Los sindicatos de cinco importantes instituciones autónomas no están exentos de aprietos: pierden afiliados mes a mes, tienen menos ingresos por cuotas de adhesión y menor fuerza para eventuales protestas.
En los últimos cinco años, los gremios de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Banco Nacional y la Junta de Administración Portuaria y Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) perdieron el 21% de sus miembros. Se trata de 11.602 trabajadores menos.
En setiembre de 2016, los gremios de esas cinco entidades agrupaban 54.024 personas. Sin embargo, la cifra para setiembre de 2020 bajó a 42.422.
Así, por ejemplo, de las filas de Japdeva se fue el 65%; del ICE, 29%; Recope, 24%, CCSS, 19% y BN, 15%
Solo los sindicatos del Instituto Nacional de Seguros (INS) muestran crecimiento en los últimos cinco años.
Para setiembre de 2016, las cuatro asociaciones sindicales reconocidas por el INS mantenían en sus filas a 978 trabajadores; en setiembre del presente año dieron el salto a 1.449.
Otros datos que emergen de los reportes es cuántos trabajadores de esas entidades están afiliados a los sindicatos. En Japdeva, 81%; Recope, 59%; CCSS 58%; INS, 58%; Banco Nacional, 40%; ICE, 34%.
El análisis está basado en datos de planillas aportados por las seis entidades a solicitud de La Nación. De las instituciones consultadas, solo el Poder Judicial no remitió los datos completos, por lo que no es posible determinar el comportamiento de la afiliación sindical allí.
Este diario revisó la información sobre la cantidad de sindicalistas e ingresos mensuales de los sindicatos en los últimos cinco años, entre los meses de marzo a setiembre; se seleccionó ese periodo para compararlo con una publicación reciente sobre sindicatos de Gobierno central.
Según el Ministerio de Hacienda, en los últimos cinco años las organizaciones sindicales ligadas a instituciones de la Administración central perdieron miles de integrantes; solo en los últimos dos años las desafiliaciones llegaron a 12.000, lo cual equivale al 10% del total de asociados.
Entre las principales razones para esas salidas, señaladas por representantes sindicales están las urgencias económicas de los trabajadores, sobre todo por la pandemia, y el descontento por los resultados de las últimas huelgas, principalmente la del 2018 que pretendió frenar la reforma fiscal, que finalmente fue aprobada.
Al hablar de salidas, el golpe más fuerte se lo llevan las finanzas de las organizaciones.
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Mes a mes los sindicatos reciben entre un 1% y 3% de salario de cada trabajador asociado para financiar su estructura, gastos de representación legal, administrativos y movilizaciones, entre otros.
En setiembre de 2016, los sindicatos de las instituciones autónomas mencionadas recibieron ¢638 millones por concepto de cuotas sindicales. Empero, esa renta viene a la baja en los últimos años y para setiembre de 2020 cayó a ¢492,6 millones, es decir ¢145 millones menos que el mismo mes de 2016.
El impacto
El Sindicato de Trabajadores de Japdeva es el más golpeado. Japdeva decidió restructurarse y eso enflaqueció a una de las organizaciones de trabajadores más beligerantes del país.
De setiembre de 2016 a setiembre de 2020, Sintrajap pasó de 1.237 miembros a 452, equivalente al 65% de sus miembros.
Hace cinco años, el 98% de los empleados de Japdeva estaba dentro de ese Sindicato; hoy la realidad es muy distinta, solo atraen al 81%.
Sintrajap encara los efectos del adelgazamiento de la planilla de Japdeva que el año pasado tenía 1.200 trabajadores, pero lo redujo a 569 con la meta de llegar a 300, cuando consiga los fondos para pagar liquidaciones.
¿Y el dinero? ese es el punto más delicado, los ingresos pasaron de ¢13 millones mensuales a ¢5 millones, aproximadamente.
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“Ha sido durísimo porque económicamente la situación se redujo un montón, pero recuerde que desde 2012 el Sindicato no es un sindicato solo de empresa, sino que afiliamos trabajadores de predios, bananeras y otros, de alguna manera se ha buscado un relevo”, declaró Leroy Pérez, secretario de Prensa de Sintrajap.
El dirigente añadió que para sobrellevar la caída financiera despidieron a una de las tres personas que laboran en sus oficinas y eliminaron ayudas sociales que solían entregar a personas que solicitaran asistencia.
“Se redujo la planilla, teníamos tres personas en la administración de las oficinas y en este momento solo tenemos dos, lo otros es que se tuvieron que reducir gastos en otros rubros. Sintrajap no la está pasando bien económicamente, pero, sin embargo, ahí vamos”, añadió.
En la Caja Costarricense de Seguro Social no ocurrió una restructuración ni se redujo la planilla, pero la mayoría de sindicatos sí enfrentan la fuga de miles de afiliados.
Entre setiembre de 2016 y setiembre pasado, 8.257 (19%) personas decidieron marcharse de las organizaciones sindicales de la Seguridad Social.
Solo el 58% de los 59.285 empleados de la CCSS están afiliados a alguno de los 29 sindicatos que reconoce la entidad.
Al igual que en Sintrajap, menos afiliados significa menos presupuesto.
Por ejemplo, en setiembre de 2016, la Caja le transfirió ¢534 millones por aportes de los funcionarios, en setiembre de este año el desembolso bajó a ¢416 millones.
Aunque suene increíble, uno de los 29 sindicatos de la Caja tiene solo un integrante; se trata del Sindicato Nacional de Empleados de la Salud Pública y Afines (Sinaespa), entre abril y setiembre de este año recibieron ¢7.000 por mes, aproximadamente, por la adhesión de ese único miembro.
Este diario intentó contactar a Sinaespa, pero su página en Facebook no ofrece un teléfono de contacto y la página web no está en funcionamiento; se envió un correo a la dirección disponible, pero no contestaron de manera oportuna.
Marta Rodríguez, una de las dirigentes de la Unión Nacional de Empleados de la Caja (Undeca), el sindicato más grande en esa institución, aseguró que no perdieron apoyos en los últimos cinco años.
“No sé qué datos le habrá dado la Caja, pero nosotros no tenemos ningún descenso en afiliación sindical (...) Los afiliados nuestros se han mantenido, no podría opinar, ni decirle nada porque la afiliación nuestra se mantiene”.
Los números revelan una realidad muy distinta: en setiembre de 2020, Undeca tenía 7.822 socios; cinco años atrás mantenía 9.000, aproximadamente.
Lenín Hernández, representante del Sindicato Nacional de Enfermería y Afines (Sinae), sí apunta razones para la baja en las adhesiones a nivel general, aunque esta organización más bien experimentó un aumento de afiliados, de acuerdo con los datos proporcionados por la Caja.
De 2016 a 2020, Sinae pasó de 3.000 a poco más de 7.000 afiliados.
“En términos generales se han dado dos fenómenos: la primera son las reformas con respecto al empleo público que congelan los salarios de los trabajadores y buscando liquidez, algunos compañeros deciden renunciar a las organizaciones (...) la segunda es que, en los últimos años, hemos fracasado en las huelgas, los trabajadores tenían una expectativa muy grande, a veces hasta distorsionada, no todos los sindicatos tuvieron la habilidad y transparencia para hablarle a los agremiados”, comentó Hernández.
Otro aspecto, según el dirigente, es que los sindicatos deben dar valores agregados como capacitación, servicios médicos y otros.
En detalle
En el ICE, los sindicatos perdieron el 29% de los trabajadores afiliados en cinco años; solo el 34% de los colaboradores está sindicalizado.
Las rentas por cuotas sindicales también descendieron: en 2016 oscilaron entre ¢40 millones y ¢42 millones por mes y en la actualidad no superan los ¢34 millones.
Una situación similar viven las organizaciones gremiales de Recope; de 2016 a 2020 el 24% de los sindicados decidió abandonar las filas. Los ingresos mensuales pasaron de ¢17 millones en setiembre de 2016 a ¢13 millones setiembre de 2020.
La desmejora también la padecen los sindicatos del Banco Nacional, el departamento de Recursos Humanos reporta que solo el 40% de los trabajadores pertenece a algún sindicato.
En setiembre de 2016 agrupaban a 2.440 personas y captaban ¢22 millones por mes. En el presente son poco más de 2.000 y los ingresos son de ¢15 millones por mes, aproximadamente.