Un poco más de la mitad de las familias del asentamiento josefino La Carpio, en La Uruca, viven en casas "tipo tugurio", es decir, viviendas levantadas con materiales inadecuados.
Pero, aparte, un 24,3% de las viviendas está en muy mal estado.
Los datos son algunos de los resultados del Primer informe de Bienestar Colectivo de La Carpio, presentado este jueves por el Sistema Integral de Formación Artística para Inclusión Social (Sifáis) y el Clacs (Centro Latinoamericano para la Competitividad y Desarrollo Sostenible) del Incae.
Aparte de que una mayoría vive en tugurios, el 44% de las familias afrontan su día a día en hacinamiento, pues en esas casas residen en promedio cinco personas.
Tal circunstancia afecta solo al 6,8% de los hogares en los restantes distritos josefinos.
Además, en esa comunidad del noroeste josefino, solo el 9% de los jefes de hogar son dueños de su techo.
La Carpio se fundó hace poco más de 20 años en una finca que pertenecía a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
El estudio evaluó una muestra de 1.426 personas en 272 hogares. Se estima que allí habitan más de 18.000 personas.
De acuerdo con el estudio, presentado en la Cueva de la Luz o sede del Sifáis, es que otro de los factores que inciden en el estado de esta comunidad es que el 70% de los hogares percibe ingresos inferiores a los ¢200.000 mensuales. Esa suma es muy cercana al salario mínimo de una empleada doméstica que es de ¢183.000, según el Ministerio de Trabajo.
Jaime García, investigador del Clacs-Incae, explicó que el estudio utilizó las mediciones que se usan para calcular el Índice de Progreso Social, dentro del cual se contemplan aspectos como el capital social, paz, economía solidaria, democracia, protección al medio ambiente, salud y educación entre otros.
Maris Stella Fernández, presidenta del Sifáis, aseguró que contar con estos datos les permite documentar la situación de los beneficiarios del trabajo que se realiza desde la organización.
Este centro estimula las habilidades artísticas y deportivas en niños y adultos de la comunidad. Además, desarrolla emprendimientos sociales productivos que benefician a los pobladores.
Rezago en seguridad, educación y ambiente
El tema de seguridad fue otro de los evaluados en el análisis y genera resultados preocupantes, pues el 70% de las personas encuestadas han sido víctimas de robo en la calle y 41,9% de los hogares han sufrido robos.
Dentro de la percepción de seguridad, dijo García, se evaluó el tema de la seguridad vial, en donde influyen hechos como la gran cantidad de camiones pesados y vehículos que circulan sin ningún tipo de señalamiento dentro de las pequeñas calles de la comunidad.
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Otro de los hallazgos, pero en materia de educación, es que en La Carpio un 17% de habitantes tienen estudios universitarios, la cifra; sin embargo, es inferior al resto de San José, donde hay 29,46% con estudios superiores.
Aunado a esto, el 21% de los adultos no completó la secundaria.
En cuanto a indicadores de calidad medioambiental, la mayoría de hogares consultados reclamó la falta de áreas verdes y más del 70% también considera que el aire no es limpio ni libre de olores, además solo el 17% separa sus residuos.
Al fondo de La Carpio, se ubica el relleno sanitario que recibe desechos sólidos de buena parte de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Entre otros hallazgos de la encuesta, están que la mitad de los consultados habla de "frecuente" violencia contra las mujeres, solo el 57% dijo tener acceso a cuidados médicos infantiles y solo el 13% de los niños tienen vacunas al día.
Un aspecto favorable es que el 99% tiene acceso al agua, aunque solo para el 60% de las viviendas hay suministro diario.
Acción
Tanto García como la directora del Sifáis coincidieron en que uno de las primeras líneas de acción para mejorar algunos de estos índices podrían dirigirse al tema del reciclaje.
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“Es lógico que una comunidad donde han sido los anfitriones de la basura de toda GAM, no se tenga esa cultura de que la basura es un estorbo, porque la han estado recibiendo, pero tal vez esa es la principal área de trabajo en la que creemos que podemos incidir más rápido. Si a ellos empieza a estorbarles la basura a su alrededor, pueden empezar a transformar la comunidad”, aseguró Maris Stella Fernández.
Sin embargo para Alicia Avilés, una de las líderes comunales, algunos resultados se alejan de la realidad.
“Por ejemplo esto del agua, aquí hay niños con diarrea porque el agua no llega o llega sucia, saneamiento del agua no hay”, afirmó.
Además, a su criterio, una de las situaciones a las que se debería dar prioridad es a la titulación, pues sin contar con los derechos de su vivienda no se puede acceder a servicios básicos o ayudas.
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Aquí, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) inició un proceso de titulación hace 10 años, pero con un avance muy lento.