María Rosales trabaja como empleada doméstica desde que era una niña. Empezó a los 11 años, como la única salida que encontró para escapar del matrimonio al que su papá quería someterla. Entonces tomó sus cosas, salió de Liberia y viajó a San José.
Treinta y tres años más tarde, ella aún labora en casas. De hecho, es la única ocupación que ha tenido, a excepción de haber trabajado en una venta de pollos y en una fábrica de chocolates.
Ya perdió la cuenta, pero calcula que ha trabajado para unos 100 patronos. Algunos han sido buenos, otros no tanto y de un par cuenta que, inclusive, sufrió abusos.
Tres décadas de trabajo doméstico le han sumado experiencia e historias de todo tipo, pero en ninguno de todos los empleos ha tenido seguro social. Cuando empezó en el oficio ninguno de sus patronos se lo ofreció, ni ella tampoco lo pidió.
"Nada, menos que yo no sabía nada porque venía del campo. ¿Qué me iba a poner a exigir seguro?", explicó.
En ese momento, posiblemente tampoco imaginaba que tendría que buscar la forma de duplicar sus energías para cumplir, cada día, con dos o más rutinas domésticas: la de su casa y la de sus patronos, al punto de convertirse en una especie de miembro de la familia adicional.
"Yo digo que la empleada doméstica es como una segunda esposa para el patrón: hacemos desayuno, almuerzo, cena, tenemos que criar a los hijos... Es cansado, y llega uno a hacer lo mismo a la casa", dijo.
Ahora, entiende la importancia de estar asegurada. Se planteó pedírselo a un patrono con el que empezó a trabajar hace seis años, pero se llevó una decepción cuando el jefe le respondió que para pagarle el seguro tendría que rebajarle un alto monto de su salario.
Ese tipo de situaciones son las que quiere prevenir la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) con la reciente entrada en vigor de una nueva modalidad para asegurar a las empleadas domésticas por horas, en la que se reduce la cuota patronal a la mitad.
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Con la alternativa, un patrono que paga un salario mensual de ¢100.000 a una doméstica tendría un aporte patronal de ¢27.859, cuando antes era de poco más de ¢54.058 mensuales.
La Caja busca mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras domésticas en el país, pues actualmente tan solo un 30% de las 170.575 personas con esa ocupación tiene alguna garantía laboral (seguros, vacaciones y aguinaldo).
La novedad fue recibida como una gran victoria para la Asociación de Trabajadoras Domésticas de Costa Rica (Astradomes), aunque Rosales duda de que los patronos se vayan a apurar para implementarla, pues con los años ha aprendido que usualmente prefieren evitarse gastos adicionales al salario.
No pasa únicamente con el seguro social, sino también con otros derechos laborales básicos. La misma María Rosales, por ejemplo, acudió este jueves en busca de asesoría legal a la oficina de Astradomes, en Curridabat, pues la cesaron de otro trabajo que tenía, pues laboraba en dos casas.
"Me despidieron el domingo por teléfono. Me puso en un mensaje que como no tenía cómo pagarme los feriados, que ya no me necesitaba. Del 25 de julio (feriado de pago obligatorio) me dijo que como yo no trabajé, no me lo iba a pagar. Yo ganaba con ella ¢15.000 por día", dijo Rosales.
"Nunca me había tocado que me despidieran. Se siente feo, como si uno se hubiera robado algo", agregó.
Esa misma patrona le debe el aguinaldo del año antepasado, dice la trabajadora, quien laboraba dos días a la semana en esa casa. Le queda su otro empleo, de tres días semanales, en una casa ubicada en Pavas.
Por ahora, María recibe la atención médica que requiere gracias al seguro que le extiende una expareja, y en los años que no tuvo cobertura optaba por acudir a Emergencias o a un consultorio privado que le ayudaran a pagar. La preocupación ahora es por el futuro.
"Tener seguro así no me sirve, porque yo algún día voy a ocupar pensión", señaló Rosales.