Unas 805.000 viviendas costarricenses requieren algún tipo de reparación en techos, paredes o pisos, debido a que se encuentran en regular o mal estado.
Un informe elaborado por la Fundación Promotora de Vivienda (Fuprovi) revelado este miércoles, demuestra que del millón y medio de casas que hay en el país, el 52,3% requiere de intervenciones.
Para llegar a esa estimación, Fuprovi implementó los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2018, que evalúa la calidad de las viviendas en el país.
Franklin Solano, investigador de Fuprovi, afirmó que la cifra es negativa, debido a que si no se intervienen esas estructuras, empeorarán su condición.
“Hay que atender esas viviendas para que no se deterioren y en lugar de tener viviendas buenas, pasemos a tener casas regulares o malas”, expresó.
De acuerdo con Fuprovi, el descuido en el mantenimiento de los hogares propicia el deterioro de esas estructuras.
La cantidad de hogares que necesita reparaciones aumentó en 80.000 unidades en los últimos cinco años.
“Muestra una tendencia a mantenerse estable en términos porcentuales en relación con el total de hogares en el país; sin embargo, esta estabilidad en términos porcentuales invisibiliza el comportamiento en términos absolutos”, advierte el informe.
Además, al desagregar la condición de esas 805.000 viviendas, 133.000 se encuentran en pésimo estado, precisó Franklin Solano, investigador de Fuprovi.
“De acuerdo con la metodología utilizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), las viviendas que están malas condiciones tienen deterioros en el techo, la pared y el piso, es decir, una vivienda que es más complicado arreglarla que hacerla nueva”, manifestó.
Faltan viviendas
La Fundación Promotora de la Vivienda estima que hay un “faltante natural” de 21.600 casas en el país. Esto tomando en cuenta las familias que viven dentro de hogares compartidos o viviendas inhabitables.
El estudio destaca que en los últimos años se ha evidenciado una importante reducción en la necesidad de nuevas estructuras.
Ese índice era de 31.000 viviendas en 2016, para el año anterior esa cifra se redujo en casi 10.000 unidades.
“La excepción es el faltante natural, que sí mantiene una tendencia al descenso”, indica el informe.