Aunque algunas dinámicas de las familias han cambiado en los últimos años, el tiempo que dedican las mujeres a las labores del hogar sigue siendo mucho mayor al que invierten sus compañeros.
Esa brecha también se refleja al acumular jornadas laborales remuneradas y trabajo doméstico no remunerado, en donde semanalmente las mujeres acumulan siete horas más de trabajo global que los hombres.
Así se desprende de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, dada a conocer este jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) y la Universidad Nacional (UNA).
Según el estudio, la carga global de trabajo (sumando el trabajo remunerado y el trabajo doméstico por el que no se recibe paga) de las mujeres es de 69:53 horas por semana, mientras que los hombres suman 62:56 horas, es decir siete horas de diferencia.
Dicha investigación refleja que la mayor disparidad se encuentra al medir el tiempo que las mujeres usan cada semana en cocinar, limpiar y cuidar a la familia, labores por las que no reciben salario y en las que invierten 35 horas y 49 minutos. En tanto, los hombres les dedican casi tres veces menos: 13 horas 42 minutos por semana.
El mismo patrón
La encuesta también enciende las alarmas al encontrar que los patrones parecieran no estar destinados a modificarse en un futuro cercano, pues las diferencias por género persisten aún en grupos de entre 12 y 19 años.
"Se recrea el comportamiento, quiere decir que seguimos comiendo gracias a la niña que ayudó a la mamá, mientras que el niño estaba con el papá arreglando el carro”, afirmó la ministra de la Condición de la Mujer, Alejandra Mora.
Esa brecha continúa siendo tan marcada, que en los datos se reflejan diferencias de casi el doble de tiempo invertido por mujeres en labores domésticas en comparación con los hombres.
Por ejemplo, entre las personas de 12 a 19 años, las mujeres dijeron dedicar 16 horas y 42 minutos a oficios de la casa, mientras que los hombres suman ocho horas y media.
"Significa que los chicos cuando hacen algo en la casa, siguen contribuyendo a las tareas masculinas, como pegar un clavo o arreglar el jardín (...) aquí existe una enorme responsabilidad de los padres de familia que es preguntarnos cómo puedo contribuir para que el chico aprenda a cocinar. En la casa hay que hacer transformaciones", añadió Mora.
Al separar esa distribución por rangos de edades, la mayor diferencia se da en los grupos de 20 a 54 años, donde las mujeres acumulan casi 26 horas de más en trabajo doméstico no remunerado, comparadas con sus pares masculinos.
En el caso de los empleos formales, se invierten los números pues ahí las mujeres acumulan un tiempo efectivo de 35 horas por semana en estas actividades, mientras que los hombres dedican casi 49 horas a las jornadas laborales.
En ese apartado pesa el hecho de que la muestra rural y urbana fueron similares. Es decir se entrevistaron 6.240 personas del área urbana y 5.160 de la zona rural, siendo que en esta última región son más las mujeres que no se encuentran en el mercado laboral.
Según el informe, en la zona urbana las mujeres trabajan en empleos remunerados 13 horas menos que los hombres, mientras que la brecha en la zona rural es de 16 horas por semana menos, dedicadas a labores que implican un pago.
Esas cifras contrastan, por ejemplo, con el tiempo que se ocupan en el cuido de menores de 12 años, donde del total de horas que se dedican a esta actividad (tanto en hombres como mujeres), las mujeres dedican el 72,6% del total de horas, mientras que el tiempo empeñado por hombres es el 27,4%.
De acuerdo con Mora ese es uno de los factores a modificar, si se quiere que las mujeres pasen a la actividad remunerada.
"La fórmula es muy básica, para que yo migre al mundo de lo público, los hombres tienen que migrar al mundo de lo privado, el concepto jurídico es corresponsabilidad del cuido, si son nuestros tenemos que aprender a cuidarlos juntos y esto no es solo un discurso sino que es algo que se puede hacer (...) la encuesta también dice que los hombres están dedicando tiempo a acompañarlos en sus estudios lo que hay que hacer es migrarlo a otros estadíos", añadió.
¿En qué se invierte el tiempo?
Preparar el desayuno, almuerzo y la cena, representa la actividad que consume más tiempo en las mujeres, pues se llevan 13 horas con 53 minutos, mientras que los hombres solo requieren tres horas y 50 minutos elaborando las comidas.
A esa labor le sigue la limpieza del hogar, donde las mujeres ocupan nueve horas de su tiempo y los hombres poco más de tres horas y media.
Asimismo, en el caso específico del cuido de niños menores de 12 años, las mujeres dedican más del doble del tiempo que los hombres, con 5:04 horas frente a 2:01 horas por semana.
En actividades de “no trabajo”, donde se incluye el dormir, la educación y el tiempo libre, las mujeres encuestadas dijeron utilizar 34 horas 10 minutos por semana y 73 horas 18 para necesidades personales, mientras que en este apartado los hombres dedican 69 horas 51 minutos a necesidades personales y 37 con 48 para tiempo libre.
Dentro del análisis de ese "tiempo libre", la mayor parte es invertido por ambos en uso de medios masivos de comunicación, aquí también hay mayor lapso para los varones con 20 horas y 25 minutos y las mujeres 18 horas con 19 minutos.
A este rubro le sigue la convivencia familiar, social y la participación ciudadana, donde el grupo femenino ocupa más de nueve horas y media por semana y el masculino ocho horas y media.
En la práctica de deportes y ejercicios físicos, los varones también duplican el tiempo de las féminas, siendo que los primeros dijeron utilizar unas dos horas de la semana a esta actividad y ellas una hora.
En la encuesta, que se realiza por primera vez a nivel nacional, participaron 11.400 personas mayores de 12 años. De este total, el 98% indicó realizar al menos una actividad de trabajo doméstico no remunerado.
Irma Sandoval, directora de Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional, destacó que la medición permite visibilizar el aporte del trabajo que realizan las mujeres en los hogares y consolidar la "cuenta satélite de trabajo no remunerado". Esta cuenta creada mediante una ley, busca ponderar lo que representaría ese aporte de las mujeres, con lo que se genera de producto interno bruto gracias a las actividades remuneradas de industria y comercio, con el fin de buscar políticas públicas que compensen esa labor no reconocida.