El viernes 4 de febrero, en la esquina del hotel Rex (centro de Cartago), diez travestis caminaban por la acera buscando clientes.
Solo Nicole (de 20 años) e Ivonne (19) eran de la Vieja Metrópoli . El resto ( Legaspi , Lorena , Indira y María Fernanda ) viaja desde San José todas las noches.
Según contaron, la competencia con otros travestis, las luces y la vigilancia policial en sitios como los barrios Amón y Otoya (centro de San José) los han motivado a mudarse, especialmente a los cantones centrales de Heredia, Alajuela y Cartago.
Vecinos de Alajuela cuentan que varios de estos travestis viajan en los buses de la empresa local, bien emperifollados, y se bajan en las inmediaciones del mercado central para comenzar su rutina de trabajo a las 8 p. m.
Los vecinos han reaccionado con furia. María Fernanda (de 27 años) contó que, hace cinco meses, de un auto le dispararon balines. "Me hirieron las piernas", añadió mientras exhibía muslos fuertes y depilados.
Luis (solicitó reservar su identidad) es vecino de la ahora bautizada "calle de los travestis", en Heredia (por la antigua gobernación). Él reconoció que está dispuesto a "volar bala y a tirar baldazos de agua fría" a quien altere la tranquilidad de la noche.
"Antes tenía este murito. Ahora he tenido que levantar dos metros más de tapia porque se meten a hacer tortas ", dijo Luis en un tono tan violento como si en ese momento viese a algún travesti orinando en su tapia o atendiendo a clientes en el jardín de su casa.
"Mi tía tiene 64 años, y su cuarto está en la esquina de la calle. Hay noches en las que no puede dormir pues la gente tira cosas y dice obscenidades", expresó la farmacéutica María Gabriela Sáenz.
Esta herediana considera que la presencia de los travestistas ha atraído delincuencia a la zona. La farmacia de su familia, con 52 años de estar ahí, ya fue asaltada.
Este enfrentamiento entre vecinos y gays-travestis se ha intensificado en el último año y ha obligado a los municipios a tomar medidas.
Derecho ¿de quién? Carlos Alfaro, del Movimiento Lucha contra el VIH-Sida, trabaja por los derechos de los gays-travestis y ha asumido la defensa de quienes ahora laboran en Heredia, Alajuela, San José y Cartago.
En ese movimiento han logrado captar a 137 muchachos de esa condición, en todo el país. Alfaro definió a este tipo de personas como "homosexuales que gustan de vestirse de mujer".
"El travestismo está en aumento, pero se lo discrimina por el hecho de ser homosexual. ¡Qué raro que no les preocupe el resto de trabajadores comerciales del sexo!", reclamó Alfaro.
A los travestidos les llama la atención que algunos de sus clientes nocturnos aboguen durante el día por sacarlos de sus sitios de trabajo, solo para "cumplir con las apariencias".
Colaboraron: los corresponsales Fernando Gutiérrez Coto y Francisco Angulo.