Las escenas de vagones sobrecargados de pasajeros, trenes que omiten paradas por falta de espacio y personas viajando en los balcones de los coches seguirán repitiéndose al menos por 18 meses más.
Ese es el tiempo que tardarían en llegar, en el mejor de los casos, las nuevas unidades autopropulsadas que reforzarían los 11 trenes tipo Apolo que tiene el país.
En la actualidad, el servicio se encuentra sobrepasado, pues, no está logrando satisfacer la demanda de pasajeros.
Christian Vargas, presidente del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer), dijo que en tres meses estará listo el cartel de licitación para la compra del equipo rodante y llegarían en el transcurso del segundo semestre del 2018.
El Instituto dispone de un crédito de $40 millones para la adquisición de las maquinas, el dinero será administrado por medio de un fideicomiso con el Banco de Costa Rica (BCR). El acuerdo con la entidad bancaria será aprobado, según Vargas, la próxima semana por la Junta Directiva del Incofer.
Luego, el documento deberá ser enviado a la Contraloría General de la República para el refrendo final.
La entidad pretende comprar trenes autopropulsados que posean de dos a tres vagones, con cabinas de conducción en cada extremo (similares a los Apolo) y que puedan viajar hasta 70 kilómetros por hora y tengan mayor potencia para enfrentar pendientes como el Alto de Ochomogo.
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¿Cuántos ferrocarriles comprarán? "Eso es muy relativo porque los nuevos coches son de más capacidad (...) tenemos $40 millones, todo dependerá del precio que ofrezcan las empresas que entren a la licitación", declaró el jerarca del Incofer.
El Incofer tiene 11 trenes Apolo y cuatro locomotoras con u total 24 vagones, cada una de las maquinas viejas puede remolcar siete coches por recorrido. A la escasez de equipo se suman los constantes choques con vehículos y la ausencia de controles autómaticos para el cobro de tiquetes.
Los trenes Apolo pueden llevar 90 personas en cada vagon. Sin embargo, la institución reconoce que por lo general en cada viaje se cargan las unidades hasta con 120 personas por coche.
Entre noviembre de 2016 y enero de 2017, el número de usuarios pasó de 16.000 a 21.000 por día, según datos del Incofer.
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Traer más trenes representa contratar al menos diez maquinistas más y mayor gasto en mantenimiento, pero no equivale a un aumento en la frecuencia de viajes, ya que se necesitan más apartaderos. Los apartaderos son espacios cortos de vía férrea donde las locomotoras esperan el paso de otra por la línea principal, en el sentido contrario.
La idea del Incofer es construir seis nuevos apartaderos en los próximos años, los cuales se sumarán a los 23 existentes.
Christian Vargas: 'No digas que por ser empresa pública tiene que haber mejor servicio'
–Cada coche de los trenes Apolo tiene capacidad para 90 personas, pero evidentemente viajan más personas.
– A veces.
–¿Han hecho una contabilidad de cuánto es lo que meten en cada vagón cuando va sobrecargado?
–Tampoco es que metamos 250 por vagón, los japoneses, cuando empezaron con esto (ferrocarriles) tenían unos policías con guantes blancos que empujaban a la gente para meterlos, nosotros no hemos llegado a eso.
–Pero la demanda está sobrepasando la capacidad instalada del servicio, la gente va muy apretada en los vagones.
– En el bus igual, no me digas que por ser empresa pública se tiene que haber un mejor servicio que el que dan los buses
– ¿Cuántos trenes más se requieren para mejorar el servicio?
–Eso es muy relativo porque los nuevos coches son de más capacidad (...) tenemos $40 millones, todo dependerá del precio que ofrezcan las empresas que entren a la licitación.
–¿Cómo se está comportando el servicio en las últimas semanas?
–Estoy esperando los números, pero nosotros en noviembre estábamos en 16.000 pasajeros por día, luego en diciembre a 19.000 y en estos momentos estamos cerca de 21.000 personas por día. Nos ha resultado muy bien los viajes del día sábado, pues están viajando entre 1.500 y 2.000 personas, el sábado llegó para quedarse, no lo podemos quitar.
"La gente asimiló muy bien el servicio de los sábados, la gente lo acepta y acá no se trata de ganar o no ganar porque nunca le vamos a llegar a los gastos de operación con solo los ingresos de pasajes, la ganancia va por otro lado: menos buses, menos tiempo en la prensa, menos contaminación, menos gasto de combustible, menos automoviles y que la gente viaje más tranquila".