José Francisco Quesada no olvidará los días de pandemia en los que solo ingresaban ¢5.000 a la caja registradora de su negocio. Cumplidos dos años de crisis sanitaria, puede celebrar que ya logró recontratar a casi todos los empleados de su bar, October, en Zapote.
“October tiene cuatro años y nosotros tenemos patente de restaurante, entonces esa fue parte de la salvación que tuvimos para que no quebrara el negocio y no cerrar las puertas del todo cuando llegó la pandemia. Además, tuvimos la dicha de tener una persona sumamente comprensible que nos ayudó mucho con el tema del alquiler.
“Al inicio no sabíamos lo que se avecinaba y teníamos un pequeño ahorro de ¢1,5 millones que pensábamos que nos iba a alcanzar al menos los primeros meses de la emergencia, ya que creíamos que esto se iba a acabar en un par de meses. Cuando dictaron los cierres intentamos sostenernos con el servicio exprés, pero tuvimos que despedir a la mitad del equipo”, relató el también presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Afines (Asobarest).
Ese, precisamente, fue uno de los sectores más afectados con los cierres y restricciones de movilidad decretados por la llegada de la covid-19. Sin embargo, en los últimos meses, estos comerciantes y sus trabajadores han comenzado a respirar de nuevo.
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El optimismo lo comparten los trabajadores de turismo y de eventos, aunque les falta más camino para alcanzar el ritmo de actividades y los ingresos que se tenían en 2019, antes de la emergencia sanitaria.
Los empresarios turísticos afirman que se han logrado levantar en la periferia del país aunque en capital todavía no reciben suficientes viajeros de negocios. Entretanto, el sector de eventos tiene esperanza de emplear a más personas por todas las actividades previstas para este año. Coinciden en que la industria de restaurantes y, principalmente, la de bares es la que cuenta con números más positivos.
Según representantes de estos sectores, el impacto de la crisis sanitaria implicó la pérdida de al menos 150.000 puestos de trabajo, con mayor afectación en el turismo debido al cierre de fronteras que impidió el ingreso de extranjeros y la llamada a quedarse en casa para los nacionales.
El sector de restaurantes pasó de 140.000 trabajadores a 90.000, mientras que el turístico pasó de 850.000 (entre directos e indirectos) a un total de 750.000, según datos de las cámaras empresariales.
Por su parte, la industria de eventos no maneja cálculos de pérdida de trabajos. Antes de la pandemia se estimaba en 4.500 empleos directos y 12.000 indirectos, y con la crisis sanitaria toda su actividad se frenó por la prohibición de conciertos, espectáculos y cualquier acto que implicara aglomeraciones. Calculan que se dejaron de percibir unos $85 millones.
La mitad de empleos
Con todo y la clara mejora de las condiciones, el presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), Rubén Acón, dijo sentirse preocupado por la pérdida de la mitad de los empleos directos en el sector.
“Entendiendo que casi el 90% de las empresas que trabajan en el turismo son pequeñas y muchas otras están en la informalidad, pero los datos de la Caja (Costarricense de Seguro Social) y de la Cuenta Satélite del Banco Central nos dicen que todavía estamos con gran afectación de las personas identificadas en el sector formal.
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“Si en el 2019 teníamos más de 250.000 empleos directos, ahora estamos como por la mitad. Pero si agarramos el sector informal es probable que la afectación sea aún mayor porque en el camino se ha quedado mucha gente que ya no va a volver a operar y quizá esos todavía no están identificados ni cuantificados”, comentó el empresario.
Para Acón, el país no pudo aprovechar al máximo la temporada alta de este 2022 y eso también influyó en el empleo. Además, señaló que muchas personas que trabajaban en turismo, por la falta de labores, migraron a otras partes del país u otros oficios, lo que provocó que en este momento no haya tanta mano de obra calificada como antes.
“Hemos tenido que recurrir a mano de obra de gente que no está preparada y eso nos afecta. Incluso se ha tenido que recurrir en varios casos a manos de obra extranjera, aunque haya tanto costarricense sin empleo. Es una situación complicada, pero ahí estamos tratando de sacar la tarea adelante, principalmente desde la empresa privada”, agregó.
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Por su parte, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) rescata que los rent-a-cars han sido muy exitosos en recuperarse debido al comportamiento de “burbuja” de las personas, pero admite que la realidad es otra para los transportistas (buses y busetas turísticas) porque ha habido resistencia a viajar en grupos con desconocidos y decayó el turismo de grupos estudiantiles y científicos.
“Hay un notable crecimiento en el turismo de lujo, por ejemplo el crecimiento de Real Estate de Lujo en las costas, principalmente en Guanacaste. Los precios se han disparado”, agregó la cartera.
En ese sentido también se pronunció la Cámara de Hoteles, al destacar que el aeropuerto Daniel Oduber, de Liberia, es el que ha traído más visitantes a las playas últimamente y aseguró que el turismo corporativo que se concentra en la ciudad es el que todavía no cuenta con números positivos. “Las reuniones y congresos no se han vuelto a dar como antes en San José”, lamentó.
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Más entretenimientos
La aforos y la autorización de actividades masivas devolvió la esperanza y el trabajo al sector de eventos. Paulo Aguabella, vocero de la Cámara de Empresas Productoras de Entretenimientos, Eventos y Afines (Caproevent), indicó que cerca de 2.000 personas ya han recuperado su trabajo.
“Son ciudadanos que en pandemia se habían quedado con medio tiempo o quedaron desempleados y que están regresando por la necesidad de trabajo que hay ahora. Ha sido un proceso lento, pero ya hay más eventos grandes como el concierto de Coldplay que aunque traía mucha gente de afuera, también empleó a cerca de 150 costarricenses”, afirmó.
Aguabella señaló que la tramitomanía del Ministerio de Salud y de las municipalidades para permitir estos eventos todavía debe volver a la normalidad para que no sea tan engorroso preparar actividades grandes. Además, rescató que también hace falta que la población comience a salir de nuevo y a perderle el miedo a las zonas concurridas.
Para el presidente de la Cámara de Promotores de Eventos Masivos y Afines (Capema), Manrique Mata, el sector no ha llegado a un verdadero inicio de recuperación, porque solo ciertos empresarios han logrado concretar actividades y reconoció que muchos trabajadores migraron a otras industrias para sobrevivir durante la crisis y posiblemente no regresen.
“Creo que hay que dar más tiempo para tener datos sobre empleo y sería conveniente realizar un estudio para conocer mejor la situación en la que estamos. Este año es crucial y por eso hay una cantidad enorme de eventos que están definidos, pero quizá hasta finales del 2023 se pueda pensar en un regreso a la normalidad”, apuntó.
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De vuelta al juego
Un sector que se mantiene más positivo es el de bares y restaurantes, ya que fue uno de los más golpeados al inicio de la pandemia, pero el que mejor se ha levantado en los últimos meses. Así lo confirma la Cámara Costarricense de Restaurantes y Afines (Cacore), al destacar que desde el pasado 7 de marzo han aumentado en un 10% las contrataciones de trabajadores.
“Ya que una mayoría de restaurantes están trabajando de forma voluntaria con un 50% de aforo, sin pedir código QR, se espera que en abril, cuando finalmente se pueda operar a capacidades prepandemia, las contrataciones vuelvan a aumentar otro 10% a 15% adicional”, declaró Eliot Campos Ballard, presidente de la organización.
En los bares y discotecas la situación es aún mejor, pues la mayoría de los más grandes, después de dos años de trabajar muy limitados o inclusive estar cerrados, ahora están operando al 100% de aforo. “Estos establecimientos están aumentando su personal en un 25% a 50%, inclusive en los bares de La California (en San José), algunos de los más grandes y populares están contratando en un 50% a 60% respecto a sus planillas de febrero”, explicó Campos.
Para el líder de Cacore, el Gobierno tardó mucho en quitar la restricción vehicular, lo que retrasó la recuperación de su sector. Alegó que la mayoría de establecimientos han sido estrictos con los protocolos dictados por el Ministerio de Salud y eso provocó, de forma contraproducente, que se incrementaran las llamadas “fiestas clandestinas”.
“Esperamos con ansiedad que a partir de abril, ya sin medidas de aforo, se dé un mayor crecimiento en las ventas que permita una mayor contratación de personal”, comentó el empresario.
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Por su parte, la Asociación de Bares, Restaurantes y Afines (Asobarest) confirmó que muchos de sus asociados ya están buscando trabajadores de nuevo e incluso duplicando su planilla. Sin embargo, todavía sienten que la población no se ha acercado a los lugares como antes y que han cambiado los patrones de consumo.
“Al estar tanto tiempo restringidos de las 10 p. m. a medianoche, ya nuestros clientes se acostumbraron a terminar de consumir alrededor de esas horas”, comentó José Francisco Quesada, presidente de la Cámara.
No obstante, le satisface que los asociados volvieron a contratar a antiguos y hasta nuevos empleados. El empresario contó que sus colegas le han dicho que han podido ampliar horarios y recuperar a compañeros que quedaron desempleados en 2020.
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