El desempleo persigue a los jóvenes, pero no a todos. Se convierte en un tormento para los menores de 24, sobre todo para los que no pasaron de la escuela o tienen el colegio incompleto e incluso para aquellos que aprobaron el colegio pero no ingresaron a la universidad.
86.500 jóvenes con esas características estuvieron desocupados el año anterior, a pesar de que intentaron conseguir trabajo.
Esta población representó el 35% de los desempleados en Costa Rica para 2018, de acuerdo con los datos promediados de las cuatro encuestas continuas de empleo de ese año.
Las oportunidades de los menores de 24 años sin ningún tipo de estudio universitario se reducen si viven en regiones como el Pacífico Central, zona sur, Chorotega o el Caribe, en donde se hay tasas de desocupación más altas.
Ese panorama laboral todavía es más complicado para las mujeres.
De los 86.500 menores de 24 años sin estudios universitarios que se encuentran desempleados, el 56,% no tiene secundaria, el 30,3% concluyó el colegio pero no continuó los estudios superiores y el 13,2% solo tiene escuela o menos.
De 310.500 jóvenes con bajo perfil académico que conformaban la fuerza laboral el año pasado, solo hubo 224.000 puestos para ofrecerles. En promedio, el 65% de los puestos fue acaparado por hombres.
Los empleos se presentaron principalmente en el sector secundario, en actividades como comercio, transporte, almacenamiento, turismo, reparación y actividades administrativas menores.
El año anterior cerró con 294.000 desempleados, cantidad suficiente como para llenar 8,4 veces el Estadio Nacional de Costa Rica o para hacer una fila de 147 kilómetros, con una persona cada medio metro de distancia.
En cuestión de un año 80.000 personas más se sumaron a la cifra de desempleo. El último trimestre de 2017 cerró con una tasa de desempleo de 9,3%, un año después se disparó al 12%.
El ingreso de nuevos jóvenes a la fuerza laboral propicia el aumento de desempleo, explicó la coordinadora de la Encuesta Continua de Empleo, María Luz Sanarrusia.
“Los jóvenes con secundaria incompleta, son quienes más tienen que ver con el aumento del desempleo”, explicó la especialista.
El año pasado la generación de puestos de trabajo aumentó un 7,4%, sin embargo la fuerza laboral lo hizo a un ritmo más acelerado, en 9,2%. Esto provocó que, a pesar de que se crearon nuevas plazas no se redujera el desempleo.
Hasta que no se corrija ese déficit entre los nuevos puestos de trabajo y la cantidad de personas que se integran a la fuerza laboral, el desempleo en Costa Rica continuará creciendo.
El Estado ha impulsado iniciativas para combatir del desempleo juvenil, como es el caso del programa Empléate, sin embargo, aún los resultados no son visibles. Así lo señaló un informe de la Contraloría General de la República.
Empléate está dirigido a jóvenes entre 17 y 24 años, mediante tres modalidades: Avancemos Más (para quienes tienen la secundaria), Por mí (dirigido a quienes solo tienen primaria o noveno), e Inclusivo (dirigido a personas con alguna discapacidad y de hasta 35 años).
Según el informe del órgano contralor, el desempleo entre la población joven aumentó en 6,52 puntos porcentuales entre el 2011 y el 2016, en el mismo período en el que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social impulsó Empléate.
Desempleo general en 2018
Tasa se ubicó en 12% en el iv trimestre de 2018
FUENTE: DATOS DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA Y CENSOS. || E.J. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Baja calificación´y desempleo profesional
De acuerdo con el Estado de la Nación, uno de los principales problemas que tiene el país en este campo, es la poca capacidad para generar puestos de trabajo para personas con calificación media.
“Quienes no tienen calificación o quienes tienen calificación alta presentan índices menores de desempleo. Quienes realmente tienen más difícil encontrar un empleo son las personas con calificación intermedia, especialmente el grupo que tiene secundaria incompleta”, explicó la investigadora Natalia Morales.
Las personas sin secundaria o que terminaron el colegio pero no iniciaron estudios para obtener una carrera representan el 54% del desempleo en Costa Rica.
“Si una persona no es calificada generalmente acepta cualquier empleo, pero cuando un trabajador tiene cierta calificación no acepta cualquier empleo, pero a la vez el mercado no le ofrece un buen salario porque no tiene buena formación. Esa persona probablemente o no acepte el trabajo o el empleador no lo elije”, dijo Morales.
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Sin embargo, poseer un título profesional tampoco es una garantía para tener una vacante. El desempleo profesional creció un 35% entre 2015 y 2019, cuando cerca de 10.500 personas calificadas se sumaron a las cifras de desocupados. Esto sin sumar los profesionales que trabajan en un área ajena a su especialización.
Biología, Geografía, Antropología, Periodismo, Educación Preescolar o Terapia Respiratoria son las seis carreras en las que los graduados tienen menos posibilidades de hallar empleo, según un estudio publicado en el 2018 por el Observatorio Laboral de Profesionales (OLaP) del Consejo Nacional de Rectores (Conare) con datos de 2011 a 2013.
El estudio se realiza cada tres años y compila la información de empleo en 134 disciplinas.
Al último trimestre del año anterior, 29.400 profesionales no tenían trabajo, según la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Mujeres con mayor dificultad para obtener un empleo
De cada 100 hombres en la fuerza laboral, 10 están desempleados; mientras que de cada 100 mujeres, 15 no tienen trabajo.
Ese fenómeno se presenta a pesar que, de acuerdo con un estudio del Estado de la Nación, un 34% de las mujeres posee educación superior en nuestro país, frente a un 21% de los hombres.
El porcentaje de mujeres en puestos de trabajo está estancado desde hace 14 años, pues desde el 2005, la tasa de participación femenina en el mercado laboral es del 44%, mientras que la masculina es de 66%.
Natalia Morales, investigadora del Estado de la Nación, explicó que uno de los problemas es que si bien las mujeres realizan más estudios y acceden en mayor porcentaje a la educación superior, se concentran en áreas que no necesariamente son las que tienen mayor mercado laboral, o incluso, estudian pero no necesariamente para salir a trabajar.
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“Muchas de esas mujeres con muy buen perfil profesional están en el hogar, o algunas entran a trabajar a una edad joven y cuando están en la etapa de la maternidad se salen temporalmente del mercado y les cuesta mucho más volver, porque cuando lo deciden tienen poca experiencia laboral”, explicó Morales.
De acuerdo con el análisis, cuando las mujeres consiguen empleo, es principalmente en servicios como la enseñanza, salud, tareas domésticas, administrativas y comercio, mientras que los hombres tienen una distribución mucho más diversificada.