De pequeña le encantaban los buses y siempre le decía a su papá que la llevara a pasear en uno. Cuando creció, siguió con su amor por los vehículos y el servicio público, entonces se convirtió en taxista. Después de varios años de ser ama de casa, finalmente, consiguió la oportunidad de cumplir su sueño de niña de manejar un autobús, trabajo con el que ahora ayuda a cientos de ciudadanos en su ajetreo diario.
Así fue como Melissa Esquivel Mondragón, de Los Lagos de Heredia, se convirtió en chofer de bus, una de las pocas en su gremio, contra muchos prejuicios y con retos en el camino. Hoy afirma que “es el mejor trabajo del mundo” y dice sentirse muy orgullosa de que sea la forma de llevar el alimento a su casa.
Es madre de dos jóvenes, Stacy, de 25 años, y Gabriel, de 22, quienes también están sumamente orgullosos de ella.
“No hay nada más bonito que trabajar en lo que a uno le gusta y la gente me dice que le gusta mucho como yo manejo. No tengo quejas”, expresó la trabajadora de 43 años, quien siempre anda con sus llaves colgando en el cuello y los brazos destapados para lucir sus queridos tatuajes.
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La chofer conversó este lunes con La Nación mientras realizaba uno de sus viajes habituales en la ruta San José-La Florida de Tibás. Ya son seis años de dedicarse a esta labor y, según dice, la mayoría del tiempo recibe un buen trato tanto de los pasajeros como de sus compañeros conductores de autobús.
Eso sí, “siempre va a haber una persona en un millón”, que hace referencia a su condición de mujer al volante. No obstante, celebró que con el paso del tiempo esto ha ido cambiando y cada vez más mujeres logran insertarse en empleos comúnmente dominados por hombres.
“Antes posiblemente era diferente, pero ahora yo no veo que exista tanta discriminación porque una haga los trabajos que tradicionalmente hacían los hombres. A mí me enseñó a manejar bus un patrón de Transportes Fernando Zúñiga que incluso me prestaba los buses para que yo aprendiera y siempre me apoyó”, relató.
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Retos laborales
Un artículo del Programa Estado de la Nación (PEN) con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo, destaca precisamente la necesidad de que el país impulse mercados laborales resilientes, con más mujeres en sus planillas para asegurar la reactivación económica y social.
No obstante, según las investigadoras Isabel Román Vega y Natalia Morales Aguilar, la inserción real sigue siendo baja respecto a los hombres y, como con el caso de Melissa, tienen que lidiar con un mercado laboral segregado, con ocupaciones típicamente “femeninas” o “masculinas” que restringen su desarrollo y sus aportes.
“La potencial incorporación de las mujeres al mercado laboral representa una ventaja estratégica por ser ellas la fuerza laboral que puede crecer con mayor dinamismo los próximos años y porque tienen mayor representación en la matrícula y en la graduación de las universidades”, indicó el PEN.
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Román y Morales reconocieron que la reinserción de un sector de la población tan discriminado como las mujeres no es una tarea sencilla, ni se dará de manera espontánea por el libre juego de las fuerzas del mercado, por lo que recomiendan llevar a cabo reformas y políticas de promoción de empleo específicas.
“Que impulsen explícitamente lo que Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y OIT (Organización Internacional del Trabajo) han denominado como el desarrollo de ‘mercados laborales resilientes’, es decir, mercados en los que se acelere el paso de empleos informales a formales, se renueven y diversifiquen las formas de protección social y laboral con medidas afirmativas, para grupos históricamente discriminados como las mujeres y las personas jóvenes”, argumentaron las investigadoras.
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Salarios igualitarios
El propósito de este tipo de políticas es que reduzcan las brechas de género en la distribución del tiempo remunerado y no remunerado, y promuevan la corresponsabilidad social de los cuidados de las personas, junto con una mayor inserción laboral y oportunidades de empleo para las mujeres en condiciones de igualdad real.
También resulta necesario generar incentivos, créditos y capacitaciones exclusivos para mujeres que potencien sus posibilidades de desarrollo individual, así como una red universal de cuido financiada y sostenible, ya que podrían contribuir en la reducción de la desigualdad de ingresos y la pobreza.
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Esto porque todavía muchas siguen enfrentando el desafío de recibir una remuneración justa y paritaria en comparación con los hombres en similares condiciones y habilidades. De hecho, según datos del PEN, la brecha salarial promedio entre ambos sexos ha sido de un 10% en el período 2001-2019.
“La mejor forma de conmemorar este 8 de marzo del 2022, Día Internacional de la Mujer, es exigir señales claras a quienes aspiran asumir las riendas gubernamentales y legislativas de que esas medidas no solo se promoverán, sino que, serán el punto de partida para que el país salga de la crisis y logre reactivar su economía con bases firmes y sostenibles, en el mediano y largo plazo”, concluyeron las expertas.
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