El desempleo en el centro del país alcanzó cifras nunca antes vistas en las estadísticas nacionales. Solo en el último año se disparó de 120.000 a 193.000 personas (73.000 más), es decir, un incremento del 60%.
Así, en el Valle Central, la tasa de desempleo, que es el porcentaje de personas sin trabajo del total de la fuerza laboral, creció 4,2 puntos porcentuales en un año, al pasar de 7,7% en el segundo trimestre de 2018, a 11,9% para el mismo periodo de 2019, revelan las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Desde 2010, cuando el INEC comenzó a hacer la Encuesta Continua de Empleo, no se topaba con cifras tan altas en la región central del país, conformada por ciudades de San José, Heredia, Alajuela y Cartago, así como sus alrededores, y donde vive el 57% de la población nacional.
Los 193.000 desempleados que hay en la Región Central, representan el 65% de los 296.000 sin trabajo en todo el país, donde la tasa nacional de desempleo, también, es de 11,9%.
El número de desocupados reúne a los que quedaron sin empleo pero también a los que decidieron comenzar a buscarlo, posiblemente porque los ingresos no alcanzan en el hogar.
‘Deterioro de las actividades productivas urbanas’
Para el investigador y economista Juan Diego Trejos, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, el mercado laboral sigue sin crear fuentes de empleo capaz de satisfacer a las personas que ingresan a la fuerza laboral, es decir, que empiezan a buscar trabajo.
“Ello sugiere un deterioro de las actividades productivas más típicamente urbanas, como manufactura, construcción y servicios de todo tipo, incluyendo los del sector público. Estas actividades no parecen estar compensándose con la generación de empleo informal o autoempleo en la región central”, señaló Trejos.
Para el también economista Alejandro Abarca, de la Universidad Lead y de la UCR, el deterioro de algunas de esas actividades obedece al lento crecimiento de la economía costarricense y a la baja en el consumo de los hogares.
“Nadie en este momento quiere tomar decisiones de inversión sencillamente porque hay mucha incertidumbre. Acaba de entrar el IVA, además tenés el problema con las huelgas, hay señales de que puede haber recesión en Estados Unidos, aquí se puede ver que la apreciación del colón más bien responde a una demanda muy baja en dólares. Entonces, nadie se quiere endeudar en proyectos o iniciar negocios”, manifestó Abarca.
La negativa o el temor de los costarricenses a adquirir créditos a largo plazo, frena el crecimiento del sector construcción, lo que a su vez afecta los encadenamientos productivos y la colocación de préstamos, lo que afecta a todo ese ciclo económico, por ejemplo.
Esa incertidumbre no solo afecta al consumidor, sino también al empresariado. Así lo declara Gonzalo Delgado, presidente de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep).
“Aunque también existen otras razones –dice–, no hay seguridad para invertir ante situaciones pasadas como las huelgas que provocaron la pérdida de al menos ¢138.000 millones el año pasado y las últimas situaciones de protesta. También ha contribuido a generar pérdidas considerables, causando cancelaciones de inversiones, exportaciones y una parte altamente afectada como es el turismo, sector que aún no se ha recuperado. Este tipo de situaciones repercute en los demás sectores de la economía, por ejemplo, agricultura, comercio y construcción”.
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En mayo, el sector privado pidió al Gobierno trabajar sobre ocho puntos para reactivar la economía, con el objetivo de devolverle la confianza a los empresarios y a los consumidores, sin embargo quedan algunos pendientes.
“Si bien es cierto hay avances en temas como simplificación de trámites, formación dual y encaje mínimo legal, que consideramos pudo reducirse aún más, es urgente avanzar en un tema fundamental, que es la ley para regular los abusos con las huelgas, así como el proyecto sobre empleo público”, recalcó Gonzalo Delgado.
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Desempleo en la Región Central
FUENTE: INEC || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
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Necesidades de las familias
Aparte del crecimiento natural de la fuerza de trabajo, que se da cuando personas cumplen la edad para tener una ocupación o terminan sus estudios de secundaria o universitarios, hay un fenómeno que podría estar obligando a miembros inactivos de los hogares a buscar empleo para generar ingresos.
“Sí, el fenómeno se denomina como ‘el trabajador añadido’, como una estrategia de los hogares por compensar la reducción de los ingresos reales”, explicó Juan Diego Trejos.
A algunos hogares no les ha quedado otra opción que enviar a miembros inactivos de la familia a buscar una ocupación, para compensar una caída en el dinero que llega al hogar, por el aumento en el costo de la vida y el poco crecimiento de los salarios, así como el alto endeudamiento.
Ambas realidades también explican el bajo consumo de productos y servicios por parte de los hogares.
Un ejemplo tradicional de este fenómeno es un hogar en el cual los sueldos de los padres dejaron de alcanzar para cubrir todas las necesidades y por lo tanto tienen que enviar a su hijo de 18 o más años a buscar empleo para que pueda cubrir sus gastos, como los estudios universitarios.
Por su falta de experiencia profesional, este joven enfrentará mayor dificultad para conseguir una ocupación. Más difícil será para aquellas muchachas y muchachos que no terminaron sus estudios de secundaria.
Cuantas más personas busquen empleo, el mercado laboral es sometido a más presión y hay más competencia por los puestos, lo que reduce las oportunidades para quienes se encuentran desempleados.