Un decreto de la diócesis de Cartago, firmado por su obispo Francisco Ulloa, convertirá al templo de Paraíso en santuario de Juan Pablo II, a partir del próximo domingo 27 abril.
El sacerdote de la parroquia, Donald Solano, manifestó que la decisión se tomó porque todos los días llegan peregrinos a rezar al templo, desde que la reliquia del santo llegó al lugar.
En una esquina del inmueble religioso hay un baúl para que los católicos escriban sus peticiones y oraciones al santo.
“Cada mes, sacamos las peticiones y las guardamos en un álbum. Después de junio del 2011, no hay día que falten feligreses a orar al templo”, dijo Solano.
Un recuerdo. El periódico La Nación de 1983 describe la llegada de Juan Pablo II como una “ventosa tarde del 2 de marzo”. Ese día fue cuando el papa Juan Pablo II se inclinó para besar el suelo costarricense. Por primera vez, en casi dos mil años de existencia de la Iglesia católica, un Pontífice tocaba tierra centroamericana y su ingreso a la región fue por Costa Rica.
Himnos, cánticos religiosos, pañuelos blancos, banderas de Costa Rica y del Vaticano, rezos, aplausos, lágrimas. Los costarricenses hicieron hasta lo imposible por saludar al máximo jerarca de la Iglesia católica.
La mayoría de las calles de San José estaban cerradas, más de 4.000 policías velaban por la seguridad y 600 periodistas centroamericanos hacían lo propio por cubrir las informaciones relacionadas con la visita histórica. La Casa Presidencial (Zapote), como la Nunciatura (Rohrmoser), donde se alojó el Sumo Pontífice, fueron engalanadas con guarias moradas, bromelias y otras flores.
“Veo en Juan Pablo II a alguien que en todo momento de su vida vivió conforme al plan de Dios. Es un mensaje para constituirnos en instrumentos de fe, que la paz y la solidaridad. Sin embargo, no podemos quedarnos solo en celebraciones, sino comprometernos con tareas importantes para vivir conforme al amor de Dios”, explicó el arzobispo, José Rafael Quirós.
Con vigilias, oraciones y rezos, los católicos de Paraíso de Cartago harán una vigilia en honor al milagro costarricense, que llevará a la santidad a Juan Pablo II.
El domingo, esta parroquia amanecerá celebrando un milagro y en oración por Juan Pablo II: el santo que visitó Costa Rica.