Aunque levantar una casa con paredes de tierra podría parecer una locura en un país sísmico, en Costa Rica hay profesionales de la construcción dispuestos a asumir el reto de utilizar este material en sus proyectos sin descuidar la seguridad.
En momentos en que el concreto, el acero y el ladrillo son la regla para edificar cualquier estructura de forma sencilla y en ocasiones hasta barata, ¿para qué complicarse con un material de tanto cuidado como la tierra?
Bernadette Esquivel y Francisco Castillo, profesionales en el área, tienen la respuesta: porque ofrece varios beneficios habitacionales que ningún otro producto natural puede dar de forma tan orgánica y sostenible.
Existen diferentes técnicas para aplicar este material, como preparar bloques sólidos, a veces mezclados con un poco de cemento, o también el sistema del bahareque, que consta de palos o cañas entretejidos con barro (y a veces piezas de teja) y recubiertos.
Al final, lo más importante de este método es utilizar la propia tierra que se extrae del terreno donde se va a levantar la construcción.
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Esquivel tiene 34 años de experiencia en arquitectura y prácticamente la mitad de ese tiempo lo ha enfocado en edificaciones con tierra.
Cuenta que el mercado nacional es pequeño porque la mayoría de personas desconocen las posibilidades que ofrece este material y creen, erróneamente, que las estructuras no van a resistir con el tiempo.
Sin embargo, sostiene que las principales trabas son las limitantes que establece el Código Sísmico de Costa Rica para construir con tierra.
“Dicho código está hecho para construcciones de concreto y madera pero con otras características; entonces a veces cuesta cumplir.
“Hay otros países que sí tienen códigos para construcciones con tierra y son el ejemplo en que uno se basa para hacer construcciones contemporáneas, porque hay muchas técnicas tradicionales de tierra que han sufrido alguna modificación y ahora se consideran adaptaciones”, explica Esquivel.
La especialista señala que a pesar de las dificultades, existen formas de combinar materiales y técnicas para cumplir con los requerimientos sísmicos del país.
De hecho, según agrega, así fue como logró concretar la restauración con tierra de la estación del tren de Heredia, en donde se realizó un cálculo estructural que cumplió con las exigencias de las normas nacionales.
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“Sí podemos construir con tierra, el tema es animarnos y encontrar las personas que quieran este tipo de casas y estructuras.
“Hay profesionales arquitectos y sobre todo jóvenes que han incursionado y han hecho algunas construcciones o han introducido algunas paredes con técnicas en tierra, ya sea adobe, bahareque o con bloques de tierra comprimida (conocido como BTC).
“Nosotros no estamos inventando nada, sino que estamos aprendiendo de todo lo que nos dejaron antes. La emoción que yo siento de trabajar en este tema es descubrir tantas cosas en las que no nos fijamos, hemos olvidado, no están documentadas o no consideramos importantes y la verdad es que son la base para el quehacer nuestro en la arquitectura”, relata esta arquitecta graduada de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Por su parte, Castillo comenta que el terremoto de Cartago de 1910 fue la causa para que se prohibiera la construcción con tierra en el país y que eso quiere decir que aquellas edificaciones de este tipo que aún están en pie son, al menos, centenarias y herencia de un pasado memorable para algunos, a la vez que desconocido para las nuevas generaciones.
La mayoría de estas estructura se encuentran en localidades de Liberia, Heredia, Cartago y Alajuela.
El arquitecto lleva más de cuatro décadas trabajando con este material y dice que su propósito es que la gente que no tiene posibilidad de financiar una casa común, aproveche la tierra como un recurso técnico y factible para levantar su hogar.
También procura que sus proyectos se apeguen a un diseño sostenible en el que se utilicen los recursos naturales de modo que estos minimicen el impacto de las estructuras en el medio ambiente.
“El uso de la tierra como material de construcción es históricamente paralelo con la búsqueda y necesidad del hábitat. Con la particularidad de que hoy podemos afirmar, que desde entonces y hasta nuestros días nunca ha sido abandonado este sistema.
“La tierra trabaja sobre la compresión, que fue lo que inventaron los romanos hace siglos y por eso muchas viviendas cuentan con arcos. Además, funciona como un aislante térmico y acústico.
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“Antes, en la vivienda indígena se usó el piso estabilizado en sitio y en la colonia se introdujo el adobe en la meseta central y en algunas zonas de Guanacaste.
“A mediados del siglo XIX se inició la construcción con estructuras de madera y caña recubiertas con barro crudo, zacate y pedazos de teja, denominado bahareque, disminuyendo el espesor de los muros y siendo más racional y resistente”, relata.
Para Castillo, con la tierra lo más importante es aplicar un buen sistema constructivo y no imitar las técnicas de otros materiales. Además, sostiene que la cantidad de agua con la que se mezcle es fundamental.
“Tanto muy seca o muy húmeda se refleja en la trabajabilidad del material y después en su resistencia y durabilidad. Su objetivo es la hidratación del cemento y contribuir a la máxima compactación de la tierra.
“Debe ser limpia, libre de partículas. Cada tipo de suelo requiere un grado de humedad determinado. La cantidad de agua total debe oscilar entre el 8% y el 16%. Debe aplicarse con regadera o difusor y deben practicarse pruebas de humedad manuales”, explica.
Para Esquivel es determinante que la tierra no tenga materia orgánica ni sea para sembrar, sino que cuente con una composición especial con un poco de arcilla y arena. Asimismo, también pide precaución con el agua.
“Hay que tener cuidado de hacer bien las instalaciones de agua porque antes que solo había tubería metálica con el tiempo se oxidaba y causaba filtraciones que podían dañar las paredes, pero ahora que hay otro tipo de tubería se puede meter en las paredes sin problema o puede estar expuesta también, no hay ningún riesgo”, señala.
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Una cláusula de escape
El ingeniero civil y presidente de la Comisión Permanente de Estudio y Revisión del Código Sísmico de Costa Rica, Miguel Cruz Azofeifa, confirma que desde 1910 está prohibido construir estructuras de tierra en el país, pero también admite que existe un portillo.
Cruz señala que el Código tiene una cláusula que dice que si el profesional logra demostrar que su estructura cumple los objetivos de desempeño durante un terremoto, se pueden obviar las indicaciones. “Pero de verdad lo tiene que demostrar”, recalca.
“En el país hay cualquier cantidad de obras de adobe que todavía se mantienen en pie. Entonces, uno dice ‘bueno ¿cómo estas obras siguen en pie?’ y es que la clave de las estructuras de tierra está en su espesor y en que están amarradas a nivel de techo.
“Si usted logra mantener un nivel de amarre y logra que el techo sea una especie de distribuidor de cargas, que evite que las paredes que están sueltas se desplacen fuera de su plano grandemente, la construcción de tierra logra sobrevivir muy bien”, asegura.
La Comisión Permanente de Estudio y Revisión del Código Sísmico de Costa Rica fue creada en 1974 en el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA).
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El ingeniero afirma que cuando las casas de tierra se caen no es exclusivamente por el material, sino porque no se construyeron bien. En algunas el sistema de techo se pudre por tener excesiva entrada de humedad por las tejas, las cuales generan goteras.
Mientras que la técnica del bahareque a veces es mejor que el adobe porque es más liviana, flexible y se pueden aplicar techos clavados y amarrados. Empero, también se puede pudrir.
Cruz destaca que otra limitante de la tierra es que, por la prohibición, no está reglamentada en el Código Sísmico como otro tipo de materiales convencionales, pero que es posible hacerlo porque existen experiencias internacionales que se pueden tomar como base.
“En principio se podría decir que, como no está reglamentado, deberíamos pensar que tiene problemas, pero más bien el asunto es que veamos a ver cómo lo resolvemos, analizamos y le hacemos un diagnóstico para ver si cada estructura específica que se construye cumple o no cumple con la cláusula del Código”, concluye.
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