Los espacios públicos tales como parques, canchas de fútbol, zonas verdes y campos de juegos infantiles son “insuficientes” en la mayoría de ciudades costarricenses.
Esa fue una de las conclusiones a las que llegó el informe Balance y Tendencias del Sector Vivienda 2020: Indicadores de Gestión en Tiempo de Pandemia, de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Desde el 2020, la pandemia complicó el acceso a espacios públicos, los cuales, en acatamiento a las medidas sanitarias, han sido cerrados, clausurados, acordonados o vigilados para que las personas no los usen.
Según investigadores de la Escuela de Arquitectura, esto perjudicó a la población que vive en condiciones de mayor densidad, en viviendas más pequeñas y que no tienen otras opciones para estar fuera de sus casas.
Indicaron que para la población que vive en estructuras más amplias y con sus propias zonas verdes, el confinamiento no fue tan severo, pero para los que no tienen esas condiciones, el hecho de no poder disfrutar del espacio público agravó el impacto de la pandemia.
Comentaron además, que durante la emergencia algunos sectores de la población, con recursos para hacerlo, salieron de las ciudades a pasar el tiempo en propiedades vacacionales rurales o segundas residencias, con mejores condiciones espaciales en cuanto a separación, aireamiento y soleamiento.
Pero describieron que esta no fue una opción viable para la mayor parte de los ticos y que por eso es tan importante el desarrollo de nuevas estrategias para centros urbanos con grandes densidades de población.
Una de las principales necesidades, dijeron, es la ampliación de espacios públicos, ya que son fundamentales para la salud humana porque posibilitan que la gente cuente con áreas para el uso colectivo y masivo.
Como ejemplo mencionaron que las opciones residenciales tipo condominio, cada vez invierten más en oferta de amenidades como terrazas, piscina, casa club, senderos, zonas verdes y demás.
Sin embargo, destacaron que esto también es necesario en proyectos de vivienda financiados con subsidio del Estado, ya que se trata de casas con áreas de construcción de entre 40 y 50 metros cuadrados, y lotes de zonas reducidas que rondan alrededor de 100m² a 120m².
“Es por tal razón que se considera sumamente importante que estos proyectos incorporen áreas comunes para suplir la falta de espacios en las áreas privadas”, afirmaron los investigadores.
Proceso de densificación
De acuerdo con el informe, en los últimos años uno de los temas de discusión sobre el desarrollo urbano del país ha girado alrededor del proceso de densificación.
Algunos cantones han abogado por incentivos para aprovechar la inversión pública y privada ya existente en las ciudades, con el fin de promover la construcción vertical en proyectos populares o de altos ingresos.
No obstante, los académicos consideraron que la pandemia debe servir para repensar aún más en el modelo de ciudad y las alternativas residenciales que se venían impulsando.
Principalmente, porque se ha relacionado a los asentamientos más densos con riesgos más altos en cuanto a la propagación de enfermedades como la covid-19, lo que ha provocado un fenómeno a partir del cual, las ciudades se han dispersado como respuesta efectiva a los brotes de males infecciosos.
El problema está en que, según los autores del estudio, las zonas verdes y áreas comunales en espacios residenciales oscilan entre un 10% y un 20% del total del área a construir.
“Un principio básico del urbanismo ha sido que, a menor espacio privado, mayor espacio público. Esto se debe aplicar en los proyectos residenciales, trátese de proyectos tradicionales o en la modalidad de condominios, en los cuales por ley es obligatorio la reserva de ciertos espacios para actividades de esparcimiento”, consignaron en el informe.
Rediseñar la ciudad
Algo positivo que rescataron los investigadores es que la pandemia abrió la puerta para pensar en una reconversión hacia las ciudades de cercanía, con un adecuado equilibrio entre la densidad y la apertura, que cuenten con más espacio libre y áreas verdes.
Insistieron en que se deben apoyar las políticas que promueven el transporte sostenible y activo (caminar o ir en bicicleta), de manera que esto genere una mayor facilidad de movimiento de las personas en períodos de restricción, sin necesidad de tener que hacer uso de un vehículo o un transporte público.
También señalaron que se debe apostar por entornos urbanos fraccionados, que faciliten un acceso rápido a todo lo que sus ciudadanos puedan necesitar, con una planificación urbana más táctica, que se enfoque en el diseño de espacios públicos que permitan facilitar el distanciamiento social.
“Los barrios en la medida de lo posible deben ser autosuficientes y sostenibles, accesibles desde otros barrios, lo cual propone el modelo de ciudad policéntrica, con una equilibrada mezcla de usos en cada vecindario, que le permita a los vecinos tener acceso a todo lo que se requiere a pie, sin tener que recurrir obligatoriamente al uso de medios de transporte motorizados”, argumentaron.
Por último, destacaron que se debe tener presente que el espacio público hoy más que nunca no es un lujo, sino una necesidad, que sin duda aliviará tensiones y mejorará la calidad de vida de toda la población.