Ver un mágico atardecer, aventurarse en la selva tropical o visitar una catarata de aguas cristalinas luego de recibir lecciones virtuales, son parte de las actividades que los jóvenes estudiantes extranjeros pueden realizar en Costa Rica.
Esas fueron algunas de los atractivos que enlistó el prestigioso diario estadounidense The Wall Street Journal en un artículo publicado el viernes, en el cual catalogó al país como una alternativa para que los jóvenes puedan disfrutar de un destino turístico al tiempo que estudian, de manera digital, por la pandemia.
Según el periódico neoyorquino, el hecho de que los estudiantes aprender a la distancia, sin interacciones sociales dentro de la casa, podría afecta su estado mental. Por eso propone a los padres darle un respiro a sus hijos y enviarlos a Costa Rica.
Para hacer esa propuesta, el medio tomó como referencia el testimonio de expertos y de padres que han tomado esa decisión, quienes resaltan una serie de beneficios que ofrece el país para realizar ese nuevo tipo de turismo.
“¿Aprendizaje a distancia desde una selva tropical? Para mí, fue sencillo”, dijo la educadora de salud Julie Dubrouillet al diario, sobre un programa de un mes en Costa Rica, ofrecido por CIEE, institución que brinda estudios en el extranjero e intercambio intercultural, desde su sede en Portland, en el estado de Maine.
Esa educadora envió, al país, a su hijo Clement Colwell, de 17 años, luego de que la pandemia impidiera que el joven viviera las actividades de su año de graduación.
Según describió, los jóvenes desarrollan sus trabajos escolares junto a otros estudiantes, tras ser sometidos a serios protocolos de salud, como realizar cuarentena y pruebas para descartar la parecencia de la covid-19.
Ese programa hospeda a los jóvenes dentro de 150 acres, en medio del majestuoso bosque nuboso de Monteverde, donde cuentan con un campus y dormitorios.
A sus alrededores, los estudiantes pueden observar colibríes, monos, osos perezosos, entre otras especies silvestres.
El diario también contó con el testimonio de Maia Rose Hess, una joven estudiante de Biología que visitó el territorio nacional.
Esa estadounidense, de 18 años, narró como disfrutó practicar actividades como fútbol, tocar la guitarra, rellenar los comederos de los colibríes, ver las puestas de sol con sus compañeros del programa, hacer caminatas alrededor del bosque nuboso de Monteverde y visitar cataratas.
Por su parte, Eithan Knight, fundador de Gap Year Association, ubicada en el estado de Oregón, dijo a The Wall Street Journal que para este 2021 los padres parecen abiertos a planificar viajes de estudio a lugares más cercanos a su hogar.
“Junto con Hawai, Costa Rica se está convirtiendo en un destino importante”, señaló Knight.
Insistió en que una de las ventajas es que, si hay una evacuación debido a la pandemia, no es complicado trasladar a los estudiantes, ya que en pocas horas pueden estar en sus hogares.
Cuando Costa Rica abrió sus fronteras grupos como Carpe Diem, Education First y Outward Bound Costa Rica lanzaron nuevas ofertas. Este último comenzó con un programa de dos cápsulas para estudiantes estadounidenses, de 16 a 18 años.
Brynna Rao, encargada de comunicación de Outward Bound Costa Rica, explicó que los jóvenes que vienen, realizan diversas actividades como caminatas y certificaciones al aire libre, al tiempo que aprenden español.
El diario neoyorquino también mencionó otras organizaciones con opciones innovadoras, como Friends International, que enseña habilidades de liderazgo y construcción de comunidad desde las montañas de Pérez Zeledón.
En este lugar, en medio de una reserva natural, un albergue acoge a los jóvenes con la visión de crear cambio positivos en las comunidades.
Costa Rica mantuvo cerrada sus fronteras durante los primero meses de pandemia. No fue hasta noviembre del 2020 cuando permitió el ingreso de extranjeros.