Santiago (Puriscal). Un estudio que hicieron profesionales del ICE advirtió que el viejo templo parroquial de esta ciudad tiene “serios daños estructurales” y sugirió su demolición.
La recomendación consternó a muchos de los vecinos, para quienes la iglesia es un emblema.
El análisis del edificio duró casi un año y lo hicieron expertos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), a petición de un grupo de puriscaleños interesados en la posible restauración y conservación del inmueble.
Los especialistas concluyeron que “la antigua iglesia parroquial de Santiago presenta serios daños estructurales y se determinó que fue construida con materiales de muy baja calidad”.
Agregaron que “dichos daños se han acelerado por el deterioro y la ausencia de mantenimiento de los últimos 12 años”.
Ante tal panorama, la primera prioridad es iniciar una demolición ordenada y segura del edificio, y aprovechar el terreno con un tipo de uso apropiado a las condiciones del suelo. Por ejemplo, un parque de recreación o un estacionamiento, dijo el estudio.
El enjambre sísmico que sacudió al cantón de Puriscal, en 1990, afectó gravemente al templo.
Otras opciones
Aparte de recomendar la demolición, el informe técnico incluyó dos sugerencias más:
Eliminar el cuerpo superior de la edificación, incluyendo las torres, para aprovechar el edificio a la altura de los arcos y techarlo. Quedaría como un símbolo, pero no podría usarse para ningún tipo de actividad que incluya permanencia de gente.
Mantener el templo en las actuales condiciones, pero dándole un mantenimiento mínimo para eliminar las filtraciones de agua. El acceso de personas estaría vedado, por lo que habría que reforzar la malla actual y colocar rótulos que adviertan sobre la prohibición de ingreso.
Empero, el mismo estudio advirtió acerca de que en tales condiciones “existe una probabilidad muy alta de colapso de la estructura ante un posible evento sísmico” de gran magnitud.
Golpe sentimental
Los ingenieros del ICE presentaron la investigación en octubre a las autoridades del cantón, pero fue hasta el fin de semana trasanterior que el presbítero Marco Diego Bonilla lo dio a conocer.
Fue “un duro golpe sentimental; no esperábamos esos resultados”, declaró Bonilla, presidente del Comité Pro Restauración y Conservación del Templo.
“Considero que demolerlo sería la decisión más responsable. aunque también la más dolorosa”, manifestó el sacerdote.
Sin embargo, indicó que piensan hacer un plebiscito para que la comunidad tenga la oportunidad de expresarse.