Todo jugó ayer en el sorteo de la lotería más importante del año. Los sueños, los agüizotes y extrañas combinaciones de números, son parte de este juego.
El relato de Luis Chacón, un vendedor de lotería que tiene su puesto en la acera del Mercado Central de Heredia, lo deja en evidencia.
“Esta vez me pasó una cosa curiosa. Unos guanacastecos llegaron hasta mi puesto a buscar la serie 351; ellos vieron en un sueño que esa iba a ser la serie del mayor. Y se llevaron varios números de acá”, contó el vendedor.
Según dijo Chacón, aún ayer tenía varios enteros de esa serie y las personas que conocieron la historia de los guanacastecos seguían acercándose a pedir fracciones.
Sebastián González, también vendedor de lotería, pero en Tibás, aseguró que todos los jugadores, o por lo menos la mayoría, tienen sus trucos para tratar de toparse con la suerte y darle al premio mayor.
“Uno a veces se queda asustado de ver qué enredos hace la gente para tratar de sacar una combinación de números y pegar en la navideña, pero también en otros juegos. Un día, un señor traía una manzana que cuando la mordió se formó algo parecido a un 88 y por eso llegó a comprar ese número”, comentó González.
Este vendedor dijo que el mejor agüizote para lotería es que “Dios quiera darle la platita”. Agregó que el número en que menos piensa la gente resulta ganador pues es puro azar.
“De la suerte y la muerte nadie se escapa. Lo que le toque, eso le llega, por más trucos y enredos de números; si no le toca, no pega”, intentó explicar González.
Sueños efectivos. A quien la suerte sí le sonrió gracias a un sueño fue a Felicia Pérez, de Tibás. Esta jugadora soñó con su bisabuela, quien había muerto, y justo en el año del sorteo se cumplían 40 años desde su fallecimiento.
“Fue muy vacilón. Esto pasó hace como seis años, cuando me soñé con mi bisabuela. Compré varios pedazos del 40 y salió. Esa vez no era de la navideña, pero sí pegué bastante platita y desde esa vez siempre le creo a los sueños”, relató Pérez.
Por su parte, Stefanny Vargas, joven herediana, también trató de probar suerte con un sueño que tuvo. Según comentó, fue por influencia de su mamá que siguió lo que le decía el sueño y fue en busca de los números que podrían ser los ganadores.
“Me soñé que iba manejando un carro, pero se le pegó el acelerador y no lo podía frenar. Lo vacilón fue que el acelerador se le pegó en 77 kilómetros por hora; entonces, cuando le conté a mi mamá, me dijo de inmediato que jugara el 77, y el 88 por las ruedas del carro”, contó Vargas.