde tenía el calendario, y vi tantas citas... sin contar todas las sesiones de quimioterapia y radioterapia y dije, ‘¿qué voy a hacer si mi exesposo no me ayuda?’ Decidí tirarme al vacío con mis dos hijos“, recalcó.
En Salitrillos también encontró un médico de Ebáis comprensivo. Él le aconsejó no pasar su expediente al Hospital San Juan de Dios (donde le correspondía por su zona de residencia) y continuar en el Hospital México.
“Me dijo que iniciar un proceso en otro hospital podía ser muy complicado”, manifestó.
Lucha por medicamento
Aunque ella asegura que su transitar por la ruta del cáncer ha sido muy rápido, también ha tenido que luchar para conseguir el tratamiento adecuado para su tipo de tumor.
“Me negaron un medicamento crucial para continuar con mi vida. Con la ayuda de Anasovi (Asociación Nacional Segunda Oportunidad de Vida) le gané a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) un recurso de amparo en 2023 y me dieron el medicamento”, recordó.
La resolución tomó cinco meses. Pero ahí contó con otra ventaja. El tratamiento, previsto para iniciar en setiembre, se solicitó desde inicios de ese año. La CCSS lo rechazó en marzo, pero el fallo de la Sala IV se produjo muy cerca de la fecha establecida para el inicio de la terapia.
“Ahora estoy con mi tratamiento hormonal y es difícil, porque me adelantaron la menopausia y eso cansa mucho. Pero en mis hijos tengo el mejor apoyo y el mejor premio; por ellos es que agradezco haberme movido rápido y que mis doctores se movieran igual de rápido”, concluyó.