Un muerto, dos desaparecidos y 7.500 damnificados dejaron las intensas lluvias que cayeron sobre el Caribe panameño y afectaron a las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, informaron ayer los grupos de socorro.
La víctima mortal, cuyo nombre no fue proporcionado, fue encontrada en una casa en la Finca 51, distrito de Changuinola, Bocas del Toro, donde el río Sixaola cubrió centenares de residencias, centros comerciales y campos deportivos.
El director del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), Roberto Velásquez, dijo que el gobierno declaró una "alerta roja" ante el temor que las lluvias, que continuaban cayendo, agraven la tragedia.
Miles de residentes de Las Tablas, Guabito y El Silencio, poblados semirrurales fronterizos con Costa Rica -a unos 590 km al oeste de la capital-, se encontraban incomunicados, sin electricidad, ni telefonía, informó el periodista Luis Gabarrete, de la emisora de radio RPC.
"La gente lloraba y corría para ponerse a salvo. Desde 1970 no he visto una inundación tan devastadora como la del fin de semana", dijo Rafael Sánchez, vecino de Guabito.
El Sinaproc puntualizó que los ríos Sixaola y Cricramola arrasaron con las plantaciones bananeras de Changuinola.
En Chiriquí, el río Caldera se salió de su cauce y afectó a cientos de personas en los distritos de Volcán y Boquete, unos 500 km al oeste de la capital, pero sin la gravedad de Bocas del Toro.