Más de 70 personas participaron en un voluntariado para clasificar las conchas y caracoles marinos que fueron decomisados a los turistas en el aeropuerto internacional Juan Santamaría.
El objetivo era separarlas de la basura y otros materiales ajenos al ecosistema marino para que, después de un análisis científico, estas puedan regresar al mar. Este voluntariado es parte de la campaña De vuelta a casa.
Los participantes separaron 1.800 kilos de conchas. Esta cantidad corresponde a lo recolectado en el aeropuerto entre agosto de 2024 y marzo de 2025.
Los voluntarios fueron personal de aerolíneas, operadores de servicio en tierra, concesionarios comerciales, el cuerpo de bomberos del aeropuerto, funcionarios del Órgano Fiscalizador y de Aeris, gestor de la terminal.
Luego de esta separación, estas especies serán clasificadas según sus características, en los próximos meses, por voluntarios de Fifco. Después de eso serán devueltas al mar con el acompañamiento técnico y científico de otras instituciones aliadas, como el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
Conchas que regresan al mar
El aeropuerto Juan Santamaría trabaja directamente en la primera parte de este proyecto. Su rol incluye la recepción, almacenamiento y entrega del material. De esta forma se asegura la trazabilidad y se garantiza que no se desechen, sino que puedan reintegrarse de forma segura a su entorno natural.
¿Por qué esto es importante? En primer lugar, ninguna concha o caracol marino debería dejar su hogar. No obstante, es normal que turistas, tanto nacionales como extranjeros, quieran ver la belleza en sus hogares y se las lleven de la playa.
Pero las conchas no son souvenirs. Por ello, sacarlas de su hábitat es ilegal.
Yolanda Camacho, bióloga de la Universidad de Costa Rica (UCR) subrayó que la extracción de estos objetos marinos favorece la erosión acelerada: al reducirse la presencia de conchas, las playas pierden estabilidad estructural, y son más vulnerables a fenómenos climáticos extremos y al aumento del nivel del mar.
Además, este problema también trae consigo una alteración de hábitats marinos, ya que las conchas cumplen un rol clave en la formación de estructuras calcáreas, fundamentales para organismos como los corales.
También la extracción indiscriminada de conchas produce pérdida de refugios para especies como los cangrejos ermitaños, esenciales para la cadena alimenticia local, quienes dependen de las conchas como refugio.