Reemplazar asentamientos informales ubicados en terrenos del Estado por condominios verticales de interés social. Este es el nuevo modelo con el que se pretenden construir 800 soluciones de vivienda para familias pobres de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Bajo este enfoque ya se levanta el primer proyecto en barrio Cristo Rey, San José, bautizado como Premio Nobel.
En ese sitio, el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) identificó un precario que tenía más de tres décadas asentado en una de sus propiedades.
A inicios de año, las autoridades desalojaron a las familias, mediante un proceso planificado con los habitantes del caserío.
Las personas fueron reubicadas en casas de alquiler con subsidios del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), para dar espacio a las obras de construcción.
En ese terreno de 780 metros cuadrados (m²), que por muchos años fue un asentamiento informal, hoy se levantan tres torres de cuatro pisos con casas para esas 22 familias.
De acuerdo con Tomás Martínez, presidente ejecutivo del INVU, este proyecto marca un cambio de paradigma en la construcción de viviendas de interés social.
El arquitecto aseguró que antes se desarrollaban estos proyectos en terrenos disponibles, pero muchas veces lejos del centro de la ciudad y del sitio de procedencia de los habitantes del precario desalojado.
Bajo ese modelo, según el Instituto, en muchas ocasiones se necesitaban obras complementarias como servicios como salud y educación, pues estos quedaban lejos.
"Por muchos años la vivienda social se hizo en un modelo relativamente rápido, pero no necesariamente de la mejor forma para el modelo urbano. Se desarrollaba en terrenos en verde y se trasladaban a las familias.
"Aquí enfrentamos el desafío de optimizar la infraestructura existente en la ciudad. Este proyecto tiene alcantarillado sanitario totalmente accesible, que lleva las aguas residuales a la planta nueva del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
“Esta obra también se construye bajo el modelo de ciudad “centralidades densas integrales”, basado en tener en un alcance de 20 minutos de movilidad no motorizada los usos y servicios básicos”, afirmó Martínez.
Las familias que vivían en ese precario regresarán a la misma propiedad en abril de 2021, pero ahora con casas en condiciones dignas.
Cada una de las soluciones se construyó con base en la necesidad de cada núcleo familiar.
“Todos los tipos de vivienda varía mucho dependiendo del diagnóstico social que se hizo con cada familia, para adulto mayor o capacidades disminuidas, por ejemplo”, afirmó Erick Calderón, director de Urbanismo y Vivienda.
Al ocupar sus nuevos hogares, los habitantes continuarán con seguimiento de trabajo social, para socializar las normas de convivencia social en condominio.
El costo del proyecto es de ¢600 millones y fue financiado con recursos del Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf).
Megaproyecto en Guararí
El Instituto está a la espera de la aprobación de recursos por parte del Banco Hipotecario de Vivienda (Banhvi), para construir seis proyectos similares en Alajuelita, Heredia y Puriscal.
Los condominios verticales de interés social cuentan con anteproyectos y viabilidades ambientales, trámites que suelen tardar tiempo en aprobarse.
En el caso de Guararí de Heredia, se construirían tres torres en los sectores conocidos como El Fortín, El Faro y Lumen, para un total de 550 viviendas de bien social.
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"En Guararí hay un fenómeno interesantísimo. Hemos recuperado 24 parques, invertimos en 3,5 kilómetros de aceras y alcantarillado fluvial. Si vemos eso, sumado a la inversión de la Municipalidad de Heredia en mejoras viales y conectividad, hoy tenemos una base muy recuperada de Guararí.
“El plan es sustituir los asentamientos informales por desarrollos en vertical, pero con la característica también de, en este caso, contar con un espacio público muy recuperado”, afirmó Martínez.
De acuerdo con el Instituto, en estos casos valoran la modalidad de alquiler a bajo costo para intentar recuperar parte de la inversión de la obra de bien social.
"Hemos manejado un modelo que se llama contrato de adjudicación que, en realidad es como un leasing, que es un alquiler por unos años hasta pasar a convertirse en propietarios.
"En Premio Nobel (Cristo Rey), al ser familias en pobreza extrema, sí son viviendas que las familias no tienen que costear, pero el caso de otros proyectos sí estamos visualizando alternativas complementarias para recuperar un poco la inversión.
“La pandemia destapó la problemática de las cuarterías y el desarrollar proyectos verticales como estos, pero con un modelo de alquiler, también sería una alternativa muy buena. Es un tema que estamos trabajando”, aseguró Martínez.