El temor de la familia de Luis Andrés Castillo Brenes, en La Asunción de El Guarco, en Cartago, se hizo realidad este sábado cuando la tormenta les quitó todo. La lluvia solía ingresar a la casa cuando las precipitaciones eran fuertes, pero nunca había alcanzado más de unos pocos centímetros. Sin embargo, en pocos minutos vieron cómo todo quedó bajo el agua y el lodo.
Brenes relató que la inundación llegó a una altura de 1,20 metros, dañando todo lo que estaba a su paso. Alimentos, electrodomésticos y camas, todo quedó perdido bajo el lodo que este domingo intentan limpiar, buscando algo que puedan rescatar.
“Claramente, una situación que uno no se espera. Al menos en mis 23 años, la situación que se había dado siempre había sido de, si acaso, 10 cm o 20 cm cuando mucho. Sin embargo, ayer 1,20 metros fue lo que llegó el agua dentro de mi casa y prácticamente lo perdimos todo: camas, colchones, refrigeradora, cocina, comestibles, alimentos perecederos. El día de hoy ya nos toca sacar el barro. Ya pasó la tormenta y viene la calma”, comentó Castillo.
El joven se encontraba a las afueras del inmueble donde ha residido toda su vida. En el corredor, donde sacaron lo que había en la vivienda, bueno o malo, reconoció que pese a la pérdida, sintieron el respaldo de instituciones públicas, que desde este sábado han acompañado a los afectados.
“Gracias a Dios, hemos tenido buen apoyo tanto de la municipalidad como de la CNE (Comisión Nacional de Emergencias), entidades que se han puesto la camiseta con el pueblo, con la comunidad y nos han ayudado”, declaró.
A escasos metros de ahí, sobre la misma calle, Alexander Quesada Molina, de 48 años, volvió a revivir la situación de hace cinco años, cuando le tocó iniciar de cero luego de perderlo todo en otra inundación. Ahora no fue él quien vio cómo el agua volvía a robarle todo lo que había recuperado, sino que esta vez fue su hija, que tiene una casa en el mismo lote, la que sufrió los estragos de la tormenta.
Quesada narró que ella debió irse a dormir a otro lugar, pues tienen tres niños pequeños que no podían correr el riesgo de pasar la noche en el sitio. Ahí, la calle prácticamente se convirtió en un río, debido a que es un punto donde convergen diversos afluentes que, con el aguacero del sábado, se llenaron y se desbordaron.
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“Mi hija es madre de niños. Tuvieron que ir a dormir a la casa de una señora en Ciudad de Oro, porque desde ayer se metió metro y medio de agua y se perdió todo, absolutamente todo. Aquí la problemática en estas partes es que llegan tres tipos de aguas (...). Desgraciadamente, nosotros somos pobres y todo nos ha costado.
Hace cinco años perdimos absolutamente todo. Esta vez, la verdad, la experiencia deja enseñanzas y por eso fue que no perdimos todo, pero mi hija sí”, lamentó este vecino.
Las casas de estas familias de La Asunción son parte de las 100 viviendas reportadas como afectadas en la provincia cartaginesa. En su caso, el agua fue la culpable de los daños que tuvieron; en otras fueron los árboles los encargados de destruir las casas.
En la urbanización El Molino, un árbol de gran altura fue arrancado del suelo por las ráfagas y lanzado contra el muro de una vivienda. Las ramas también impactaron casas vecinas. La acera junto al árbol quedó destruida, pues al caer, las raíces se despegaron, llevándose consigo hasta las alcantarillas.
En la urbanización Las Brisas, en Cartago, una buseta quedó introducida en el cauce del río Toyogres, luego de que fue arrastrada desde una comunidad cercana. A la tarde de este domingo aún no había sido retirada.
En el mercado central cartaginés el agua también corrió sin destino, obligando a todos los vendedores a refugiarse. Así lo relató Sandra Matamoros Valerín, quien vio cómo una nube negra cubrió el cielo al caer el aguacero.
“Fue como una hora. Yo nunca había vivido eso, yo soy de Cartago y nunca en mi vida lo había vivido. Fue algo tremendo, algo que mentamos a Dios sobre todas las cosas. Le pedíamos a Dios que nos quitara eso porque era algo que no era normal”, dijo.
Yorleny Vargas, que tiene 16 años de tener un tramo de flores en el mercado, sí perdió mercadería, debido a que el viento y la lluvia dañaron sus ramos.