Aquellos trabajos insalubres y peligrosos donde se está expuesto a tareas riesgosas con alta probabilidad de accidentes, así como a sustancias tóxicas, corrosivas, inflamables o explosivas que puedan generar enfermedades, son empleos que en la actualidad ya se han automatizado en muchos países desarrollados del mundo y para el doctor en Derecho Laboral, Eric Briones, Costa Rica debe avanzar en ese camino con agilidad.
No solo para estar en línea con la llamada cuarta revolución tecnológica 4.0 (robótica e inteligencia artificial), la cual traerá consigo en los años venideros nuevos paradigmas para las relaciones laborales, sino también con el fin de hacer los cambios sociales pertinentes y asimilar la llegada de la automatización desde la enseñanza de los padres a sus hijos, mediante la educación formal y la promulgación de políticas públicas.
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Para el también especialista en salud ocupacional con más de 30 años de experiencia en el área, automatizar los trabajos insalubres y peligrosos generará que muchos empleos que actualmente son realizados por costarricenses dejen de existir y por ende personas sean remplazadas por las máquinas, por lo que el Estado debe estar listo para ofrecer soluciones concretas para esos ciudadanos y no dejarlos a la deriva.
Además, destaca que al mismo tiempo el sistema educativo debe empezar a innovar para proporcionar a las nuevas generaciones las habilidades necesarias que les permitan desempeñarse en los trabajos del futuro, entre esos, manejar las máquinas que realizarán las tareas complicadas, pero también avanzar en la atención de servicio al cliente.
“Esto conlleva a una transformación del campo humano y específicamente en el laboral (lo cual trae aparejado cambios educativos, con profesiones que se enrumben más a la programación, sin obviar el desarrollo de las disciplinas destinadas a la interacción humana y su empatía) en vista de que trabajos que hoy se realizan comúnmente, en el futuro van a quedar en el olvido, como sucedió con el puesto de ascensorista, cartero, cochero, pagador de giros gubernamentales, controlador de los medidores de servicios públicos, etc”, explicó.
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Briones señaló que unas de las principales actividades que se irán automatizando cada vez más con el paso de los años son la construcción de edificios y la producción agrícola, que precisamente son los empleos en los que se presentan más accidentes y enfermedades producto del trabajo, con un total de 19.349 casos atendidos en 2021, según estadísticas del Instituto Nacional de Seguros (INS) suministradas a La Nación.
40% de empleos desaparecerán
Otra área es la industria metalúrgica, la cual ha sido dominada por robots en países como Japón y Estados Unidos, que son de los más avanzados en el tema. Además, el abogado agregó que esta automatización de tareas también puede ayudar a reducir bastante las tasas de enfermedad e incapacidad en los trabajos.
De hecho, el jurista agregó que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya ha indicado que en un plazo de dos décadas, un 40% de los trabajos que existen actualmente desaparecerán, por lo que las personas deben ser resilientes y desarrollar cada vez más habilidades blandas que les permitan adaptarse.
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“No todo es caótico, pues aquí lo importante es ser conscientes y prepararse, creando dentro de las casas de enseñanza futuros trabajadores especializados y con habilidades individuales, como la inteligencia emocional, la empatía, la adaptabilidad al cambio, la diversificación, creatividad, el compromiso de trabajo en equipo y ante todo la originalidad. Así, la persona trabajadora debe ser interdisciplinaria, dentro de sus especialidades.
“De allí, que sea importante revisar y adaptar la parte laboral a las nuevas condiciones, en pro de hacerla más dable en cuanto al desarrollo de la persona de manera integral, dentro de un contexto más elástico, permisivo, en cuanto a jornadas, horarios, descansos, presencialidad, controles, etc; y no solo propugnar por una desmedida sobreproducción y sobreganancia, para unos cuantos”, concluyó Briones.